El camino a la ciudadanía podría descarrilar a la reforma inmigratoria. La posibilidad de fortalecer al Big Brother se debilita.
Si bien el comité bipartidista formado por ocho miembros del congreso, cuatro demócratas y cuatro republicanos, mantiene coincidencias en casi todas las iniciativas a la reforma integral a ley de inmigración; existe un tema, que día a día, enrarece la atmósfera positiva de las voluntades de ambos bandos y, a la ciudadanía en general.
La oposición determina que establecer un camino legal para obtener la carta de naturalización, equivale a “premiar” a quienes han violado la ley. Sin importar las multas y sanciones que conlleve. Es una bofetada a quienes, Sí, respetaron, se acogieron a las normas vigentes y esperaron el turno correspondiente.
La contra propuesta a lo anterior, sin ser amnistía, propone un fast track de cinco años para ser ciudadano. Obvio con las sanciones, multas, pago de derechos, impuestos y trámites necesarios.
Ambos puntos de vista no encuentran convergencia, por el contrario, se apartan cada vez mas, uno del otro, generando turbulencia en donde sí hay acuerdos.
Encarrilar a 11 millones de indocumentados, es decir, conocer quiénes son, en dónde están, en qué se ocupan, etc., etc., es el sueño dorado de Big Brother, conocer el destino de cada uno de sus “hermanitos” regados por todo lo ancho del país, y “¿Los en qué enredos andarán?”
De no darse la reforma inmigratoria, Big Brother perderá una oportunidad de oro para allegarse de información a bajo costo, por el contrario, con saldo a favor por los ingresos provenientes de los trámites de regularización de los indocumentados.
Big Brother avanzará en el tema de seguridad, el cual siempre lo mantiene ocupado, con excusas en los desaciertos y mayor presupuesto para los aciertos.
De ahí las constantes manifestaciones positivas del grupo de los 8. Mantener el espíritu en alto. El optimismo de los senadores, Charles Schumer NY, demócrata, John McCain, R, AZ, Marco Rubio, R, FL, Lindsey Graham, R, SC, relativo al acuerdo bipartidista, para otorgar visas para trabajadores temporales de habilidades limitadas, no es síntoma de que el camino se va anegando, es una mera distracción para hacer creer que la reforma va por buen rumbo.
El camino a la ciudadanía ha sido uno de los temas mas álgidos de la últimas tres administraciones. George W. Bush en el ocaso de su segundo término envió una serie de iniciativas de reforma integral de inmigración, sin embargo, chocó con la muralla de la desavenencia, entonces, del naciente Tea Party.
El radicalismo republicano enterró la cortina de humo del ex presidente, quien buscaba el bálsamo al galimatías de las armas de destrucción masiva que jamás se encontraron en Irak.
Nótese que no se ha tocado dentro de la reforma inmigratoria, los temas y los efectos, en el sistema salud, el de educación, los derechos humanos, el impositivo, la derrama económica que generan los 11 millones de indocumentados, descontando el peso especifico en la productividad de la América corporativa, mas aun, el tremendo impacto en el desarrollo de las pequeñas y medianas industrias.
Aunque no existen “hubieras”, es muy probable que si hubiese fructificado la iniciativa de Bush, los resultados de las elecciones del 2008 que llevaron a Barack Obama a la Casa Blanca, “hubieran” tenido otro rumbo.
El voto hispano, así como el del resto de los indocumentados “hubiera” sido a favor del, entonces, candidato republicano John McCain.
En éste segundo término del presidente Barack Obama, sin ninguna presión electoral, excepto consolidar el legado de su administración para la posteridad, fortalecer al partido demócrata para alcanzar la mayoría de representantes en el capitolio, y la de su sucesor en el 2014 a la Casa Blanca, le permite arriesgar el capital político del que dispone para enaltecer su tránsito por Washington, y, permanecer en la geopolítica global de manera determinante, como ex presidente.
Si bien, para ejercer cualquier proyecto de inmigración, el tiempo es el correcto en sintonía con los intereses opuestos, la animadversión a otorgar a los “sin papeles” green cards, como antecedente para alcanzar la naturalización esta por verse.
Políticamente se debe llevar a cabo la reforma, a ambos partidos les conviene electoralmente, al país, le quita el peso de una asignatura insoslayable, inaplazable, en especial cuando América esta conformada por inmigrantes.