En la Ciudad de México existen cada vez más edificaciones sustentables que están diseñadas y construidas para ser habitables, saludables, seguras, accesibles y equitativas, con el fin de reducir en lo posible los impactos negativos de la contaminación sobre personas y en el medio ambiente.
Entre los rascacielos que deslumbran en el Paseo de la Reforma, la Torre Diana, de Fibra UNO, es un ejemplo de un edificio sustentable por implementar estrategias de mejoramiento en eficiencia energética, reducción de consumo de agua, así como estar certificada con el Liderazgo en Energía y Diseño Ambiental (LEED por sus siglas en inglés).
El inmueble adquiere su nombre por la famosa Fuente de la Diana Cazadora, elemento representativo en la capital, comenzó a construirse en 2013 y fue inaugurado en 2015 con 33 pisos y 158 metros de altura.
El edificio fue diseñado con todos los estándares de eficiencia del mundo moderno, con energías renovables, ahorros de agua y materiales de menor impacto ambiental, lo que le valió obtener la certificación LEED Gold en 2018.
La Torre Diana cuenta con una planta de tratamiento de agua la cual permite que recicle el 100% de las aguas residuales dentro del edificio y se reusen en el sistema de aire acondicionado, para el riego de áreas verdes, evacuación de excusados, entre otros y además, puede ser autosuficiente y sobrevivir tres días sin consumir agua de la red pública.
También cuenta con tres subestaciones eléctricas, una planta de emergencia y su fachada está compuesta, en su mayoría, por cristal de alto desempeño óptico y térmico sobre mangueteria de aluminio anodizado natural y recubrimientos pétreos, por lo que las ventanas permiten el rechazo de calor, mantener la temperatura del aire, ayudan a un mayor ahorro de energía y permiten un máximo ingreso de luz natural.
De acuerdo con datos de Bioconstrucción, los edificios con certificaciones LEED alcanzan un ahorro promedio de 36% de energía, un 48% de menor consumo de agua, lo que infiere en un ahorro de 36% en el gasto de operación.
Su construcción y los elementos que la componen están diseñados para darle una vida larga, pues se buscó otorgarle un diseño perdurable aún con el paso de los años lo que le ha permitido convertirse en un ícono de la Ciudad de México.
Para hacer frente a emergencias como sismos tiene una estructura en forma de “L” que la convierte en una edificación estable y segura; mientras que en caso de incendio, las instalaciones cuentan con un sistema de bombeo, rociadores y válvulas, así como extintores con cobertura en todas las oficinas.
Además, los inquilinos tienen fácil acceso a los gabinetes contra incendios, equipados con extintores con cobertura total de las oficinas y las salidas de emergencia en cada piso están estratégicamente diseñadas para dar acceso a una escalera presurizada.
De igual manera, la Torre Diana cuenta con 20 elevadores de alta velocidad, eficiencia energética y finamente acabados, así como un sistema de control de destino. Cada cabina está equipada con la supervisión, control, distribución lógica y un sistema de visualización, que en conjunto proporcionan un control total de la programación y un análisis segundo a segundo de las operaciones realizadas.
Con este tipo de inmuebles se busca el desarrollo económico y social de la Ciudad de México, que cada vez requiere de más sitios sustentables y productivos para mejorar el medio ambiente, así como la calidad de vida de las personas.