Jorge López-Portillo Basave.
Como lo hemos venido comentando, la actividad humana de la era moderna genera una gran cantidad de desperdicios que están minando la capacidad del crecimiento social y económico del mundo, ¡peor aun!, poco a poco están agotando nuestros recursos naturales por la falta de planeación y el abuso de los mismos.
Con anterioridad abordamos el tema de los valiosos residuos minerales en los aparatos electrónicos y de muy rentables desperdicios de comida que se dejan sin aprovechar como parte una “economía lineal” que poco enfoca su esfuerzo en “recuperar para reusar” y más lo hace en “extraer, generar, usar y desechar”.
No hay actividad humana en la que el Agua no sea necesaria de forma directa o indirecta, incluso en la creación de energía o en la fabricación de aparatos celulares, el agua es para el planeta tan importante como el oxigeno –genéticamente “hija” de éste, por su composición química, H2O- ya que sin oxigeno moriríamos en minutos, pero sin agua también moriríamos en unos días, esto sin contar que sin agua no hay alimentos.
Así como sucede con los alimentos, en el caso del agua existe un fenómeno económico y social que privilegia el desperdicio y el bajo costo de este líquido en las zonas urbanas de clase económica media y alta, encareciendo el abasto y la calidad del mismo en las zonas rurales y en las zonas populares de clase económica menos favorecida. ¿Cuándo fue la última vez que nos dejaron sin agua potable en Colinas de San Javier, Guadalajara o en Polanco, CDMX?, a diferencia de las colonias populares de Iztapalapa en CDMX o del Sector Reforma en GDL. Parece que nuestra educación no llega al parejo que nuestra capacidad monetaria o industrial ni en México ni en el mundo, ya que a mayor industrialización mayor consumo aunado al desperdicio directo o indirecto del imprescindible y valioso recurso. Incluso me atrevo a decir que hay una estúpida normalización de los excesos para las zonas en donde hay mayor poder económico que siempre va de la mano con el poder político, mientras que para los que no gozan de esa ventaja hay una normalización de la escasez.
En el 2019 la UNESCO informó que casi el 60% de los seres humanos carecen de acceso a servicio constante de agua potable, de hecho, una tercera parte de la población mundial no tiene agua potable en lo absoluto. Mientras que algunos tenemos agua para derrochar otros no tienen ni para el escusado. La ONU sugiere que para satisfacer las necesidades individuales diarias de una persona, se deben emplear unos 100 litros de agua, en este sentido, datos oficiales indican que en GDL y en la Ciudad de MX, el promedio de uso –gasto- por persona es de 200 y hasta 360 litros diarios respectivamente; así de primera mano, en nuestras dos principales Zonas Metropolitanas, gastamos mucho más del doble del volumen recomendado a nivel mundial, pero de ahí hay que calcular que mucha gente no tiene agua constante, por lo que seguramente algunos gastamos por los que no tienen, ya que estas cifras son en promedio así como la riqueza del país medida en el PIB, como si todos fuésemos igual de ricos o igual de desperdiciados.
Y por qué tanto drama si en el mundo hay mucha agua. A pesar de que el planeta esta cubierto de agua, debemos recordar que más del 96% de este liquido es de composición salina y menos de un 4% es agua dulce, de la que aproximadamente la mitad, es decir un 2% del total esta contenida en glaciares, que aun que se puedan derretir por el cambio climático, terminarían en el mar -salado-, lo que nos deja con menos del 2% para todas las actividades vitales sobre la tierra del planeta.
El 80% de toda el agua que usamos los seres humanos para nuestros distintos procesos agropecuarios, industriales, energéticos o de consumo directo se regresa al mar o al subsuelo sin haber sido aún debidamente limpiada o tratada, lo que esta generando una peligrosa contaminación de los mantos acuíferos, de los ríos, lagunas y mares. En México este número de aguas sin tratar aumenta hasta el 90% cuando le añadimos las que se “pierden” en el camino de distribución vía fugas. Esta falta de atención sobre la contaminación de los cuerpos de agua ha generado problemas importantes en lugares altamente poblados como Tlahomulco y el Salto en Jalisco, la playa Steithes en Inglaterra, el manto friático de Miami-Dade en los EUA y ríos como el Citarum en la Isla de Java en Indonesia por señalar algunos, pero hay en todo el mundo y en México desde Yucatán hasta Tijuana, además del antes señalado rio Santiago en Jalisco.
