Aunque en este sexenio el primer mandatario no ha tomado la bandera en el discurso del combate a la inseguridad y la violencia, y lo ha cambiado por el del gobierno reformador, eso en la realidad no quiere decir que el país tenga severos problemas de criminalidad y de seguridad.
Pero si hemos sentido miedo de los delincuentes que nos roban a mano armada, nos secuestran –aunque sea de manera virtual o por unos momentos–, nos quitan pertenencias cuantiosas o simplemente nos quitan la tranquilidad, ahora tememos también a las estrategias gubernamentales y al espíritu reformador y recaudador, sin verdaderos ecos en el mejoramiento de la economía de la sociedad.
Más allá de las cifras, lo cierto es que los mexicanos insertos en la economía formal, sentimos terror ya hasta de gastar lo que tenemos y lo que no. No vaya a ser que el órgano recaudador nos expíe hasta en nuestras compras; mismas que por cierto, cada vez son menores debido a que el poder adquisitivo se ha ido mermando por igual.
El reporte de la Comisión Bancaria y de Valores (CNV), así como del sector empresarial y de comerciantes es que a partir de este 2014, los consumidores han aumentado sus pagos en efectivo y han disminuido de manera significativa los pagos con los plásticos de crédito bancario. Más allá de las explicaciones del gobierno federal desde el ámbito hacendario y económico sobre la causa de este comportamiento, el hecho es que a partir del primero de enero de 2014 en que entró en vigor la nuevo reforma fiscal, el consumidor ha modificado sustancialmente sus prácticas, al grado que la economía en el día a día –no en los números maquillados–, está prácticamente estancada.
Habrá que citar que la reforma fiscal en cuanto a la nueva Ley de Impuestos sobre la Renta, señala que los pagos que realizan las personas físicas con tarjeta de crédito, se asumirán como ingresos que el contribuyente deberá declarar.
Para que el cobro de impuestos sea redituable para todos, el gobierno debe encontrar la fórmula para que de manera expedita y sin una política de terror, la base de contribuyentes se amplíe. Pero con estas medidas, y ante la precariedad de la economía, el círculo virtuoso proyectado se vuelve en realidad en círculo vicioso.
Acta Divina…El art. 91 de la Ley de Impuestos sobre la renta: “… los pagos que las personas físicas efectúen a sus tarjetas de crédito se asumirán como ingresos que el contribuyente deberá declarar por lo que, en su caso, pagará el impuesto correspondiente”.
Para advertir… Quienes se animan a proponer al gobierno federal simuladores accesibles sobre el pago de impuestos.
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