El sector inmobiliario es un sector importante en la economía del país, en la sociedad y el medio ambiente, sin embargo, en los últimos años, el aumento en la urbanización irresponsable en las ciudades ha disminuido alarmantemente los espacios verdes y áreas naturales, por lo que una planificación responsable y sostenible es fundamental para que los desarrollos contribuyan de manera positiva en el entorno.
¿Cómo aporta un desarrollo responsable y sostenible?
Para que un desarrollo sea socialmente responsable debe contar con un enfoque de sostenibilidad inmobiliaria que contemple un diseño, planeación, gestión y construcción de edificaciones amigables con el medio ambiente, donde se aprovechen los recursos naturales, se reduzca la generación de residuos, se preserven la biodiversidad y sistemas naturales.
En ese contexto, algunos de los aspectos más importantes que se deben considerar para que los desarrollos sean sostenibles, son los siguientes:
Construcción ecológica
Una de las primeras consideraciones que el sector inmobiliario debe tener en cuenta con el medio ambiente, es la del diseño integrado a la fauna y flora existente, así como el uso de materiales sostenibles como el metal reciclado, piedra reciclada, madera forestal, paja, entre otros.
Contar con más áreas verdes
Al planificar la construcción de un edificio, el diseño de áreas verdes de manera estratégica dentro de desarrollos inmobiliarios es otro de los aportes que hace la industria al ecosistema, permitiendo maximizar sus beneficios ambientales y contribuir no solo a embellecer el entorno, sino también a mejorar la calidad del aire, regular la temperatura, absorber el ruido y fomentar la biodiversidad local.
Este tipo de edificaciones nutren la flora y fauna local, contando con espacios abiertos y paisajismos que promueven un estilo de vida saludable y hoy día se centran en la temática natural, para recrear espacios caracterizados por: senderos; lagunas artificiales; jardines; corredores ecológicos; conservación de especies nativas; arbustos y césped.
Preservación del agua
Los proyectos de desarrollo inmobiliario sostenibles también están alineados a un importante objetivo, la preservación del principal recurso no renovable del planeta: el agua. Para ello, integran sistemas eficientes de gestión del agua, con el propósito de reducir el consumo de este elemento, desde su construcción hasta en el uso entre sus inquilinos.
Entre las estrategias que desarrolla el sector de la construcción en pro de preservar el agua, se incluye:
- La instalación de accesorios de agua de bajo flujo para reducir el consumo
- Regulaciones para inodoros y grifos en los departamentos
- Captación de agua de lluvia
- Ausencia total de vertidos de aguas residuales en cuerpos de agua naturales
- De igual manera, muchos inmuebles optan por la instalación de plantas tratadoras de aguas residuales, a fin de captar todas las aguas grises y eliminar los contaminantes para que se pueda volver a utilizar ya sea para el baño, el riego y otras actividades, y de esta manera, ahorrar hasta 90% de agua. Esto no solo contribuirá a la sustentabilidad del proyecto, sino que también ofrecerá a la comunidad un acceso más seguro y sostenible al agua.
¿Qué hace a un desarrollo inmobiliario irresponsable?
En contraste a los desarrollos inmobiliarios sostenibles, aquellos proyectos que se diseñan y construyen de forma irresponsable carecen de una visión sostenible y es responsable de varias actividades que impactan de forma negativa el medio ambiente, que van desde el uso de recursos naturales y ocupación del suelo, hasta la contaminación del agua y del aire.
Estos proyectos incluyen varias fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero: en la construcción y operación de edificios, por aspectos como la energía usada para calentar o enfriar los espacios interiores, o el consumo de energía eléctrica.
Además, no cuentan con plantas de tratamiento de agua, lo que implica descargas potencialmente contaminantes en cuerpos de agua limpios, comprometiendo la salud pública y el ecosistema.
A su vez, su falta de áreas verdes y una mala planificación, agrava la urbanización descontrolada, lo que conlleva la pérdida de hábitats naturales, de zonas verdes, la afectación de cuencas hídricas, lo que puede llevar a inundaciones y a una mayor contaminación de suelos y aguas, así como impactar de manera negativa en la calidad de vida de los habitantes.
Mientras que su falta de medidas de protección de la flora y fauna empeora aún más el deterioro ambiental, afectando el equilibrio de los ecosistemas locales y eliminando hábitats naturales esenciales.
En el caso de la ausencia de estrategias para el abastecimiento de agua, como la perforación de pozos propios, refleja una falta de previsión y responsabilidad social por parte de los desarrolladores.
¿Cómo saber que un edificio es socialmente responsable?
Para garantizar la sustentabilidad de un edificio, se creó en 1993 la Certificación LEED, un sistema de certificación con reconocimiento internacional que define los criterios de diseño de los edificios y evalúa su sostenibilidad medioambiental y energética.
Entre los beneficios que proporciona esta evaluación se encuentran: espacios con mejores condiciones para la salud y productividad, reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, ahorro energético y de recursos como el agua, entre otros.