- Años de terapia y dolor, le permitieron estar lista y acudir a las autoridades pensando en todas las niñas en peligro
- La terapeuta, Laura Castillo, afirmó que el miedo a que no les crean y la falta de credibilidad en las autoridades permiten los abusos
Sara Lovera
SemMéxico, Cd. de México, 25 de noviembre, 2024.-En el campo de Águilas Moradas de la ciudad de Saltillo, Coahuila, un entrenador del grupo de tochito, Vqueens Saltillo, de fútbol americano abusó de al menos 30 niñas, durante una década, pero sólo Sofi denunció, “después de cuatro años de terapia y luego de vencer el miedo y la culpa”, ahora narra no quiero que sigan normalizándose las agresiones sexuales contra niñas y mujeres.
La joven que tenía 15 años cuando fue violada.
“Tenía miedo, miedo a que no me creyeran”, pero ahora” alzo la voz para que se haga justicia” y todas las demás hablen. A sus compañeras las detiene la familia, temen que sean expuestas públicamente, explicaron su representante legal y su terapeuta.
Sofi, cuenta Laura Castillo su terapeuta, entrevistada por SemMéxico a Sofi le pasó lo que a cientos, tras el ataque tuvo un rebote de ansiedad, dejó de comer, estuvo largamente deprimida, bajó de peso primero, y luego subió muchos kilos que todavía conserva.
Para Laura o lo más grave es que la primera reacción de quienes viven abuso sexual es que se sienten culpables y luego viven años de dolor. Eso explica porque Sofi acudió a las autoridades hasta enero de 2024, “cuando estaba preparada” y decidió denunciar, para que otras se animen. También dijo que las mujeres no denuncian por falta de credibilidad en las autoridades.
La denuncia se hizo en la Fiscalía de Delitos sexuales de Coahuila en enero de este año. El responsable está libre, porque en la Fiscalía, con su sola palabra de “no es cierto”, lo dejaron liberaron. La investigación no se ha cerrado, y mientras sus abogados intentaron “llegar a un acuerdo”, con dinero, dijo Jacqueline Campbell, la representante legal de Sofi.
Sofi contó en entrevista que está preocupada, porque César Pinales sigue como profesor de escuelas primarias y cientos de niñas están en peligro. Hay testimonios de los últimos 6 años, pero fue entrenador de niñas desde hace 10 años. Ahora mismo lo vieron con una menor, comprándole un celular. Ella está en peligro.
Después del ataque Sofi durante semanas estuvo en contacto con algunas de sus compañeras. Todas guardan silencio, porque, explica la terapeuta “las familias en lugar de ayudarlas, las revictimizan” y cuenta que su experiencia es tremenda “si he atendido a 500 pacientes, 480 han sido abusadas y no hablan, menos denuncian. Sofi fue muy valiente.
Tras la denuncia, los abogados de Pirales intentaron “llegar a un acuerdo” ofreciendo dinero, “yo lo que quiero es una disculpa pública y que se le lleve a proceso”, insiste la joven entrevistada por teléfono en algún lugar de México.
Cuando estuvo preparada decidió contárselo a su abuela quien quedó en shock, pero la apoyó inmediatamente. Igual lo hizo con sus padres y lo primero que hicieron fue hablar con el dueño del equipo de nombre Tadeo Carrizales y al día siguiente despidieran al entrenador. Por no sólo está libre, sino que no se sabe dónde está.
Pirales entrenador de niñas de 14 a 16 año, durante más de una década, hizo una estrategia para involucrarlas, un comportamiento que se discutió pero no se remedió, las obligaba a hacerle sexo oral, o sexo explícito, su táctica era ofrecerles ser las principales en el equipo; se retrataba con ellas, las exhibía en redes sociales y hoy está encubierto , anda libre.
La representante legal, Jaqueline Campbell, colaboradora del obispo Raúl Vera, informó que han propuesto a las autoridades que el entrenador sea acusado formalmente de estupro, un recurso que existe en Saltillo, donde, dijo no está debidamente legislado el abuso sexual. Esto permitiría que se le de una satisfacción pública a Sofi y una indemnización.
Explicó que ninguna otra autoridad quiso intervenir, ni las diputadas de la Comisión de Igualdad del Congreso, ni la oficina que atiende Víctimas. En Coahuila, afirmó todo es impunidad y no prosperan estas denuncias.
