Héctor Calderón Hallal
Este 10 de febrero fue una fecha en apariencia inadvertida para muchos… pero de gran significación para los que aun mantienen la fe en que esta crisis de gobernabilidad en México… y de valores en general en todo el mundo, bien puede y debe ser resuelta por el único responsable de su aparición: el hombre mismo y su ambición desmedida… el hombre y su vocación de dominio sobre los demás.
Porque un 10 de febrero de 1950 nació en una modesta población del norte de Sonora -sin restarle importancia histórica y cultural-; en Magdalena de Kino, para ser preciso, un joven profesional de la economía, que había remado contra las adversidades en su proceso de formación hasta llegar a obtener los grados más altos y honoríficos de universidades e institutos prestigiados de Estados Unidos y Europa… pero sobre todo, porque fue capaz durante su efímero período de influencia en México, de conformar un pensamiento de vanguardia, con funcionalidad plena para los días que vive hoy la democracia en México y el sistema de partidos y, por supuesto, que fue capaz también de imaginar y sentar las bases de la estructura de un partido moderno, con plena vigencia en nuestros días y con esa capacidad de severa autocrítica que se convirtió en su esencia misma… el ícono de su personalidad que más recordamos quienes le conocimos.
En su fugaz liderazgo del PRI y en su candidatura arrebatada por las balas del odio, Luis Donaldo Colosio Murrieta, fue suficiente hábil primero, para triunfar en la lucha política al interior del sistema político de su tiempo -con todo y sus reglas disfuncionales y absurdas- en la carrera hacia la nominación priísta al puesto más importante y honroso al que puede aspirar un mexicano, la Presidencia de la República… y lo hizo dejando en el camino, ni más ni menos que a los “consentidos del régimen”, los cachorros de la alta burocracia priísta -véase grupo de Ortíz Mena y seguidores- que habían acompañado al presidente Carlos Salinas de Gortari desde su época estudiantil en la Facultad de Economía de la UNAM… los “Toficos” se hacían llamar, por aquello del comercial de aquellos chiclosos que transmitían en la radio y en los noticieros de las salas de cine, al que le seguía el estribillo de: “¡Uy qué ricos!”.
Salinas de Gortari por cierto miembro prominente de este grupo; sobrino de Ortiz Mena e hijo del exsecretario de Comercio de López Mateos.
Entre los “Toficos” figuraban Manuel Camacho Solís, Emilio Lozoya Thalmman, Guillermo Ortiz Martínez… y varios jóvenes técnicos de formación bancaria en universidades de prestigio de los Estados Unidos, concretamente en la “teoría monetarista” de Milton Friedman, en Harvard University, Yale University y el Massachussets Institute of Technology: Pedro Aspe Armella, Jaime Serra Puche, Herminio González Blanco, el propio Ernesto Zedillo Ponce (aunque este también proveniente de la cultura del esfuerzo), José Ángel Gurría, Jacques Rogozinski, entre otros… y sin considerar a algunos otros jóvenes de la alta burocracia, formados en instituciones como la Universidad Iberoamericana, como los compadres Emilio Gamboa Patrón y Genaro Borrego Estrada… y sin incluir tampoco la mirada de aquella “fiera viviente”, amenazante, como en el cuento más corto del mundo de Monterroso… el inolvidable y algo más que simple “Tofico” juvenil: el mismísimo Carlos Hank González, secretario de Agricultura de Carlos Salinas.
Y súmele usted a Patrocinio González Garrido, secretario de Gobernación y a Joseph Córdoba Montoya, jefe de la oficina de la Presidencia y el poder “tras el trono”… definitivamente muchos “caballos” con apellidos fulgurantes, experiencia y preparación, por los que pudo haber optado el presidente Salinas de Gortari, cuando como siempre y fatalmente ha ocurrido, el problema en este país era económico …. Y la urgencia -ante los riesgos- era la de encontrar un cuadro altamente calificado en el manejo de la alta administración pública, capaz de aglutinar voluntades e intereses a su alrededor y de convertirse en ese gran interlocutor con la sociedad mexicana en su conjunto.
Por supuesto que no podía quedar el país en las manos de ningún activista callejero, acomplejado, sin la mínima preparación para administrarse a sí mismo, menos a un país del tamaño de México… en este entonces, como siempre, no se podía dejar el país en las manos de ningún resentido, aventurero… o “rollero”, porque para el poder -aquí y en China- hay que prepararse… hay que estudiar mucho… y madurar.
