CIUDAD DE MÉXICO, 21 de junio (AlmomentoMX).- Aunque existen testimonios y estudios académicos en torno a los movimientos sociales que tuvieron lugar en 1968, aún hay preguntas pendientes que atañen a sus actores y protagonistas, entre otros temas que deben considerarse, ya que no se han agotado las reflexiones sobre los sucesos estudiantiles ocurridos hace 50 años, afirmó el maestro Juan Carlos Rodríguez Arellano.
Durante su participación en el VI Coloquio el Historiador Ante la Memoria Social, el egresado de la Maestría en Humanidades por la Unidad Iztapalapa expuso que estos hechos no respondieron únicamente a cuestiones locales, sino a una lógica internacional, ya que el gobierno tenía una misión que era irrevocable, debía pregonar los juegos olímpicos y un discurso de legitimidad.
Otro tema pendiente es el papel que jugaron las mujeres y la participación política que tuvieron en las asambleas y la toma de decisiones, ya que no se ha reconocido ni se ha dimensionado su labor.
El historiador afirmó que el activismo político de las mujeres va más allá de figuras como Roberta “La Tita” Avendaño e Ignacia Rodríguez “La Nacha”, puesto que fueron muchas las que participaron en los mítines y brigadas estudiantiles.
Aunque se han dado avances considerables, Rodríguez Arellano consideró que muchos de los tópicos del movimiento siguen pendientes en la agenda social y política, ya que “aún somos testigos de actos represivos y de violencia contra los jóvenes y los estudiantes”.
Al dictar la ponencia Ni perdón ni olvido, la memoria, el testimonio y algunos discursos sobre el movimiento estudiantil de 1968 en la Ciudad de México, el investigador expuso que pese a que el tema de 1968 se ha politizado existen elementos cualitativos relevantes que no han sido estudiados a profundidad, uno de ellos se refiere a ciertos actores y protagonistas del movimiento a quienes durante mucho tiempo se les ha invisibilizado por no pertenecer a las instituciones que protagonizaron el movimiento.
En tal sentido cuestionó algunos hechos que han sido canalizados a lo largo de estas cinco décadas, ya que es necesario preguntarse qué hay de las instituciones privadas que participaron en 1968, por qué no se ha estudiado el caso de las universidades Iberoamericana y del Valle de México, y por qué este movimiento se centra en el IPN y en la UNAM solamente.
El especialista agregó que “debemos preguntarnos qué hay de estos otros protagonistas que quedaron en el olvido, pero también qué hay de los agresores, de los cuerpos policiacos y del gobierno, así como de las motivaciones internas y las circunstancias que se inscriben alrededor de la masacre del 2 de octubre”.
Es necesario profundizar en la historia y la memoria para saber cuál fue el papel de los soldados, de las direcciones General de Seguridad y de Investigaciones Jurídicas y Sociales, así como del Batallón Olimpia, ya que el movimiento fue un mosaico muy complejo”.
Este año se están conmemorando 50 años y “debemos preguntarnos si hemos aprendido la lección y hacia dónde queremos ir como país, aspirando a una sociedad justa lejos del terrible fantasma de aquella fecha.
El coloquio, realizado en la Biblioteca Lerdo de Tejada, pretendió encaminar la discusión sobre el papel de los historiadores profesionales en las sociedades actuales y las distintas perspectivas temáticas y periodos históricos.
AM.MX/fm
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