Sofi dijo que está bien. Que se siente recuperada, que seguirá hasta donde tope el proceso. Ello a pesar de que no hay opinión pública que reacciones y donde, en esta entidad, se mantiene prejuicios. Tanto la terapeuta como la representante legal sostienen que cuando las mujeres denuncian, las revictimizan y las carpetas de investigación no prospera, porque también hay prejuicios en las fiscalía, aunque todas reconocen que con Sofi han sido muy amables, pero no resuelven.
Algunos de los hechos narrados por Sofi
El 15 de febrero de 2019, fue el día que abusó de mí. Ese día el equipo fue invitado a que nos hicieran una entrevista en Televisa Saltillo por haber ganado dos campeonatos. Solamente podrían participar en la televisión dos niñas. César me decía que yo estaba muy bonita y me preguntaba si quería tener relaciones con él porque ya tenía experiencia. La otra niña (YE) fue una de las que también había sido abusada por él.
Después de la entrevista rumbo a la escuela se desvió y nos estacionamos en una calle. Al momento en que detuvo el auto fue cuando me empezó a besar y a tocarme. Me tocó el trasero, yo traía leggins, y no me dejé tocar la vagina. Fue cuando me hizo darle sexo oral, él ya tenía afuera su pene erecto y ya estaba excitado; me movía con su mano derecha, para que bajara mi cabeza hacia sus piernas.
Me sentía muy sucia, pero a la vez creía que estaba bien lo que hacía, creí que yo quería hacerlo, que era algo que estaba bien. Tiempo después un día saliendo de la escuela. No dije nada. Tuve miedo. Volví a sentir asco. No sabía qué hacer. Salió del equipo.
El 11 de marzo del 2022, mi mejor amiga me envió un mensaje que decía: “Necesito hablar contigo, es muy urgente”. Yo estaba de viaje y le contesté: “Qué pasó”. A lo que ella me respondió con audios que fue abusada. Consciente de la situación, le llamó a su novio para no estar “sola”. César la obligó a que le colgara la llamada a su novio, y le dijo: “Súbete conmigo a mi carro”, subió, y fue cuando tocó su pierna.
Después de esto, no me quedé tranquila al saber que él trabajaba en escuelas primarias y que podía estar cerca de muchas más niñas. Cuando todo el equipo se enteró, nos tacharon de mentirosas a mí y a mi amiga nadie nos creyó.
Estuve yendo a terapia con mi psicóloga Laura Castillo, donde hicimos terapias específicas para trabajar el abuso, y cómo poder hablarlo con mi familia. Ella me preparó para poderle decir a mi papá y a mi hermano, pues no me imaginaba cómo se los iba a decir, ni cómo reaccionarían.
Ahora
Actualmente con el completo apoyo de mi familia, siento la responsabilidad moral y social de denunciar este abuso, para evitar que más niñas sufran y pasen por una situación como la que yo pasé. No quiero que sigan normalizándose las agresiones sexuales contra niñas y mujeres.
Quisiera que aprendamos a no quedarnos calladas, conocer los límites del silencio, las acciones que son correctas y las que no.
Entiendo que después de este acercamiento al sistema de justicia, habrá personas que me crean o personas a las que les convenga que yo esté creando todo esto. No tendría ningún motivo para mentir. Lo hago por mi salud mental, para obtener justicia para mí, y para que otras víctimas menores de edad puedan sanar tras lo sucedido.
Sé que suele protegerse a los varones, dejando desprotegidas a las mujeres víctimas, sé así mismo que el sistema patriarcal no nos cree a las mujeres en la primera oportunidad. El entrenador que me hizo daño, ha dañado la vida de otras niñas y no es justo. Madres y padres de familia deben poner atención a lo que sucede en los campos de juego y los entrenamientos; un agresor de menores no debe estar trabajando cerca de niñas y niños.
Además, los otros coaches, el dueño del equipo, madres y padres de familia sabían lo que sucedía, y que puede estar sucediendo hoy en día a otras niñas, pues esto sucedió en el 2018, en mi generación en el 2019, con mi amiga que en el 2022, ¿por qué no sucedería lo mismo el día de hoy?
Después de casi 5 años y un proceso en el cual al inicio no podía ni mencionar la fecha de lo ocurrido,,,, por fin puedo hablar de mi abuso y me siento segura, lista y decidida para que esta persona ya no continue haciendo más daño a niñas inocentes.
Quiero que sea seguro practicar un deporte y que podamos ejercer cualquier derecho sin miedo a que nos causen un daño de por vida. Mi terapeuta escuchó mi versión y me creyó. Incluso tengo una tía, hermana de mi mamá que vio al coach César en un comercio, con una menor de edad, a la que le estaba comprando un celular.