Según informes de la UNESCO-FAO, a nivel mundial más del 30% del agua para consumo humano e industrial directo o indirecto, se desperdicia en tuberías dañadas o fugas. En nuestro país ese numero sube hasta el 51%. ¿Qué le parce? y uno preocupado por dejar la manguera del jardín goteando, cuando los gobiernos dejan las tuberías del subsuelo como coladeras. Baste recordar que en la CDMX en el 2017 a consecuencia del temblor de septiembre, en las inmediaciones de las avenidas rio Churubusco y la Viga se rompió una tubería que tardó más de un mes en ser reparada, dejando sin agua a varias colonias de la zona, que se tuvieron que aguantar a pura pipa, tambos y “cubetazos” de agua mientras que las autoridades tomaban su tiempo y lograban corregir la fuga.
Se conoce como “perdida” de agua, a la que habiendo sido captada, procesada y transportada por sistemas de manejo de este líquido vital no es facturada. De acuerdo con la Organización Mundial del Agua, en la primera década del presente milenio los 3 países con menos “pérdida” de agua vía fugas o robos fueron Singapur con 5%, Dinamarca y Holanda con 6% y Alemania y Japón con 7%, mientras que nuestro país como lo hemos dicho se ubicaba por arriba de un terrible 51% de pérdidas por fugas o robos.
Según la UNESCO, el promedio de agua perdida en las grandes ciudades de Latino América era de 42% mientras que el de EUA era del 15% con lo que nuevamente vemos que estamos muy por arriba de la media regional y continental.
Los Sistemas de manejo, distribución, recolección y purificación de agua en la mayor parte del mundo, siguen siendo modelos tradicionales en los que se nos vende un producto que esta sub valuado por todos los usuarios, mismos que no hacemos lo suficiente, esto a pesar de que se nos diga y repita hasta el cansancio que cuidemos el agua.
El problema es tan serio, que a nivel mundial en el 2018, 750 mil personas fallecieron por enfermedades relacionadas con la falta de higiene en el agua o en los servicios sanitarios. Los daños económicos estimados por sequias alcanzaron los $4 mil millones de dólares. Las cifras más recientes de la ONU indican que a nivel mundial más de 2 mil millones de personas carecen de agua potable y más de 4 mil millones de personas carecen de servicios de drenaje, remarcando que casi el 10 % de la población mundial defeca al aire libre o en sanitarios sin drenaje. En la república mexicana este último promedio se eleva al 11% y en al 2015 casi un 35% de las escuelas en nuestro país no tenían servicios de baños o drenaje adecuados, ni acceso a agua potable con calidad de “excelencia”.
El tomar la modernización digital como parte de una cadena integrada de atención al manejo del agua es una oportunidad que parece también estar sub valuada por la mayoría de los operadores tradicionales de estos sistemas en el mundo, de hecho a nivel mundial únicamente el 33% de los directivos de este tipo de empresas dicen estar a favor de implementar tecnología digital aunada a la Inteligencia artificial en sus procesos, pero mantienen su información aislada, lo que dificulta la toma de decisiones en tiempo real y mucho más el análisis de datos con enfoque global de flujo.
Tan sólo en el continente Europeo, que es de los más avanzados, el 66% de los organismos de agua prefieren esperar a que otros implementen inteligencia Artificial en sus procesos para entonces seguirlos y únicamente el 34% de dichos “sistemas” han pensado en tomar una actitud proactiva para atender y tratar de cerrar de inmediato la brecha tecnológica que existe en dicha industria estratégica e indispensable para cualquier ciudad del mundo.
Debemos recordar que a mayor nivel de industrialización y urbanización, mayor nivel de consumo de agua por lo que en este caso como en el de los alimentos las grandes potencias económicas son las más grandes causantes de pérdidas del codiciado recurso, lo que no excusa a los demás de la responsabilidad de corregir vicios y excesos locales que son tan dañinos como los de aquellos e incluso peores, ya que las naciones más industrializadas tienen mejores niveles de sanitización y drenajes que los existentes en los llamados países en vías de desarrollo, disminuyendo en los primeros el número de personas bajo riesgo de morir o enfermar por enfermedades relacionadas con el agua.
