Joel Hernández Santiago.
En su visita a cinco países del área centroamericana y Cuba, el presidente mexicano quiso extender su amistad y apoyo a los países que envían grandes cantidades de sus nacionales hacia Estados Unidos, por la vía de México. Lo que ha significado un serio problema para el gobierno mexicano.
En especial en Guatemala, Honduras y El Salvador el presidente mexicano insistió en un tema que ya ha tratado con los presidentes de estos países y con el gobierno de Estados Unidos como lo que considera que podría ser una solución a la migración centroamericana:
La creación de un programa que en México el gobierno de la 4-T denomina “Sembrando vida” que es ‘un programa integral que busca lograr comunidades sustentables que parte de componentes sociales, económicos y ambientales.’ Y el programa “Jóvenes construyendo el futuro” que es un programa de becas para jóvenes en edad escolar profesional.
El presidente mexicano está convencido de que estos programas del tipo social harán que los jóvenes de estos países desistan de salir de su país para ocuparse en estas áreas productivas redituables para ellos ya en lo sustentable como en lo académico.
Sin embargo, estos programas aun no demuestran efectividad productiva y que los jóvenes mexicanos dejen de salir hacia Estados Unidos para dedicarse con esmero a estas tareas en territorio mexicano, aunque estos proyectos tienen un altísimo costo económico para el país.
Previo a su viaje por Centroamérica, el 29 de abril, el presidente López Obrador sostuvo una plática con el presidente estadounidense Biden por vía telefónica y de cuyo contenido se conoce sólo lo que ambos países han puesto a disposición pública. Sobre todo el tema de la Cumbre de las Américas que organiza EUA para junio de este año y, por supuesto, el tema migratorio.
En este sentido, la presión hacia México se ha manejado constante y subrepticia. Ya con enviados de la Casa Blanca al Palacio Nacional de México, ya con la “visita” de altos funcionarios de la seguridad nacional estadounidense, de representantes de la DEA, del área económica y, por supuesto del área que tiene ver con el tema migratorio.
En todo caso, algo de lo más relevante fue el anuncio del presidente de México el 8 de mayo pasado, a su regreso de Cuba, por el que el gobierno de la 4-T contratará a 500 médicos cubanos para reforzar el sistema de salud. Por supuesto habrá un pago extraordinario al gobierno cubano por el envío de estos profesionales de la salud, al mismo tiempo que se anuncia un programa de capacitación profesional de médicos mexicanos en Cuba.
“Vamos también a contratar médicos de Cuba que van a venir a trabajar a nuestro país; esta decisión la tomamos porque no tenemos los médicos que necesitamos en el país”, dijo AMLO en su conferencia mañanera.
La reacción a este anuncio fue básicamente de reproche. Hay muchos-miles de médicos mexicanos que están a la espera de una oportunidad de trabajo en el sistema médico de salud de este país. Muchos de ellos fueron despedidos previo al inicio de la pandemia por Covid-19 cuando el gobierno de la 4-T decidió que dentro de su Plan Nacional de Austeridad debía adelgazarse la nómina de médicos en todo el país.
Aun así, durante la pandemia de Covid-19, la administración de López Obrador, en el poder desde diciembre de 2018, contrató también a un contingente de profesionales de la salud de Cuba para atender a enfermos en la capital mexicana por meses, lo que despertó críticas en distintos sectores del país.
Hasta julio de 2021 había en México cerca de 800 médicos cubanos trabajando en labores relativas con el combate a la pandemia de Covid-19. Estos médicos fueron contratados, por orden presidencial, por el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) y los gobiernos de la Ciudad de México y Veracruz.
Según diversas fuentes, el gobierno cubano recibió 6.2 millones de dólares del gobierno de la Ciudad de México y 2 millones de dólares del gobierno de Veracruz por los servicios prestados.
Pero la decisión de hoy, como en 2021, tiene más que ver con un apoyo del gobierno mexicano al gobierno cubano por la vía de recursos y de estrategia política internacional, toda vez que en México hay médicos de altísima calidad, de alto grado de conocimientos en distintas áreas de la profesión médica y miles de los cuales están a la espera de tener la oportunidad de trabajo. ¿Por qué no reconocer su capacidad y darles trabajo en un país con un sistema de salud colapsado?
Este tipo de decisiones por supuesto garantizan la posición y la alianza entre gobiernos Cuba-4-T, pero no significan un aporte a la salud mexicana y sí un desplazamiento del conocimiento médico mexicano.
Mejor será mirar hacia estos profesionales mexicanos y ofrecerles trabajo luego de lo cual se verá si los profesionales cubanos, respetables por supuesto, son indispensables en México. Lo demás es más un reflejo de la necesidad de apoyo internacional al gobierno 4-T más que a los mexicanos que habrán de pagar este desplazamiento sanitario.