Rúbrica
Por Aurelio Contreras Moreno
La desproporcionada persecución que hace el régimen de la mal llamada “cuarta transformación” en contra de investigadores y académicos que no han doblado la cerviz y que además no se prestaron a admitir como su par a un plagiador violento y autoritario como Alejandro Gertz Manero, era uno de los pocos extremos que le faltaba por tocar a este gobierno.
El abuso de poder y la manipulación facciosa del órgano procurador de justicia para ejercer una venganza en contra de la inteligencia y el pensamiento crítico de nuestro país es un signo que, de tan ominoso, hasta podría quedarse corto equipararlo con los de las dictaduras más pedestres. Como ésas con las que gusta codearse públicamente el presidente Andrés Manuel López Obrador.
En dos ocasiones, los jueces han desechado la petición de la Fiscalía de Gertz Manero por un hecho evidente: los delitos por delincuencia organizada y operación con recursos de procedencia ilícita que pretende imputar a los académicos del Foro Consultivo Científico y Tecnológico del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) son absurdos, rayan en lo ridículo y sobre todo, son inexistentes.
La propia Suprema Corte de Justicia de la Nación validó la disposición de los fondos del Foro Consultivo que, contra las mentiras descaradas de las autoridades –incluido en ese grupo el mismísimo presidente Andrés Manuel López Obrador- y sus aplaudidores oficiosos en medios y redes, fueron objeto de dos auditorías que evidentemente no encontraron nada irregular, pues la ley vigente en ese momento amparaba el uso de esos recursos.
Las acusaciones de la Fiscalía son pues infundadas y reiterar por tercera ocasión la solicitud de liberar órdenes de aprehensión contra los 31 académicos solo demuestra la mala fe con la que actúa. Lo cual, valga señalarlo, no es la primera vez que hace Gertz desde que asumió el cargo. Hasta contra sus parientes ha lanzado todo el poder de la FGR, amén del cínico tráfico de influencias que usó para que lo ingresaran en el Sistema Nacional de Investigadores y “nada más” que con nivel III.
La saña contra el sector académico tiene que ver, además de la nada oculta intención de despojarle de sus de por sí exiguos recursos, con ejercer un control absolutista y autocrático sobre la investigación científica de México para que se apegue a los “criterios” –o más bien, a los prejuicios y anacronismos doctrinarios- de la “4t”, cancelando de facto la libertad de pensamiento y expresión del mismo.
Así lo señalaron en un pronunciamiento de apoyo a los académicos perseguidos, entre los muchos que se han publicado en los últimos días, un grupo de organizaciones de la sociedad civil. Ésas que odia denodadamente López Obrador.
“Hay un vínculo directo entre la libertad de realizar investigación científica, el derecho a la libertad de expresión y el derecho a gozar de la aplicación y beneficios generados por dicha información. Los efectos inhibitorios y ampliados causados por la persecución penal terminan por impactar también en el ejercicio de estos derechos. Asimismo, este efecto inhibitorio tiene impactos amplios que no se limitan al ejercicio de derechos de los particulares imputados, sino que tiene una dimensión social que impacta a la comunidad científica y a la sociedad en un sentido amplio”, expusieron organismos como Artículo 19, la Fundación para la Justicia y el Estado Democrático de Derecho, la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de Derechos Humanos y Observatorio Nacional Ciudadano de Seguridad, Justicia y Legalidad, entre otros.
Las expresiones de solidaridad con los académicos infamados de manera grotesca y la exigencia al gobierno para que detenga la persecución han llegado en cascada. Universidades públicas y privadas, institutos de investigación, organizaciones de defensa y promoción de derechos humanos y de la libertad de expresión, los colegios médicos, premios nacionales de ciencias, han manifestado prácticamente al unísono su repudio a la asechanza gubernamental, a la venganza personal y al uso sedicioso de los organismos de procuración de justicia.
La respuesta oficial ha sido la agresión, la difamación y el linchamiento público. El estilo clásico de la “4t” y del lopezobradorismo en general, que le ha declarado la guerra a la inteligencia y al pensamiento libre.
Ambos les producen pavor.
Rector omiso y amurallado
Y mientras universidades de variopinta orientación como la UNAM, la UAM o el Tec de Monterrey expresaron sin cortapisas su apoyo a los académicos perseguidos por la “cuatroté”, el rector de la Universidad Veracruzana, Martín Aguilar Sánchez, no ha dicho ni media palabra. Ni tampoco se ha expresado una postura institucional oficial, a diferencia de las decenas de instituciones y organismos citados.
De hecho, en casi un mes de rectorado, Aguilar Sánchez se ha amurallado en sus oficinas, de donde no sale. No tiene contacto con la comunidad universitaria y prácticamente con nadie que no sea de su círculo cercano.
Su único acto fuera de rectoría fue ir a ponerse a las “órdenes” del gobernador morenista Cuitláhuac García, para que éste le dijera que “respetará” la autonomía de la UV. Como si fuera necesario que lo mencionara.
Con su omisión, el nuevo rector comunica claramente de qué lado está: del de los mezquinos y abyectos que creen que callando estarán a salvo de un trato similar.
Ya sabrán que no.
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