CIUDAD DE MÉXICO, 14 de septiembre (AlmomentoMX).- La gráfica de 1968 se caracterizó por un lenguaje urgente y socialmente inaplazable que debía producirse de inmediato para contrarrestar la presencia abrumadora del discurso oficial en todos los medios, declaró el maestro Víctor Muñoz Vega, profesor de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Durante la mesa inaugural de las Jornadas Académicas y Culturales Habitar el 68, organizadas por la Coordinación General de Difusión de la Casa abierta al tiempo, subrayó que se trató de una expresión sintética a partir de carteles, pegatinas y volantes que debían contener un mínimo de elementos y el máximo de eficiencia comunicativa.
El académico del Departamento de Síntesis Creativa de la Unidad Xochimilco de la UAM refirió que los creadores de esa época constituyeron una generación que abandonó los museos y se apartó de la academia para apropiarse de las calles, bajando el arte del pedestal para trasladarlo hacia la vida cotidiana.
El artista plástico explicó que los grupos de los años setenta del siglo pasado vieron la luz en 1968, transformando las posibilidades creativas en México, pues muchos pintores hicieron obra con los elementos y materiales a su alcance, una dinámica de producción de imágenes contagiosa que despertó espíritus creativos y solidarios.
Los artistas se involucraron en el proceso de serigrafía e impresión, otros tantos desataron el ingenio de trabajar con materiales limitados o económicos, sin olvidar a aquellos que mantuvieron viva la gráfica inundando las calles y desde luego la solidaridad de vecinos y personas de a pie que donaron recursos públicos.
Muñoz Vega sostuvo que no tendrían que volver a suceder confrontaciones históricas relevantes para que se retorne a la urgencia de lo colectivo, anónimo y socialmente necesario, pero en México se necesitan muchos de esos espíritus con furor social y alejados del deseo de obtener el reconocimiento individual; la colectividad es quizá la enseñanza más valiosa que el movimiento dejó.
Carlos Finck Pastrana, académico del Departamento de Síntesis Creativa de la Unidad Xochimilco, dijo que aquella fue una gráfica que no era para la contemplación, sino una de tipo emergente, útil, urgente y sobre todo necesaria.
Los medios cercanos al Estado “nos hicieron parecer como vándalos e irresponsables”, por lo que el movimiento comenzó a elaborar sus propios comunicados y carteles, y diariamente cientos de imágenes en grabado, volantes, mantas y pegatinas fueron creados en conjunto y trabajadas arduamente.
Tras la masacre, el ejército y la policía entraron a la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda a robar toda la producción de aquel entonces, ya que durante varios días los estudiantes no se presentaron en las aulas por el terror generalizado y los que se atrevieron a ir entre el 8 y 10 de octubre lo hicieron sólo para levantar la huelga, el golpe había sido fulminante.
Con 40 años de experiencia como académico de la UAM “he intentado inculcar que el compromiso social sea parte del quehacer cotidiano y una responsabilidad con la vida misma, quienes lo entendieron así desde un inicio, lograron imágenes que le dieron la vuelta al mundo, como la paloma de la paz atravesada por una bayoneta y el tanque con la leyenda “este diálogo no lo entendemos”, iconos tatuados en la memoria del país.
El doctor Joaquín Barriendos, catedrático del Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de México, señaló que la gráfica, el diseño y el año 1968 deben verse como un desborde de los soportes, es decir, desde la visión del espacio público.
Más que hablar de gráfica de 1968 podría hablarse de una corpografía del 68, porque lo que sucede en este ámbito es que se va a la esfera pública en un sentido amplio de una dimensión monumental.
Diseño, gráfica y corporalidad son tres elementos disociados en los que se encuentra el potencial político de mucho de lo que hoy se platica de esa época, porque hay toda una gimnasia del espacio social de poner cuerpos de manera masiva en el espacio público, el aparato militar, por ejemplo, es una gimnasia de ocupación del sitio con las tanquetas y metrallas, haciéndose una corporalidad del régimen de opresión que provocó la insubordinación.
Ahí está el potencial político de la gráfica de hace 50 años, entendido como una gramática de la multitud. “Los no objetualismos nos proponen hacernos cargo de la materialidad y de la objetualización de estas formas de gramáticas desbordadas artístico políticas del espacio social”, concluyó.
AM.MX/fm
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