“A Fidel Castro no lo absolverá la historia”
-Vargas Llosa
No, a Fidel Castro no lo absolverá la historia, al menos no la historia contada por la derecha, neoliberales, capitalistas, neoconservadores, banqueros, sionistas, empresarios multimillonarios, iglesia y gerifaltes del nuevo orden.
A Fidel Castro lo absuelve desde hoy la realidad, la actualidad, lo reivindican millones de pobres, hambrientos, deudores, ignorantes, muertos, enfermos, desplazados y marginados causados por la ambición de unos cuantos grupos que sólo conocen de imposición, guerras e intereses.
Es curioso, las mentes más celebradas en México tratan denodadamente de encontrar una justificación a la situación de empobrecimiento y corrupción en el país por más de 73 años consecutivos, los intelectuales orgánicos hacen tejidos infinitamente retorcidos de razonamientos para engañar a todos sobre un México feliz y de buena vibra, los gobernantes continúan ensañándose con el pueblo a punta de pistola, los políticos medran con la ignorancia e indolencia del pueblo, la curia romana manipula las voluntades de su grey y los grandes empresarios se llenan los bolsillos utilizando a todos los anteriores para conformar la casta dorada mexicana, todo lo anterior mientras en una pequeña isla, de no más 109,884 km2 y 11 millones de isleños, ha muerto quien durante 60 años mantuvo una férrea y exitosa oposición al imperio Norteamericano situado a tan sólo 180 km. de distancia por mar.
México, un país con 1,964,375 km2, cerca de 120 millones de habitantes y una frontera de aproximadamente 3,000 km con los Estados Unidos de Norteamérica, ha sufrido una historia compartida con Cuba, nuestra cercanía con el imperio ha sido prácticamente una maldición para el pueblo cubano y el pueblo mexicano, eso es lo que verdaderamente nos hermana.
Ambos hemos sufrido la conquista española, sufrimos esclavitud, adoctrinamiento y aniquilación esgrimidos por la impúdica mancuerna corona española-iglesia romana. México y Cuba han sufrido la doctrina Monroe y el expansionismo gringo de igual manera, pero en algún punto hace 60 años un grupo de revolucionarios se opuso al Imperio y lamentablemente México no participo de aquellos ideales.
A diferencia de nuestra revolución mexicana, la revolución cubana se llevo a cabo con todo éxito.
Hasta 1959 Cuba era prácticamente el putero de los gringos, un territorio virgen donde hacer cera y pabilo, un gobierno títere permeado por el capitalismo, un sitio donde el gobierno estadounidense y las mafias, principalmente la italo-americana, que cobijaba, tendían sus redes sin ningún recato, antes de la década de los 50s había más prostitutas registradas que obreros en la isla. El gobierno de Batista, triste ejemplo antecedente de gobiernos mexicanos contemporáneos, experimentaba como sus bolsillos se llenaban de dólares y su propia casta dorada crecía y se enriquecía a costa de un pueblo entero que sufría las consecuencias de una colonización estadounidense criminal.
Como en el México actual, solamente un grupo muy selecto de familias podían sentir la buena vibra y gozar de la mieles del capitalismo, eran familias de cubanos descendientes de españoles, criollos, y al igual que en México la discriminación era pan de cada día, los mulatos, negros y alguno que otro mestizo eran la carne de cañón de este desarrollo y destino turístico. Estados Unidos trataba a Cuba como a México, como sus putas.
La Revolución Cubana dio por terminado este trato, al menos para Cuba, Fidel Castro y compañía, es decir millones de cubanos, dijeron ¡basta y de inmediato mandaron a chingar a su madre a los putos gringos!, y si a un servidor le place escribir tal oración, ¿imagine el amable lector lo que el hecho mismo provocó en Cuba?, obviamente miles de cubanos de la casta dorada salieron de Cuba para nunca regresar, y en lugar de vivir para explotar a sus hermanos emigraron a USA para, con ayuda de los gringos, lamerse las heridas mientras tiraban mierda desde Florida a sus antes esclavos.
