Redacción MX Político.- Una sociedad sin constituir, un abogado acusado de corrupción por el caso Lava Jato, y dos alcaldes firmaron un acuerdo a partir del cual se constituyó Grupo MAS, la compañía que arrebató el agua a los municipios de Medellín, Veracruz y Boca del Río.
Dos meses después, la Gaceta Legislativa del Congreso de Veracruz reveló el modo en el que operaron para lograr un negocio de 30 años. Ahora, con nueve mil quejas ante la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco)[1] y 16 amparos en contra[2], los veracruzanos intentan expulsarlos.
Grupo Metropolitano de Agua y Saneamiento, S.A. de C.V., mejor conocido como “Grupo MAS”, es un consorcio conformado por las empresas Grupo Ambiental ProVeracruz, S.A.P.I. de C.V., el Sistema de Agua y Saneamiento Metropolitano de Veracruz (SAS) y los municipios de Veracruz y Medellín. Por su parte, el Grupo Ambiental ProVeracruz, S.A.P.I. de C.V es otro consorcio conformado por las firmas Odebrecht Ambiental, S.A. e InterAgbar de México, S.A. de C.V.
Según la Gaceta Legislativa número 97 del Estado de Veracruz, las empresas InterAgbar de México y Odebrecht Ambiental ganaron la Licitación Pública Internacional (LPI) número LPI-SAS-DAF-001/15 el día 9 de junio de 2015. Y para efecto de hacer uso de esa licitación, constituyeron, un día después (10 de junio), el consorcio ProVeracruz, S.A.P.I. de C.V.[3].
Pero las fechas de la Gaceta Legislativa y el Contrato de Sociedad con el que se constituye la empresa ganadora de la licitación, no coinciden. El acta notarial de la constitución del consorcio Grupo Metropolitano de Agua y Saneamiento S.A.P.I. de C.V. (Grupo MAS) y del que PODER tiene copia, fue firmado el 1 de junio de 2015. Lo anómalo en dicho documento es que una de las empresas firmantes, Grupo Ambiental ProVeracruz, S.A.P.I. de C.V., no existió sino hasta el 10 de junio de ese mismo año, según el acta constitutiva.
Es decir, que, sin haber constituido la empresa, el representante de Grupo Ambiental ProVeracruz, Javier Ramón Chuman Rojas (perseguido por la justicia brasileña en 2017), firmaba documentos legales a nombre de la misma, y los alcaldes de los municipios que entregaron su agua, no sólo lo sabían, sino que firmaron de conformidad, según informó Apro.
Sin trabajo, sin pago y sin pensión
Cuando Aguas de Barcelona (Agbar) y la Brasileña Odebrecht, ganaron el título de concesión que les otorgaba la facultad para gestionar el agua de las tres ciudades en el Puerto de Veracruz, responsabilizaron al Sistema de Agua y Saneamiento (SAS) de los despidos que ellos generaron en julio de 2018. En tanto, en el Congreso continuaron con sus negocios autorizando el aumento tarifario. Los veracruzanos, en tan solo dos años, han sufrido un aumento del 26% en la tarifa regular por consumo.
Lo único que escucharon los más de mil trabajadores, es que una empresa extranjera había comprado los derechos de gestión de agua de su municipio y su puesto de trabajo sería ocupado por alguien ajeno a su sindicato.
El conflicto se hizo saber rápido y derivó en un levantamiento obrero que, hasta el día de hoy, mantiene las antiguas instalaciones del sistema de gestión del agua sin operaciones. Exactamente el 16 de julio de 2018, los trabajadores despedidos del SAS tomaron el edificio, y según sus propios dichos, no lo soltarán en tanto las autoridades no resuelvan su situación.
“El proceso de privatización comenzó en 2015, pero surte efecto en 2018. Desde ese momento fuimos vilmente despedidos más de mil 500 trabajadores cuando le dan la concesión de agua a una empresa que es Aguas de Barcelona y Odebrecht, nosotros siempre nos opusimos”, comenta Angélica Navarrete, lideresa sindical de SAS.
En el estacionamiento de lo que fue SAS los sindicalistas calientan en un fogón de madera los alimentos del día y comparten las responsabilidades para poder hacer guardias de vigilancia, mientras unos cocinan, otros están en la puerta. Algunos de ellos toman empleos de horarios flexibles para poder compartir con sus compañeros los recursos necesarios para poder permanecer en huelga. Otros tantos ya fallecieron y nunca sabrán el veredicto.
La gente paga doble por todo
Acorralado por los costos del servicio de agua en su colonia y preocupado por la contaminación en el Canal de la Zamorana, Rogelio Bonilla, vecino del Fraccionamiento El Floro, explica la emergencia que vive todos los días: “Este era un canal pluvial que a la hora de la privatización le metieron aguas negras”. La contaminación no es el único problema.
Según las narraciones de Bonilla, la nueva empresa, Grupo MAS, se encargó de desmantelar la planta de tratamiento de la región y a los pocos días de haber logrado la concesión, les aumentaron los costos por el servicio porque tras la llegada de Agbar, a algunos vecinos les llegó doble recibo o simplemente un aumento considerable de la noche a la mañana.
Las declaraciones de Bonilla se alinean a los documentos. En la papelería de entrega/recepción, de la que PODER tiene copias, donde se especifica toda la infraestructura entregada por las autoridades el día 11 de septiembre de 2015 y signado por Ana Berta García, jefa de departamento de lo jurídico y control patrimonial y Carlos Fabián Zakimi, gerente de administración contractual del SAS, se registraron irregularidades como donaciones sin justificación o adquisiciones por el concepto de “Posesión” sin aclarar a lo que se refieren.
jvg