A mediados del siglo anterior, los teóricos de la universidad gabacha de Notre Dame no sólo construyeron el Frankenstein de Augusto Pinochet, ensalzado como el estadista que le hacía falta a América Latina, sino que sus ondas neoliberales y fiebres privatizadoras, ejecutadas con saña por nuestros vendepatrias causaron daños mucho mayores que la represión chilena.
Nos han conducido a la rebelión de los pobres, al hambre de los miserables, a la extinción del Estado benefactor y a los umbrales de la guerra civil permanente en nuestros pueblos, con los saldos de las víctimas de siempre y los resultados favorables a sus verdugos. Es indecente observar cómo el relajamiento y abandono de las funciones estatales son sustituidas por quienes aprovechan el vacío para sembrar el caos y la ganancia exclusiva.
Innumerables listas de agravios se derivan de la abstención estatal, provocada por intereses dañinos a la población. Listas interminables de sentenciados, cuerdas de reclusos sin fin, agendas de problemas que ya nunca tendrán solución posible, países condenados a la extinción y a la pérdida de soberanía, gracias a mentecatos que nunca supieron qué hacer con el poder conferido, salvo entregarlo al peor postor.
Cuando los poderes de un Estado abandonan sus capacidades normativas, sus posibilidades de coacción, y sus resortes jurídicos para enfrentar el futuro, sobran quienes sustituyan las funciones de una manera artificial pero consentida por los regímenes políticos entreguistas al poder económico. Ejemplos de esta actitud sobran en México.
Demoledor golpe de salinistas, zedillistas, foxistas, calderonistas y peñistas
Desde hace cuarenta años, importantes organizaciones y estructuras administrativas del Estado que incidían favorablemente en el consumo y el gasto popular fueron trasladadas a los sectores privados nacionales y extranjeros, se convirtieron monopolios públicos en privados, se mermó la capacidad rectora para rendir culto a las variables macroeconómicas.
Entre ellas, en pro del proceso de desregulación-privatización, se abandonaron consecuentemente las medidas atenuantes, como los seguros de desempleo, financiamientos colaterales al despido, mejores mecanismos de ahorro y capitalización y la posibilidad de aplicar modelos laborales sustitutos, como en todo el mundo.
El golpe de salinistas, zedillistas, foxistas, calderonistas y peñistas ha sido duro, demoledor para el crecimiento, la igualdad y, lo que es peor, la gobernabilidad. La pregunta básica : ¿cómo organizar al Estado para perfeccionar a la Nación? se convirtió en algo como enseñarle un tostón a un puerco.
Violencia, sangre y muerte son la mortaja de un México de podredumbre
El régimen tocó fondo, el viejo presidencialismo autoritario dejó de ser algo más que historia. La economía exportadora fracasó, el producto nacional bruto se juega en las computadoras encriptadas de la Bolsa de Valores, el designio del narcotráfico y las cuentas ficticias del gran capital financiero especulativo.
Con sobrada razón muchos compañeros de la prensa independiente han señalado que la violencia, la sangre y la muerte son la mortaja de un México de podredumbre, corrupción, crimen organizado de pandillas e institucional que se agravan conforme transcurren estos días de siempre.
Incluso, para las transacciones y el comercio o consumo particulares, los mandarines de turno han puesto al país en manos de la delincuencia, como acontece entre los millones de mexicanos que caen en las garras del Buró de Crédito, una figura de la empresa privada convertida en institucional por nuestros secretarios de Hacienda Carstens, Videgaray y Meade. Un asalto en despoblado para beneficiar carteras gordas.
En manos de otra delincuencia organizada y permitida por el gobiernito
Quien tiene la desventura de ser parte de la lista negra del famoso Buró de Crédito, por no haber cumplido con algún contrato leonino de telefonía celular, por clonación o por estar retrasado en los réditos de más del 100% anual que le cobra alguna tienda departamental o distribuidora gabacha de automóviles, está irremediablemente en manos de la delincuencia organizada y permitida por el gobiernito que sea.
Pero, como decía Jack El Destripador de Whitechapel en el East End londinense, vamos por partes: La Condusef define al Buró de Crédito como una sociedad de información orientada a revisar el comportamiento de los usuarios. Es decir, una empresa particular con una concesión federal que tiene acceso a los datos privados de toda persona física y moral que se ostente como tal.
Esta información de marras puede ser vendida por el Buró a otras empresas comerciales, del tipo que sea, y prejuzga si la persona investigada es o no sujeta de crédito por su historial de referencia. No juzga sobre conductas o circunstancias, sino sobre datos fríos.
Simplemente recaba información de las empresas o corporativos afiliados, como lo son las telefónicas, bancarias, tiendas departamentales, distribuidoras de autos, bienes y servicios, y depende de la buena o mala fe para decidir si usted es un feliz mortal o ha entrado en las cavernas del descrédito.
Descrédito, sin ser oídos ni vencidos ante autoridad competente
Con la actitud del Buró de Crédito y la información otorgada por los bancos y empresas a éste se desacredita y afecta la honorabilidad de los ciudadanos, sin ser oídos ni vencidos ante autoridad competente, se vulnera el secreto bancario y financiero regulado por la Ley General de Instituciones de Crédito y se comete una barrabasada anticonstitucional.