Ese fue sin duda el primero y el más grande de los logros de Colosio Murrieta… haberle “sacado” la candidatura a la oligarquía dominante del PRI en esa época, pues con Colosio había recaído la nominación en un muchacho de extracción humilde, de los estratos populares de aquel norte montañoso y polvoriento en el Sonora profundo… todo un auténtico exponente de la “cultura del esfuerzo”, que se ganó a pulso la confianza de su jefe inmediato el presidente Salinas … y del resto de la ‘nomenklatura’ priísta.
Aquel muchacho originalmente tímido, bien pudo haberse quedado en la sierra de Sonora ordeñando vacas o haciendo faenas agrícolas… o en el peor de los casos ingresado al narcotráfico, como sucede con muchos talentos jóvenes de todas las regiones del país; sin embargo, Colosio Murrieta optó por el camino más arduo, quizá más lento… pero más seguro y honroso: el camino “del esfuerzo personal”.
Un gran ejemplo para el México de nuestros días. Su nombre y su historia pueden y deben ser invocados, a propósito de ese lapso comprendido entre el 1990 y el 2018 en que, mal que bien, gústele o no al “oficialismo” aplastante… tuvimos una época de florecimiento institucional, de crecimiento y hasta de ahorro… donde se desarrolló todo, hasta ese concepto tan socorrido y prostituido en los últimos tiempos y gracias al cual, se han asestado los golpes más arteros a las libertades personales y económicas de los ciudadanos de este país: la llevada y traída “democracia”.
Porque gracias a la estabilidad de ese lapso de la historia, hubo transición entre partidos al poder con orden y paz social. La moral inspirada por los afanes de buenos presidentes y de buenos actores políticos desde las cámaras legislativas, sentaron las bases para ese tan esperado “comportamiento democrático” de los mexicanos. A saber: un Luis Donaldo Colosio, un Carlos Castillo Peraza, un Porfirio Muñoz Ledo incluso, en sus mejores y más congruentes años como tribuno… un José Francisco Ruiz Massieu, un Diego Fernández de Cevallos, un Gilberto Rincón Gallardo, un Bernardo Bátiz Vázquez, entre otros.
El PRI que concibió -aun cuando no lo haya visto del todo consolidado- Luis Donaldo Colosio, es el de un partido que deje de hacer un uso indiscriminado -prostituyente quizá- de la palabra ‘democracia y sus derivados’… ha quedado demostrado que este término solo ha servido a los políticos profesionales, a los altos burócratas que “buscan perpetuamente el hueso”… y no a los ciudadanos de a pie que se debaten día a día en la supervivencia misma y no tienen tiempo de meditar conceptos “tan elaborados” como el “comportamiento democrático” al interior de tal o cual partido… “quesque porque le negaron el voto o el ascenso a Cuauhtémoc Cárdenas … o a López Obrador”… o los “mayoritearon en el Consejo” o “porque les cerraron el paso desde la Presidencia”… esos son puros pretextos, formulismos, frases hechas por los eternos politiqueros que “nomás no están pegados a la chiche …y empiezan a chillar”… no es un tema para ciudadanos ese… por lo menos que les importe sobremanera.
El PRI, como todos los partidos modernos en lo sucesivo, tendrá que voltear a otros conceptos, como el de las libertades y los derechos humanos en general….
Los partidos, incluido el PRI, tendrán que hacer un balance sobre en qué medida, regímenes que se dijeron en campaña precisamente “democráticos”, “libertadores”… que “amaban al pueblo”… nos han limitado inmisericordemente a los ciudadanos la libertad de escoger a nuestros congresistas e incluso con esta propuesta de Reforma al Poder Judicial maltrecha, … nos han coartado la libertad genuina de escoger directamente a nuestros juzgadores, pues hoy queda demostrado que esto, como la conformación de las “falsas mayorías” en el Senado y la Cámara de Diputados, donde se dio el deliberado agandalle de Morena y sus partidos rémora, son una auténtica farsa, una cortina que impide ver cómo las dirigencias de los partidos afines al régimen que hoy gobierna, son los que planean y terminan conformando los bloques mayoritarios en las cámaras…. y terminaran eligiendo a los juzgadores en los órganos jurisdiccionales del país….
El partido moderno y funcional que ideó y soñó Colosio Murrieta desde 1989 se opone a todo esto….
El PRI como todos los partidos modernos, deben de reasumir, replantear… de reinterpretar su atributo de partido “liberal”.
Lo liberal -como parte de una confusión general y permanente- no solo incluye al atributo democrático de un sistema político o de los ciudadanos en general… tampoco incluye solo el aspecto de la “modernidad” como condición ‘sine qua non’ de un partido liberal…. Ni siquiera a estos dos atributos juntos… un ente liberal va más allá de estas dos condiciones.