Y no es poca cosa congratularse de ese pasado, hoy día en un México dependiente, sin soberanía ni autosuficiencia, hay mexicanos quienes se preguntan ¿cómo llegamos los mexicanos a esto? pues simplemente poco a poco.
Mientras Cuba se aliaba con el otrora poderío bipolar, la URSS, México se empinaba presuroso ante el Tío Sam, Cuba edificaba una estructura social propia, México intentaba arremedar el “american way of life”, mientras Cuba trabajaba en su autosuficiencia alimentaria, educativa y sanitaria, en México se anhelaba migrar a gozar las mieles de un capitalismo “idílico”.
Así en México nuestros gobiernos construyeron las bases de una de las mayores y más vergonzantes entregas de una nación ante un imperio. Cuba por su lado enfrentó al Imperio, le enfrentó sola cuando la Unión Soviética colapsó, la enfrento en solitario mientras decenas de países le seguían besando el culo a los gringos en la ONU, enfrentó un bloqueo comercial genocida, guerra convencional, amenazas y atentados, terrorismo y una andanada inigualable de propaganda mediática auspiciada por USA y “gusanos” cubanos exiliados, iracundos por haber perdido su reino dorado en la isla.
Aquí en México, solamente nos atrevimos a admirar tímidamente, enmudecidos, como una Isla despreciaba con valor al mayor poderío moderno, silenciosamente miles de mexicanos soñaban con la oportunidad para maldecir y correr a esos cabrones que nos prostituyeron, rentaron y vendieron, gobernantes, políticos nacionales y extranjeros.
En Cuba se dieron ese gusto, y tan se lo dieron que los resultados hoy después de 60 años es concreta, 100% de alfabetización, 1.9% desempleo, igualdad de genero total, discriminación racial prácticamente abatida, una esperanza de vida de 77 años y un médico por cada 140 habitantes, educación gratuita, y hablo de gratuita totalmente, no se paga luz, no se paga renta y la canasta básica alimenticia es procurada al 100% por el estado haciendo énfasis en los niños, los índices de criminalidad son los más bajos del continente americano, no existen los cinturones de miseria, ni tampoco las imágenes de pobreza extrema tan acostumbradas por nosotros los mexicanos, la mortalidad infantil es prácticamente inexistente, mucho menos el problema del narcotráfico azota a sus habitantes, lo anterior no lo escribo por leerlo en un informe o en una página web, que los hay y bien documentados, lo escribo porque tuve personalmente la fortuna de conocer a cubanos de la isla que por motivos profesionales visitaron México y me hicieron el honor de convivir con mi familia en diversas ocasiones, todos ellos cultos, respetuosos, críticos pero sobre todo abiertos y poseedores de una alegría inigualable, sólo semejante a la del veracruzano.
De ellos y sus experiencias me atrevo a escribir; recuerdo especialmente el testimonio de una hermosa cubana, jovencita de no más de 26 años, de piel oscura, casi negra, quien con carácter y convicción declaraba ¡de no ser por la revolución cubana yo no tendría universidad, ni trabajo, ni orgullo, sería una prostituta!
Otra cubana, de aproximadamente 40 años, me dijo años antes, cuando el entoloachado nacional era candidato, “Vicente Fox es engendro de Salinas de Gortari, es un pendejo y llevará a Mexico a un desastre en el futuro”, ¡carajo, cuanta razón tenía!
Debo admitir que también hubo comentarios antagónicos, un cubano ya entrado en años que se quejaba de la alimentación en Cuba y las raciones de comida, basta apuntar que pesaba alrededor de 90 kg con 1,70 m de estatura y que sus propios compañeros le catalogaban como el sinvergüenza ambicioso del grupo, el gandallita como dice mi padre.