Debemos hacer hincapié en que a mayor desarrollo urbano e industrial, mayor consumo-demanda de agua, por lo que para el 2050 el consumo mundial podría llegar a crecer un 30%, abasto que resulta insostenible con los métodos y usos actuales. De ser así las actividades humanas podrían verse seriamente afectadas, e incluso llegar al extremo de paralizar regiones completas de países por sequias, afectando al 45% del PIB global y a un 52% de los habitantes del mundo que experimentarían cortes diarios de agua o un servicio por “tanda” de 6 días a la semana, que sería algo así como el “hoy no circula” vehicular en la zona metropolitana de la CDMX pero de agua, como el que ya se está implementando desde hace un par de semanas en Tijuana y Rosarito, afectando a más de 600 mil personas de manera diaria tan sólo en esa zona del país en donde se ha declarado que “tal vez se tenga que llegar” al extremo de pedir –comprar- agua a los vecinos del norte, quienes seguro estarán muy felices de dotar de agua a México a pesar de la sequia de California.
Del consumo total de agua dulce para las actividades humanas, la agricultura representa el 69% y el 32% para las actividades industriales y de los hogares. Estos números globales cambian de acuerdo al nivel de industrialización de cada país pero tienden a homologarse, de tal manera que en México el gasto/uso de agua por actividades agrícolas es del 76% y del 24% para uso industrial y habitacional.
Como lo comentamos la semana pasada, desperdiciamos de la producción agrícola más del 30%, considerando que el 80% de las tierras sembradas en México usan tecnología de riego, es justo decir que esto representa a nivel nacional casi el 24% del total del agua entubada que utilizamos anualmente, sumando el desperdicio de agua en restaurantes y hogares vía alimentos, es decir el agua virtual por el contenido que cada uno de ellos representa, sería otro 7.2% del total del consumo anual y finalmente el desperdicio por fugas representa el 51% del total, sumando estos 3 factores de desperdicios vía, agricultura, alimentos y fugas por corrupción e ineptitud, obtenemos un factor de aprovechamiento real del 15% del agua que entubamos y procesamos de una u otra forma. ¡Esto es una locura! Lo leo y no lo creo.
Según cifras de la SEMARNAT y del INEGI en promedio –¡otra vez los promedios!-, México tiene una cantidad de agua renovable suficiente con presión del 19% de lo que recupera diariamente, pero si leemos los informes con más detenimiento, veremos que casi el 70% del territorio nacional tiene un nivel alto y hasta muy alto de “estrés” hídrico, es decir están en un consumo diario de entre el 40% y el 70% del máximo recuperable de agua, por lo que es el promedio de agua que aporta el sur del país lo que nos salva de ser una nación con peligro de escasez generalizada, pero el agua de Chiapas se necesita en Chihuahua, Durango, BC, BCS, Jalisco, Zacatecas, Sonora, Sinaloa, CDMX etc. Lo que nos da una idea de que los desperdicios agrícolas y de tuberías que son abundantes en el centro norte de México, son una forma fácil y rápida de poder reducir la presión en nuestro país.
Lamentablemente, el tema del agua es muy poco mediático, salvo en los casos de inundaciones o sequias prolongadas, pero tan importante es que hasta el Banco Mundial ha emitido niveles del máximo deseable de “perdida” de agua desde el punto de vista económico fijando esto en un –aún escandaloso- 25%, pero en otras regiones del mundo como en California este limite “aceptable” desde el punto de vista financiero es del 10%, limite también señalado por la UNESCO como “aceptable” para cualquier país. Nosotros estamos “únicamente” más de 5 veces por arriba de dicha cifra.
¿Remedios? ¡Los hay!, no todo esta perdido… ¿qué hacer? Eso lo anotaremos en nuestra columna de la próxima semana en donde hablaremos del milagro tecnológico hídrico que nos recordara al milagro del éxodo bíblico hecho realidad en pleno año 2019 y de otros medios para mitigar nuestra auto-propiciada crisis del agua, porque la de hoy ya más que columna parece biblia.
No vaya usted a creer que olvide dar “el remedio y el trapito”, porque donde hay crisis, hay oportunidad de hacer negocio para usted y para los pequeños, medianos y grandes empresarios que “le quieran entrar al toro” y claro también para los políticos de cualquier partido o ideología que deseen hacer algo más que echar rollo. El negocio que le propondré abre con la suma de $10 mil millones de dólares anuales para el 2022.
Prepare su pasaporte y algo más, porque La “Europa” se ubica un poco más lejos de lo que uno pensaría y sino hacemos algo con el tema del agua, tendremos que emigrar nosotros o nuestros hijos como lo hicieron muchos de nuestros antepasados.
Le comparto mi opinión, usted juzgue y genere sus propias conclusiones.
Agradezco a usted que hace el favor de leerme y a este medio que me da la oportunidad de llegar hasta su persona.
Para cualquier comentario sobre la presente agradezco me contacte a columnadeopionionjlpb@gmail.com.
Dios nos bendiga, que es lo mejor que uno puede desear.