CIUDAD DE MÉXICO, 10 de mayo (AlmomentoMX).- En México la tortilla representa uno de los principales productos consumidos a la hora de la comida, a cualquier hora se puede degustar en diversos platillos.
Sin embargo, este producto hecho a base de maíz nixtamalizado tiene un trasfondo algo oscuro, ya que en el VII Simposio Internacional de Producción de Alcoholes y Levaduras se dio a conocer que nuestro país importa aproximadamente 8 millones de Ton de maíz por año desde Estados Unidos, donde cerca del 70% de maíz sembrado es genéticamente modificado.
María Álvarez-Buylla Roces investigadora del Instituto de Ecología de la UNAM y fundadora de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad formó parte de un estudio donde se encontró que el 90.4% de las tortillas tenían rastros de maíz transgénico y cerca de del 30% contenían herbicida glifosato.
A gran escala se puede representar de la siguiente manera: Una persona consume aproximadamente 300 gramos de tortilla en cada comida por tanto el consumo en mayor cantidad representa un verdadero riego para la salud de la población.
En el caso de las harinas industriales se localizó un 100% de presencia de transgenes y comparado con la tortillas hechas de manera artesanal el rastro de material transgénico fue menor y el herbicida glisofato prácticamente era nulo.
La Organización Mundial de la Salud ha clasificado como posible cancerígeno al herbicida glisofato, y resulta alarmante el encontrar que este producto químico llegue a uno de los alimentos más consumidos en el país.
El material transgénico no afecta sólo la mesa del mexicano, ya que el maíz importado de Estados Unidos no contiene tantas fibras ni proteínas como el maíz nativo, además de carecer de calidad nutricional.
La solución para evitar que maíz transgénico se sirva en la mesa de los mexicanos está en los marcos regulatorios que deberían impedir la entrada de este tipo de productos.
AM.MX/fm
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