Por todo lo anterior cuando leo a pendejos como Calderón, Fox, Krauze, Zukermann, Vargas Llosa, Donald Trump, Jorge Ramos, etc, congratulándose por la muerte de un verdadero estadista, me pregunto como hicimos para abrevar en México de tanto “hijoeputa”.
Pendejos que se llenaron la boca condenando la falta de libertad en un país como Cuba, pero jamás condenaron el embargo criminal de un imperio sobre un pueblo qué, al inicio de su revolución, quería otro rumbo. Pendejos que ahora hablan de una dictadura cuando latinoamérica ha estado sujeta a los caprichos de un sólo país por espacio de 190 años, desde la doctrina Monroe.
Pendejos que enmudecen ante los derechos humanos quebrantados por el capitalismo, el neoliberalismo, el neoconservadurismo y la globalización, pendejos que no saben lo que es morir lentamente, sin dignidad, con hambre, con odio contenido y sin más futuro que deudas y más deudas ante gobiernos armados hasta los dientes, por ese imperio y gerifaltes que promueven la violencia del ser humano contra el ser humano.
Pendejos que no tienen madre pero si un padrote que les prostituye a cambio de sus consciencias. Pendejos que creen que mantener la unidad de un pueblo ante el acoso de un imperio solamente requiere de buena voluntad, buena vibra, pasividad e indolencia ¡y la entrega de todo, todo lo que el pueblo tiene para regalarle a los gringos!, como ha sucedido en México.
¡Qué más hubieran deseado estos “ojetes” que ver a Cuba arrodillada ante la oligarquía mundial!, que las hijas de Cuba fueran las putas de los millonarios anglosajones, que los hombres cubanos fueran serviles empleados de industrias contaminantes, obreros y campesinos explotados de factorías “Fruit company”, ignorantes, jodidos y esclavizados, que los niños de Cuba se educaran con la caja idiota y fueran futuros consumidores, deudores, drogadictos, asesinos, criminales a la entera disposición de la mafias y gobierno, que los ancianos muriesen de hambre y soledad abandonados en la loca carrera por el inalcanzable bienestar económico “made in USA”, que otra cosa desearían esta clase de mierdas que el color de la piel siguiera dictando el estatus social, que más hubieran querido estos malparidos que ver a cientos de miles de madres cubanas llorar las muertes de sus hijos y esposos a manos de intereses extranjeros, que más hubieran querido estos descastados que tener una hermosa villita paradisiaca a orillas del mar en una Cuba turística llena de cadenas hoteleras extranjeras a su entera disposición y al cobijo de la corrupción, depredación y explotación de los recursos naturales, entretanto ellos, esos vendepatrias, lanzarían panegíricos a sus amos.
La muerte de Fidel Castro no sólo marca el final de una era, sino el inicio de una repotencialización del ideal libertario de Martí, Bolivar, el Che, Chavez y Fidel Castro.
Eso es lo que temen y asusta a la oligarquía mundial, la muerte de Fidel Castro reaviva el reconocimiento de nuestra identidad y dignidad latinoamericana, la lucha de los pueblos ante la opresión de los imperios y la ruta a seguir.
Ya hubiéramos querido a un Fidel Castro y a un Ernesto Che Guevara, el primero mandando al carajo a los putos gringos y el segundo llevando a paredón a tanto hijo de perra apátrida que nos agobian desde el poder. Ya me imagino a decenas de miles de mexicanos güeritos y millonarios autoexpatriados exigiendo la muerte del Fidel y el Che mexicanos, gusanera tlaxcalteca oculta cobardemente desde USA y arropados por sus verdaderos amos.
¡Viva Ernesto Che Guevara! ¡Viva Fidel Castro!
-Victor Roccas
Y tu que has aportado a la humanidad?? No creo que mucho!
Exactamente lo mismo que usted, pero ello no me impide expresar mi opinión y mucho menos la condiciona a usted para leerla y expresar libremente su respetable opinión. Gracias.