Eduardo Sadot
La estructura de la Iglesia Católica, como lo planteara Constantino el Grande, no permite los sacerdotes casados, ello para evitar el enriquecimiento y heredad a sus familias, igual que en las órdenes religiosas de monjas por el mismo motivo. Durante el papado de su santidad Francisco se opuso a las misas celebradas por mujeres. La Iglesia católica ha transitado “piano piano” despacio, muy despacio por el camino de la modernización, sus principios, a veces son una camisa de fuerza, que le impide adecuarse a los tiempos modernos, hace años costó mucho dejar las misas en latín, para las celebraciones en cada idioma de cada país.
Desde Copérnico y Galileo, prácticamente aceptar que la tierra es redonda, se institucionalizó, hasta la llegada del hombre a la luna.
El siglo XXI marcará un parteaguas en la humanidad, tan significativo y relevante como en su momento fuera el principio del renacimiento, hasta la historia moderna. Como en el renacimiento, hay muchas cosas y muchos indicadores que están cambiando la ruta de la humanidad, la inteligencia artificial, la crisis que se ve venir con las decisiones de Trump, el despertar del Dragón, las nuevas relaciones económicas en el mundo, no dudaría que se esté trabajando ya, desde ya, la sustitución del patrón dólar – tarea que se antoja imposible – pero la aparición de las criptomonedas la respuesta de la comunidad internacional ante las locuras de Trump, y la muerte del Papa que abriría un escenario diferente para la comunidad católica en el mundo.
En el vaticano hay una leyenda sobre la Papisa Juana e las que en realidad no hay evidencias históricas, salvo referencia populares inciertas, la leyenda sostiene que incluso dio a luz durante una procesión, otras historias si confirmadas, sobre el Papa Formoso juzgado después de muerto, en el llamado “sínodo del cadáver” cuyo cuerpo fue desenterrado para ser juzgado.
Son tiempos de mujeres, la irrupción de la mujer en el escenario mundial está cambiando la manera de ver al mundo, en diciembre de 2026 habrá cambios en la secretaría General de Naciones Unidas, cargo que ocupará por primera vez una mujer, que hoy por hoy labora en la UNESCO en París.
En el vaticano no puede darse el arribo de una mujer así nada más o solo por ser mujer, tendría que ser una mujer excepcional que no se alcanza a ver en el escenario del próximo conclave, en el perfil del nuevo Papa, para los tiempos que corren, no se ve el liderazgo en ninguna mujer, de los candidatos es más probable que puede sí, llegar por primera vez un afro-descendiente y hay dos muy destacados, pero también hay un italiano con muchas posibilidades, pero ya hemos escrito que si bien la inspiración divina por el espíritu santo puede guiar la decisión del conclave, si en ella se nombrara a una mujer, la iglesia tiene la justificación que puede ser consecuencia de la inspiración divina y hasta por intersección de la virgen María madre de Dios.
Seguramente los cardenales, viejos sabios, estaría en condiciones de dar el vuelco a la historia, pero no hay aún, una mujer visible para dirigir los destinos del Estado Vaticano. Pero eso solo Dios lo sabe.
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