Moscú, Rusia-. Rusia también rehúsa ser vigilada desde el aire. La cámara alta del Parlamento de este país aprobó este miércoles su retirada del llamado Tratado de Cielos Abiertos, un acuerdo internacional que permite a los firmantes realizar vuelos de vigilancia aérea sobre instalaciones militares de otros países.
La decisión del Consejo de la Federación de Rusia no es otra cosa que una respuesta a la reciente confirmación de Estados Unidos de no volver a formar parte de este tratado. La administración Biden ratificaba la semana pasada la decisión tomada en noviembre por Donald Trump.
Para los analistas, la decisión del Kremlin tiene una importancia más simbólica que militar. Fabrice Pothier, del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, recuerda que “desde el punto de vista político es una señal importante de cómo se está derribando otro pilar del sistema de seguridad europeo de la posguerra fría. Pero desde el punto de vista operativo, lo cierto es que tanto Estados Unidos como Rusia tienen suficientes capacidades satelitales para poder vigilar los movimientos y las posiciones militares del otro”.
Firmado en 2002 por un total de 31 países, El Tratado de Cielos Abiertos nacía con la intención de fomentar una confianza entre Rusia y Occidente que en verdad ha sido prácticamente inexistente estos últimos años.
La retirada de sus dos grandes socios deja ahora el futuro del tratado en el aire, aunque Moscú asegura también que volverá a formar parte del mismo si antes lo hace Washington. Todo ellos a escasas dos semanas del esperado encuentro en Ginebra entre los presidentes Joe Biden y Vladimir Putin.
Con información y vídeo de EuroNews.