Un particular con licencia del Estado juega con la deshonra de los ciudadanos y rinde pleitesía a empresas deshonestas en perjuicio de los mexicanos y de sus garantías constitucionales de audiencia, defensa, legalidad y seguridad jurídica. Es decir, se cae en los supuestos del artículo 22 Constitucional, afirman con justa razón eminentes juristas como José Alberto Sánchez Nava.
Toda vez que la Carta Magna prohíbe las penas de mutilación, infamia, azotes, palos y tormentos de cualquier especie, la multa excesiva, la confiscación de bienes y cualesquiera otras penas inusitadas y trascendentales, como las contenidas en el ilegal Buró de Crédito.
Particulares ejercen actos de autoridad que invaden la esfera jurídica
Es patente que los informes que afectan la esfera jurídica de los gobernados marcados con la infamia del Buró de Crédito sostenido por los secretarios de hacienda de Fox, Calderón y Peña Nieto pueden ser recurridos en amparo cuando los particulares se subrogan en atribuciones que no les corresponden.
Ejercen actos de autoridad que invaden la esfera jurídica de los ciudadanos mexicanos. Es indudable. Como tales, deben responder cesando de inmediato los efectos perniciosos, impuestos por autoridades que reaccionan como los puercos cuando se les enseña un tostón. Es inadmisible que este tipo de vejaciones anticonstitucionales, prohibidas en todo el mundo civilizado se estén ejecutando en el México entreguista de nuestros días.
Aprendices de financieros que compran títulos patito en el extranjero
El Buró de Crédito forma parte de la lista de infamias inaceptables que padece nuestro pueblo, ejecutadas por supuestos aprendices de financieros que a cada rato compran títulos patito en el extranjero para ostentarse como funcionarios galácticos.
¿Para eso quiere el poder Meade?
¿Usted votaría por él?
Índice Flamígero: La más reciente encuesta telefónica levantada por Indemerc –a mi juicio, la más seria de las empresas de su tipo– muestra un avance de AMLO en las preferencias electorales, quien en enero tenía el 46.3% de ellas y en febrero alcanzó ya el 48.4%. Coincide este ejercicio demoscópico con la mayor parte de los levantamientos al colocar a Ricardo Anaya en segundo lugar, pero no tanto como publican las encuestadoras afines al PAN, pues habría pasado de 17.8% a 23.2%, la mitad de lo que se adjudica a López Obrador. José Antonio Meade, como en el tango, sigue “cuesta abajo en su rodada”, pues de 17.7% que tenía en enero, cayó casi 2 puntos porcentuales que lo colocaron con 15.9% de intención del voto a su favor. + + + A propósito del “helicopterazo” del viernes anterior, desde Oaxaca, don Rubén Mújica Vélez nos relata sus “experiencias en estas tierras que para muchos burócratas y politigrillos son de ‘apaches’ y en donde la vida de un indígena o de 14 ¡no valen nada!: 1.- Ing. Jorge Tamayo siendo vocal ejecutivo de la Comisión del Papaloapan decidió viajar en helicóptero desde la cuenca. El piloto le informó que no había condiciones para volar. la terquedad de Tamayo se impuso. ¡Era el jefazo! Levantaron el vuelo y a poco rato se desplomó en las estribaciones de la Sierra Juárez en su vertiente al Papaloapan. Irresponsabilidad de un jefazo. 2.- Salinas de Gortari. en su campaña decidieron llevarlo a la sierra mazateca en helicóptero. ¡Era muy pesado por carretera! Cuando lo supe le dije al responsable de giras que era muy peligroso por los abrupto del terreno y los bancos de niebla que bajan súbitamente. El helicóptero se desplomó y originó varias muertes entre ellas las del secretario particular de Heladio Ramírez, gobernador de Oaxaca. Irresponsabilidad obvia. 3.- Salinas de Gortari. En su campaña programaron llevarlo a la región Mixe. Esta tiene la característica de que la neblina intensa ciega a cualquiera y pierde rumbo. No fue así. Sucedió que aterrizaron pero una lluvia ligera ablandó el suelo en que se posaba el aparato. El piloto, con todos los ocupantes, pretendió elevarlo con la fuerza de los motores. Sí se elevó, pero inclinado y topó con ramajes. Murieron todos. Irresponsabilidad y terquedad del conducido. Observación. Los burócratas creen que los helicópteros son iguales que una bicicleta o triciclo. no consideran las características topográficas y las limitaciones del aparato. Por eso se han registrado accidentes que pudieron evitarse. Finalmente ¿es cierto que todos los muertos son indígenas? Y que, como dijo Cienfuegos, se les prestará a las familias de los muertos ‘alguna ayuda’ y reparación de casas modestas, simples jacales? ¿Vale tan poco la vida de un ciudadano oaxaqueño? ¿Qué honores le hubieran rendido a alguno, a cualquiera de los que iban dentro? ¡Justicia, justicia, justicia a los oaxaqueños muertos en un crimen imprudencial”.
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