Foto: Diario.MX
CIUDAD DE MÉXICO, 17 de enero, (AlMomentoMX).-
Dr. Armando Roque*
En México existen las terapias necesarias para poder superar la mayoría de los factores por los cuales no se logra un embarazo. En la actualidad se sabe que los riesgos al concebir un hijo por medio de reproducción asistida no son diferentes a cuando son concebidos naturalmente. Desafortunadamente, todavía hay desinformación y temores sin fundamento que inhiben que las parejas se acerquen a este campo de la medicina.
Algunas complicaciones que en el pasado fueron asociadas a la reproducción asistida, como los embarazos múltiples, los nacimientos prematuros o los nacimientos con bajo peso se llegaron a registrar en las primeras etapas de la historia de este campo médico, en los años 80s y 90s del siglo XX, pero se han corregido y sus tasas han disminuido constantemente desde el año 2000. Otras complicaciones como el autismo, no cuentan con elementos científicos suficientes que demuestren una asociación con los tratamientos de reproducción asistida.
Las técnicas de reproducción asistida hacen un símil del proceso natural, esto significa que los riesgos previos a un tratamiento de este tipo no aumentan ni disminuyen por la técnica, de ahí la importancia de la consulta pre concepcional, es decir, cuando se planea el embarazo. Si una paciente tiene probabilidad de presentar presión arterial elevada durante un embrazo, este no se modifica si la fertilización ocurrió de manera natural o con técnicas de reproducción asistida, sin embargo algunos genes especificos asociados a la enfermedad sí pueden ser detectados. El declive reproductivo dado por la edad de la mujer no puede ser completamente compensado.
Baja y alta complejidad
Para contrarrestar muchos de los temores e ideas equivocadas que hay acerca de las técnicas de reproducción asistida, en el Centro Mexicano de Fertilidad Dr. Alberto Kably lo primero que se hace es aclarar qué factores pueden o no ser corregidos mediante las técnicas de reproducción y cuáles son las posibilidades de éxito para cada caso.
En segundo lugar, es útil dar algunos ejemplos de abordajes y técnicas que se usan: desde las menos complejas hasta las más avanzadas según lo requiera cada caso. Los tratamientos de baja complejidad son todos aquellos que no requieren llegar a una fertilización In Vitro, por ejemplo inducir la ovulación de la madre, plantearle a la pareja una programación o un calendario para tener relaciones sexuales o hacer una inseminación intrauterina. Los tratamientos de alta complejidad corresponden a la fertilización In Vitro y sus modificaciones.
“¿Mi hijo va a nacer sano?” es la primera pregunta que se hace una paciente cuando acude a solicitar ayuda con técnicas de reproducción asistida. La respuesta es que las técnicas de reproducción asistida hacen un símil del proceso natural. Con ellas se eleva la probabilidad de lograr un embarazo, pero no corrigen todos los factores preexistentes en los padres. En la actualidad no existe medicina basada en evidencia suficiente que asocie directamente a las técnicas de reproducción asistida con la aparición de enfermedades en la madre o en sus hijos.
*El autor es especialista en Ginecología y Obstetricia. Cuenta además con la subespecialidad en Biología de la Reproducción Humana y es el coordinador clínico del Centro Mexicano de Fertilidad “Dr. Alberto Kably” del Hospital Ángeles Lomas.
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