CIUDAD DE MÉXICO, 30 de agosto (Almomento MX).-El ritmo de crecimiento de la actividad económica del país parece haber comenzado a moderarse y es probable que esta dinámica se extienda a la segunda mitad del año. Así se infiere tanto de la estimación que anticipa una caída trimestral del PIB en el segundo trimestre, como del constante ajuste a la baja de los pronósticos de los especialistas del sector privado, de los que el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) forma parte.
La estimación oportuna del INEGI indica que durante el segundo trimestre el PIB habrá tenido una caída trimestral de 0.3%, la primera desde el mismo periodo del 2013, lo que significa que en términos anuales la economía tuvo un avance de solo 1.4%, que representa su menor ganancia desde el segundo trimestre del 2014.
Por su parte, como se aprecia en la más reciente encuesta realizada por el Banco de México, los especialistas del sector privado continúan ajustando a la baja sus pronósticos de crecimiento, en donde se anticipa que la economía crecerá solo 2.28% en todo el 2016, porcentaje que se mantiene dentro del rango estimado por el Banco de México de entre 2.0% y 3.0%, aunque por debajo del promedio esperado tanto por el Banco Central como por la Secretaría de Hacienda, que espera entre 2.2% y 3.2%.
Es claro que el balance de riesgos comienza a mostrar un mayor deterioro, ocasionando que la confianza tanto de empresas como de consumidores se mantenga en terreno negativo, lo cual puede en el corto plazo, incidir en el comportamiento de la inversión y el consumo.
El sector exportador mantiene resultados negativos, respondiendo por una parte, a la constante disminución de los precios y del volumen de exportación de crudo, y por otra, a la debilidad que sigue mostrando la actividad económica de los Estados Unidos, la cual no muestra señales claras de una recuperación importante en la segunda mitad del año, como lo advierte la posición de la Reserva Federal al no decidirse a incrementar las tasas de interés. Esto podría contribuir para que el efecto neto de las cuentas externas del país fuera negativo, como ya se observó en el primer trimestre del año, impactando en el crecimiento del PIB.
Por otra parte, a pesar de que los indicadores de ventas siguen mostrando un comportamiento favorable, el mercado interno, que se había ido consolidado como el principal motor del crecimiento, comienza a mostrar señales de un menor dinamismo, lo cual se refleja en el hecho de que en el segundo trimestre del año, el sector terciario se haya mantenido sin cambio respecto al periodo previo, de acuerdo con la estimación oportuna del INEGI.
Es factible que la depreciación del tipo de cambio, el aumento de los precios de gasolinas y electricidad en julio y agosto, así como del alza en las tasas de interés puedan tener efectos negativos sobre la inflación y el consumo en la segunda mitad del año. En julio la inflación reportó una variación anual de 2.65%, la más alta en los últimos cinco meses. Sin embargo, la inflación subyacente, que excluye los precios más volátiles de la economía y refleja de mejor manera la evolución de los precios se elevó a 2.97%, el porcentaje más elevado en los últimos 18 meses. La expectativa en este tema, es que los precios mantengan una tendencia ascendente, que de acuerdo con los especialistas del sector privado, podría cerrar el año en niveles de 3.20%.
El favorable comportamiento de las remesas familiares denominadas en pesos puede matizar el debilitamiento del consumo, aunque se debe tener en cuenta que para que su incidencia siga siendo significativa, el tipo de cambio debería seguir depreciándose. No obstante, los pronósticos indican que durante la segunda mitad del año la paridad se estabilizará en niveles inferiores a los 18.7 pesos por dólar.
Aunado a todo esto, habrá que considera el impacto que tendrán los bloqueos y actos vandálicos generados por el movimiento magisterial, tanto sobre la actividad productiva en diversas entidades del país, como en el bienestar de su población como consecuencia de la pérdida de empleos que afecta directamente el ingreso de los hogares.
La recuperación de las entidades más afectadas dependerá en buena medida de los apoyos que el Gobierno Federal esté dispuesto a ofrecer y de un programa de reactivación eficaz de su economía, lo que podría considerarse como una compensación ante el incumplimiento del estado de derecho que ha redundado en el aumento de los niveles de inseguridad, impunidad y corrupción, lo que a su vez ha elevado significativamente el riesgo para invertir.
Sin duda, el primer paso para poder reestablecer la dinámica productiva es hacer que se cumplan las leyes. Hasta el momento nuestro país se ha destacado por la fortaleza macroeconómica que ha logrado en los últimos años. Sin embargo, al mismo tiempo se ha descuidado la tarea de fortalecer el estado de derecho, al grado de que se percibe una enorme deficiencia en la capacidad de gobernar con la ley.
Para lograr un ritmo de crecimiento sólido y sostenido que propicie la creación de empleos formales y mejor remunerados, es fundamental que la actividad económica se lleve a cabo en un entorno de seguridad y certidumbre para los negocios, de otra manera la inversión no fluirá como se requiere, e incluso ante la inseguridad en las reglas del juego como se vive actualmente en México, es factible que los inversionistas busquen lugares más seguros, e incluso algunas empresas decidan cerrar sus puertas y trasladarse a otras entidades o países.
En este entorno, es indispensable tomar medidas inmediatas que eviten que las acciones del magisterio sigan deteriorando la actividad económica no solo del sureste, sino de todo el país. En este contexto, es vital terminar con los bloqueos, destrucción de equipos y cierre de escuelas. La población requiere fuentes de empleo que le genere ingresos, pero también necesita un sistema educativo de calidad.
Se debe tener presente que la fortaleza macroeconómica debe complementarse con un estado de derecho eficiente.
AM.MX/fm
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