documental Político
Emilio Trinidad Zaldívar
En estos cinco años de gobierno, lamentablemente, la dignidad de nuestro pueblo se ha inclinado al autoritarismo de un hombre que conquistó las conciencias de millones de mexicanos que creyeron ilusamente mejoraría de manera drástica nuestra siempre precaria condición de nación débil, de nación saqueada, de nación corrupta, de nación sin ley, de impunidad constante, de privilegios para pocos, de olvidos para muchos.
Este México no es mejor que el de hace seis o doce años o 20 años. Es un México que hoy lo único que tiene claro es que la confrontación, la división, la farsa, la mentira, la descalificación y las atrocidades que se cometen día con día desde el poder absoluto que da la Presidencia de la República, seguirán siendo practicadas en completa libertad, para entregar en 2024 un México en ebullición total, terreno que conviene a Andrés Manuel López Obrador.
Para muchos, en los que me incluyo, nos es inexplicable que aún y cuando el desarrollo del país marcha en dirección opuesta al bien común, el encantador de conciencias débiles y de millones de ignorantes que desea permanezcan en la miseria, conserva una alta aceptación, cuando nos encontramos perdidos e inmersos en el fango de todo lo malo: inseguridad, injusticia, corrupción, despilfarro de recursos, influyentismo, precaria educación, zozobra en la salud y un número igual o mayor de calamidades, producto de su impericia política y de su afán por convertir todo en una guerra simulada con todo y contra todos.
López Obrador no busca ni buscará igualdad económica y social, y para los que se asumen como profetas de la catástrofe, parece que se cierne ésta en los tiempos que vienen por la profunda polarización que el tabasqueño ha venido cultivando, alimentado y liberando estratégicamente, para crear un caos que convenga a sus deseos enfermizos de extender por siempre el gobierno de su cuarta transformación.
Su fuerte es sembrar odio, miedo y desprecio y el ambiente de crispación social al que él le apuesta puede salir de cauce, para que derive en una mayor tragedia a la que ya vimos de asesinatos de políticos, empresarios o figuras públicas.
México arde y él sólo sabe atizar el fuego.
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