La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Hay gobernadores que salieron más bravos que el pirata Lorencillo
Desde la administración de Miguel Alemán Velasco (1998-2004), se comenzó a incubar un déficit presupuestal para el pago de la nómina, principalmente en el área de Educación, lo que llevó al gobierno de Veracruz a una controversia con la Federación en busca de los recursos financieros, obvio, la demanda se perdió.
A esta circunstancia, tenemos que agregar el sistemático saqueo de las finanzas estatales, lo cual incluye la reserva técnica del Instituto de Pensiones, además del rezago en el pago de obligaciones al ISSSTE, IMSS y SAT, entre otras dependencias.
En términos prácticos, no podemos responsabilizar al gobernador Cuitláhuac García del desastre en que está convertida la Hacienda Pública local, no obstante, la responsabilidad para dar una solución definitiva al fenómeno cae en su ámbito de acción.
El asunto es muy sencillo: o se resuelve el entuerto o Veracruz se sigue hundiendo en la pobreza, lo que implica cancelar las oportunidades de desarrollo de millones de ciudadanos.
En este orden de ideas, don Cui le debe tomar la palabra al presidente López Obrador, que se siente mitad veracruzano, y pedirle un apoyo extraordinario de su gobierno, dado que a los problemas estructurales, hay que sumar la defraudación masiva que dejó a la entidad en la quiebra absoluta.
Es su turno gobernador, deje un legado realmente valioso, no sólo su presunta honestidad.