Redacción MX Político.- En una edición de la revista Young (Nordic Journal of Youth Research) se reflexiona sobre la papel de la música como expresión de la crisis. Contiene casos de estudio de los géneros musicales rap, punk, folk metal, black metal, fado, reggaeton y mahraganat en países como España, Portugal, Finlandia, Irlanda y Egipto.
El número especial incluye estudios de investigadoras del Grupo de Investigación Juventud, Sociedad y Comunicación (JOVIS.com) del Departamento de Comunicación de la UPF: uno de Mònica Figueras (junto con las profesoras de la URV Núria Araüna y Iolanda Tortajada) sobre el reguetón feminista en España, y otra de los investigadores José García Sánchez y Carles Feixa sobre el rap y el mahraganat en el Egipto posterior a la revolución.
Además de autor, Carles Feixa Pàmpols (UPF) es también editor del número especial, junto con Paula Guerra (Universidad de Oporto, Portugal), Shane Blackman (Canterbury Christ Church University, Reino Unido) y Jeanette Østergaard (The Danish Centro Nacional de Investigaciones Sociales, Dinamarca).
La expansión del reggaetón en España
El artículo de Núria Araüna, Iolanda Tortajada y Mònica Figueras-Maz se centra en un estilo musical no occidental, el reggaeton, que se comercializó y globalizó a principios de siglo, pero que en España, tras la crisis, adoptó una postura más politizada. Se originó como un estilo híbrido clandestino perteneciente a las clases bajas de una región periférica, el Caribe, y fue considerado un dominio (y subclase) masculino, pero rápidamente se extendió desde los sectores marginados a las clases media y central. El reggaetón puede verse como un ejercicio de resignación y empoderamiento, una táctica para subvertir las representaciones discriminatorias de género.
El estudio examina la expansión del reguetón en España desde el punto de vista de las relaciones de género y la transversalidad del feminismo popular. Se centra en tres jóvenes artistas populares: Brisa Fenoy, Ms. Nina y Tremenda Jauría, quienes se han apropiado del estilo como herramienta subversiva para transmitir mensajes feministas, a través de las letras y los movimientos corporales.
Tanto en el sesgo comercial de los dos primeros como en la postura alternativa del segundo, las letras y su difusión en contextos políticos, como las manifestaciones #MeToo en el día internacional de la mujer (8 de marzo) de 2018, permiten a los autores concluir que el reguetón puede verse como un ejercicio de resignación y empoderamiento, una táctica para subvertir las representaciones discriminatorias de género: “estas canciones y performances son manifestación de un complejo proceso de fondo (…) el llamado resurgimiento de los movimientos feministas en España a raíz de la crisis que provocó mayor inseguridad, pobreza en las clases trabajadoras (pero especialmente entre las mujeres y los jóvenes)”, explican los autores del trabajo.
Análisis de la música de la Primavera Árabe
El artículo de José Sánchez-García y Carles Feixa se centra en la política de una world music popular —el rap— y una música glocal —mahragan— en Túnez y Egipto, respectivamente. La investigación forma parte del proyecto europeo TRANSGANG. Basado en un proyecto de investigación comparativa, el estudio combina el análisis de letras de canciones con datos etnográficos de los dos países, después de la llamada Primavera Árabe. Estos estilos musicales híbridos podrían verse como la banda sonora de la revolución, pero también como un factor motivador de las protestas.
En Túnez, durante la Revolución de los Jazmines (junio de 2011), el rap fue el medio para sembrar el descontento con el régimen autoritario de Ben Ali, como claramente muestran las canciones de El General, hubo incluso una división de género y clase: política institucionalizada para jóvenes de clase media. personas contra los jóvenes marginados. En Egipto, el Cairo mahragan fue una transformación de la música y la danza sufíes, mezclada con ritmos comerciales y electrónicos, popular en los barrios más pobres, pero considerado “de mal gusto”, crudo e influenciado por las clases dominantes occidentales.
La letra cambió con el levantamiento anti-Mubarak que estalló el 25 de enero de 2011: las canciones mahragan se politizaron y atrajeron a diferentes grupos sociales y generaciones. Como dice un cantante: “Hicimos música para hacer bailar a la gente, pero también hablamos de sus preocupaciones”. En ambos casos, estos estilos musicales fueron resignificados desde una perspectiva generacional y de género pasando de la resistencia a la resiliencia forzosa: la música rap en Túnez y el mahragan en El Cairo permiten a los jóvenes de clase baja imaginar la esperanza y el foco crítico de las múltiples marginaciones.
Un número especial que vincula música, identidad, protesta política y artística
La presentación del número especial afirma que “los jóvenes suelen estar al frente de un importante cambio social y político contemporáneo, y creen que la música ha sido un elemento central en estos eventos, ya sea como promotora de la movilización política o como un importante indicador de los profundos cambios y reconstrucciones de la identidad juvenil en la modernidad tardía”. Por ello, este número especial de Young ha buscado explorar las cuestiones que plantea este dilema, cruzando nociones de música, identidad, protesta política y artística, a través de análisis interdisciplinarios en los campos de la sociología, la antropología, la literatura, los estudios culturales, los medios de comunicación y la historia. , entre otros, y, lo más importante, permite poner la música en el centro de los estudios sobre la juventud.
El cargo El papel de la música como expresión política apareció primero en Noticias MX Político.