Horizonte de los eventos.
Como apunté el pasado 20 de octubre, en el ámbito de la suposición, sigue sí se sabía y quién, de los alcances de la investigación en contra del General Cienfuegos.
Las editoriales de los diarios nacionales mantienen el tema y la investigación correspondiente. Con conclusiones que citan al Embajador tal. Incluso a la Embajadora tan destacada -y “que no informó al Canciller”.
Debemos concretar que la importancia ya no es la investigación ni la orden de aprehensión. Tampoco quién tenía conocimiento. Aunque para registro y experiencia histórica, vale la pena quiénes y cuándo sabían y si debían informarlo, o no.
No obstante, el verdadero quo del asunto no debe perderse: EEUU y su injerencia en el gobierno, en la cosa pública y en la política mexicana.
Por las graves consecuencias nacionales internas. Los efectos internacionales de cooperación y colaboración, que simultáneamente la desalienta contradictoriamente, por cuanto banaliza la confianza mutua, y sobre todo, porque evidencia la voluntad hecha de la Casa Blanca, de negarla.
La respuesta del gobierno de la República tardó y no supo responder. Acaso las pretensiones aspiracionales impidieron al Canciller reaccionar con la energía correspondiente, toda vez que además obstruye categóricamente la política de cooperación bilateral, de por sí cargada de antecedentes que dificultan la mutua confianza.
Debió ser enfática y debe ser contundente cuando se produzca: en primer término, estrictamente legal y de Estado: somos socios comerciales y debemos velar por la gobernabilidad y estabilidad interior de cada socio, como presupuesto de la gobernabilidad de la Región.
El gobierno de México debe ser enérgico y sentar las bases de la futura relación diplomática con los EEUU y dejar en claro que eso no volverá a pasar y a qué le tiramos -¿o estamos soñando? los mexicanos.
Ni qué discutir con relación a: ¿qué eficacia tienen los laureados sistemas de inteligencia al servicio del General Secretario? ¿De verdad necesitamos que los gringos nos informen que van a detener a nuestro General Secretario anterior?
¿No estaba enterado el General Secretario que lo iban a detener?
Pues, señor Presidente, estamos jodidos.
Hace pocos días, Juan Velásquez recomendó la extradición, como “la única forma de asegurar que en México se juzga y aplica la ley a quien la infrinja”.
Lo que considero un buen propósito pero francamente extralógico. En este momento lo importante no es cómo se nos perciba, sino la franca intromisión del gobierno estadounidense, la descortesía pública entre socios y sobre todo, la certidumbre de todos, especialmente de ellos, de que no tenemos instrumentos de inteligencia que prevean (¡!).
Por cuanto a la liberación del general, evidentemente descansa en el triunfo de Biden y en la derrota de Trump. La detención de Cienfuegos fue con la intención ulterior de Trump de hacer una promesa al bloque duro de los republicanos radicales, de que si ganaba, iría por el grupo duro de los demócratas, o sea, los generales secretarios de Defensa de Obama y de su Vicepresidente Biden.
Acaso para despertar temor en ellos. Un mal cálculo, sin duda. Incluso muchos de sus electores que leyeron bien el tema, decidieron que de pleito interno, ya era mucho.
Trump alcanzó a verlo. Sin perjuicio que en el encuentro de las administraciones saliente y entrante, fue filtrado, como prerrequisito que se devolviera al general a México y que de una vez que fuese cerrada dicha investigación en todas sus líneas ¿o no?
En México la mayor estupidez sería sujetar al general a nuevas indagatorias, por la sencilla razón de que el tema es gringo y ya se desistieron, y México no puede conducir nuestra gobernabilidad y la salud de la República, a designios desistidos estadounidenses.
Queda el malísimo sabor de esa sorpresa y la nula reacción, a más de la experiencia para futuras ocasiones -que a no dudar, se intentarán.