Desde Filomeno Mata 8
Por Mouris Salloum George
Al dar a conocer la versión 2020 de su Informe anual sobre la situación de los derechos humanos en México, el Departamento de Estado de EU destacó las bajas tasas de procesos legales para castigar crímenes particularmente contra mujeres, periodistas y defensores de derechos humanos.
La impunidad y la ausencia de procesos legales en todos esos rubros, más los abusos de todo tipo contra los derechos humanos se detallan en el reporte que anualmente emite el Departamento.
“La gran mayoría de los delitos cometidos en México durante 2020 permanecieron en la impunidad, incluidos los que involucran a funcionarios gubernamentales con grupos del crimen organizado”, detalla el documento. El noventa y cuatro por ciento de los delitos no son denunciados ni investigados.
Alertó que aunque en México la libertad de expresión está considerada una garantía individual, no se respeta, ya que políticos desacreditan públicamente a periodistas críticos. Los reportes sobre corrupción y violaciones de derechos humanos son atacados permanentemente. La dirección de Notimex ordena eliminar las publicaciones con esos contenidos.
Un día después del Informe citado, el gobierno de Estados Unidos aseguró estar comprometido a defender un trato justo a las compañías estadunidenses en el sector energético mexicano y a exigir que el gobierno actual cumpla sus compromisos bajo el T- MEC.
En medio de lo que consideró un deterioro en el clima de inversión, la representación comercial de Estados Unidos dijo haber expresado al gobierno mexicano sus preocupaciones por decisiones en el sector energético nacional tomadas en 2020. Y todo eso, sin hacer referencias a las recientes reformas a la ley eléctrica ni a la ley de hidrocarburos.
Al mismo tiempo y al responder a las críticas de la Organización Artículo 19, una ONG que se ha dedicado a develar las sin razones del ataque cotidiano a periodistas en México, el gobierno respondió de una manera baladí que “esa asociación está financiada por empresas extranjeras, pero además toda la gente que tiene que ver con ella pertenece al movimiento conservador que está en contra nuestra “.
Es conmovedor observar el tipo de argumentos con el que se contesta a las observaciones que vienen de fuera sobre lo que aquí acontece. En el mundo moderno pensar que somos una isla es demasiado peligroso, sobre todo cuando las opiniones tienen que ver con nuestra propia subsistencia.
Si cualquier organización o empresa que apunta las fallas en el desarrollo o en la democracia tuviera que pasar bajo ese cedazo, nunca se hubieran producido las investigaciones del Colegio de México, por ejemplo, sobre la historia y el rumbo de la economía, generalmente atinadas y bienvenidas.
No faltaría quien hubiera acusado al Colegio de estar recibiendo el financiamiento y el patrocinio de la Fundación Rockefeller, a través del patronato de ese centro de investigación del Ajusco. Lo cual, a más de rigurosamente cierto, fue el único apoyo con el que pudo contar ese centro de estudios.
Tampoco se hubieran realizado las investigaciones agropecuarias de Norman Bourlag en Chapingo y otros centros de investigación que detonaron los estudios sobre la “revolución verde”, laureada con el Premio Nobel y las semillas de maíz 570 mejoradas que tantos beneficios trajeron a la economía nacional.
Llueven los manotazos. Nosotros nos conformamos con escuchar argumentos aldeanos.