Gabriela Chico Goerne Cobián
“No sé por qué piensas tú, soldado, que te odio yo, si somos la misma cosa…” Nicolás Guillén
Es innegable la influencia que ejercieron las manifestaciones estudiantiles de Europa, sobre todo las que se realizaron en el Mayo Francés, con el movimiento estudiantil de 1968 en México. La profesora Carmen Galindo nos comentó en la clase de Narrativa Hispanoamericana que el poema “No sé por qué piensas tú” del escritor Nicolás Guillén, salvó la vida de un estudiante en el ´68. Yo tuve el honor de leerlo, sentí cada una de las palabras como si yo fuera ese chico implorando por su vida, al punto, que se me quebró la voz.
Se conoce como Mayo Francés a la cadena de protestas que se llevaron a cabo en Francia, especialmente en París, durante los meses de mayo y junio de 1968. Las protestas fueron iniciadas por grupos estudiantiles de izquierda contrarios a la sociedad de consumo, a los que posteriormente se unieron grupos de obreros industriales, sindicatos y el Partido Comunista Francés. Como resultado, tuvo lugar la mayor revuelta estudiantil y la mayor huelga general de la historia de Francia, secundada por más de nueve millones de trabajadores. Los estudiantes movieron al mundo difundiendo sus ideas, con lemas tan
imponentes como estos: “La imaginación toma el poder”, “Olvídense de todo lo que han aprendido. Comiencen a soñar”, “La poesía está en la calle”, “La sociedad es una flor carnívora” o una de las más famosas “Prohibido prohibir. La libertad comienza por una prohibición”. Las protestas se multiplicaron, el centro de París se llenó de barricadas y en la noche del 10 de mayo, la policía lanza un asalto masivo para intentar recuperar el control.
En el choque resultaron heridas más de mil personas, y en respuesta, los sindicatos principales convocaron una huelga general para el día 13. Para el 17 de mayo, los sindicatos convocan una nueva huelga general e indefinida, que esta vez, sí paralizó el país.
Según Daniel Cohn-Bendit, líder emblemático del movimiento: “El mítico mayo del 68 fue el lanzamiento de una generación, la del baby boom de la posguerra, a la conquista de las libertades”.
El gobierno francés llegó a temer una insurrección de carácter revolucionario tras la extensión de la huelga general. Sin embargo, la mayoría de los participantes en la protesta no llegaron a plantearse la toma del poder ni la insurrección abierta contra el Estado. Las protestas finalizaron cuando Charles De Gaulle anunció las elecciones anticipadas que
tuvieron lugar el 23 y 30 de junio.
De Gaulle reconoció la necesidad de emprender una política de reformas profundas para hacer frente al malestar social existente en el país. En abril de 1969 se celebró un referéndum sobre el proyecto de regionalización y la reforma del Senado, en la que planteó como un plebiscito sobre su gestión al anunciar que abandonaría la presidencia si no
triunfaba el SÍ. La respuesta fue un claro NO, el pueblo francés no lo consideraba apto para llevar cabo la reforma social y política que necesitaba el país. La derrota gaullista marca el inicio del fin de la generación de líderes políticos que habían dirigido Europa Occidental desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, al tiempo que enterraba el modelo de liderazgo
personalista que hasta el momento había marcado la Quinta República Francesa.
La influencia de este movimiento se extendió por el mundo: Alemania, España, Suiza, México; Argentina, Estados Unidos; Uruguay, Italia y Checoslovaquia. Lo que nos lleva al antiguo refrán del siglo XIX afirmando: “Cuando París estornuda, toda Europa se resfría”.
En México, los jóvenes universitarios se vieron influenciados por el lema “Prohibido Prohibir”, que se escribía en carteles y en paredes de Europa.
El movimiento estudiantil de 1968 estalló contra la corrupción y el autoritarismo que imperaban en el país. Sus armas fueron las brigadas de información, las manifestaciones y las asambleas en los dos grandes centros de estudio de nuestro país, la UNAM y el Politécnico. El dos de octubre sobrevino la masacre. La escritora mexicana Elena Poniatowska dijo: “La matanza de Tlatelolco encendió la llama de futuras luchas sociales”.
Los jóvenes de Europa, Estados Unidos y América Latina tenían mucho que reclamarle a la sociedad. ¿Qué mundo les dejaban sus padres? ¿Qué harían al graduarse? ¿Qué les ofrecía la sociedad de consumo? ¿Deseaban ser parte de esa sociedad? En Europa, las perspectivas de la juventud eran desoladoras. No había trabajo para los egresados de las universidades. El Mayo Francés resultó ser aleccionador. De Gaulle, no entendía porque los jóvenes seguían a un líder judío alemán. La voz de éstos no se hizo esperar, pronto salieron a las calles repitiendo mientras marchaban: “Nosotros somos todos judíos alemanes, nosotros somos todos judíos alemanes”.
También en México se gestaba en la Universidad y en el Politécnico, un claro rechazo al orden establecido, al status quo, al PRI (Partido Revolucionario Institucional) y al gobierno emanado de él. Si bien las causas son diferentes, ya que en Francia el objetivo de las protestas era la falta de oportunidades, en México, los detonantes fueron la corrupción del poder y el autoritarismo. Los chicos pidieron la disolución del cuerpo policíaco de los granaderos, así como la de los absurdos delitos de “disolución social” y ataques a las vías públicas” ––por lo cual varios estudiantes habían caído presos en julio y agosto de 1968––.
Los preparativos de los Juegos Olímpicos, ni el hecho de ser nuestro país el primero de América Latina en ser anfitrión de los mismos, importaba a los jóvenes universitarios. Su voz se alzaba gritando: “No queremos olimpiadas, queremos revolución”.
Quienes participaron en los 146 días que duró el movimiento estudiantil jamás lo olvidarán. El novelista José Revueltas lo llamó: “Enloquecido movimiento de pureza” y el fundador de la astronomía moderna en México, sonreía al escuchar a algún alumno gritar por un magnavoz: “UNAM, territorio libre de América”. La Universidad protegió a sus estudiantes hasta el final, tanto, que algunos de ellos dormían en los corredores para no perderse ninguna de las asambleas.
El 2 de octubre el ejército tomó la plaza, hombre vestidos de civil que llevaban un guante blanco o un pañuelo, desataron la balacera. Un estudiante mencionó lo que fue estar ahí: “La desbandada fue general y el fuego cerrado y el tableteo de las ametralladoras convirtieron el lugar en un infierno”.
De todos los movimientos estudiantiles que surgieron en el ´68, el único que terminó en matanza fue el de México. Esta tragedia cambio la vida de muchos mexicanos, todavía hoy, es un punto de partida.
La fecha del 2 de octubre permanecerá por siempre en la memoria de los mexicanos.
Hoy vivimos en un país donde nuestros jóvenes exigen a sus gobernantes y no se muerden la lengua para castigarlos por su falta de honestidad, donde las redes sociales se han convertido en punto de encuentro de millones de jóvenes que buscan revolucionar al mundo con ideas frescas y llenas de justicia. Hoy por hoy México cuenta con una oposición, una crítica, una rebeldía que le debe todo a la lucha estudiantil de 1968.