Un partido liberal o que propugna por la filosofía liberal, es el que es capaz de ver más allá de la simple condición de lo plasmado o postulado en una Constitución y en sus códigos… se propone ver cuál es la realidad de los ciudadanos en lo particular y en los estudios sectorizados de la población: la libertad política, por ejemplo… o la libertad de culto, la libertad de oficio o profesión, la libertad para manifestarse libremente, la libertad de prensa, la libertad para elegir en urnas “transparentes”…. No precisamente resuelven los temas para las que fueron proclamadas… vamos:
En este país, en los últimos tiempos, desde el mensaje presidencial mañanero, algunos sectores poblacionales que profesan un culto específico, así sea mayoritario -como el catolicismo-ha recibido burlas y hasta vejaciones y se corre el riesgo de que esta andanada siga creciendo por la polarización creciente del Gobierno Federal con la Iglesia Católica… aun con la “libertad de culto”.
“La libertad de manifestación de las ideas” ha sido también amenazada desde el 2018 y particularmente la “libertad de prensa” ha sido abrumadoramente mancillada, con centenares de periodistas asesinados sin que la mano de la justicia haya puesto un “hasta aquí” a los supuestos responsables, todos -según se establece- de naturaleza civil… ningún gobierno fue responsables de que se acallaran a periodistas en activo y sobre todo críticos del régimen.
De la “libertad para elegir libremente” representantes y autoridades, pues ya se tocó líneas atrás, con la supremacía que tiene en este régimen, la “construcción de mayorías artificiales” que tienen la función de acallar -por cierto- cualquier participación o intento de diálogo con las minorías… aun sobre pasen el 45% del total general del padrón, esas minorías.
Aquel partido ideado por Colosio Murrieta, debió derivar a estas alturas en un partido adaptado (adelantado incluso) a la realidad mexicana… imbuído de Rousseau… pero pletórico de Ricardo Flores Magón, quien ya a finales del siglo XIX, advertía que en México “tanto la democracia, como la modernidad… y hasta la propia libertad, habían sido conceptos prostituídos por los políticos de la época, solo como promesas… pues en realidad al llegar al poder, siempre estos conceptos son aplazados por otros de interés menor … personal o grupal de los gobernantes”.
¡Qué falta hace un Luis Donaldo Colosio en nuestros días, que supo leer e interpretar adecuadamente a Flores Magón y el manejo del liberalismo!
Solo falta volver la mirada de nuevo a los sectores empobrecidos del país y del mundo, para ver que ninguna de esas libertades de las que habla la Constitución le dan acceso a la gente a la auténtica libertad que emancipa… la libertad económica… el progreso material y humano…. el bienestar individual y colectivo.
Tampoco la democracia en sus múltiples presentaciones, hecha tan célebre por los políticos de oficio…. y mucho menos el uso indiscriminado del concepto “modernidad” nos acerca siquiera, al invocarlo o recordarlo, a la libertad económica.
Una libertad esta última, que es la que realmente necesitamos los mexicanos. Pues es el destino inevitable de todos los pueblos del mundo, que ya migraron de las sociedades industriales y post-industriales… a ser las “sociedades del conocimiento”, en un mundo donde el capitalismo ya no implica que haya ni peones acasillados en haciendas, ni obreros restringidos de la libertad por extenuantes horarios, ni obreros del campo subyugados…. Por lo menos tienden a desaparecer.
Hoy, en el capitalismo de vanguardia, es la población libre en general, la que funda sus condiciones de existencia y convivencia. El acceso al conocimiento es más o menos garantizado para todos a través de las redes y la cibernáutica, por lo que la gente tiene más posibilidades de escoger lo que le conviene…. Y sobre todo, hay una premisa fundamental: a mayor conocimiento, mayor libertad económica y mayor libertad política…. Mejores condiciones de vida finalmente.
El partido liberal moderno en general, no solo el de Colosio, tiene que ser un partido con la severa autocrítica, capaz de refundarse que sea preciso … de reinventarse y adecuarse a las necesidades del sentido común de la gente…
Afortunadamente así lo recordó hace unos días el dirigente nacional del PRI, el senador Alejandro Moreno Cárdenas…. Ese es ya un buen principio.
Y así lo reseña el presidente de la Fundación Colosio del PRI a nivel nacional, el hoy diputado Samuel Palma César, colaborador cercanísimo al desaparecido líder, que comenta en un vídeo que ha sido multicitado en las redes, que Luis Donaldo hizo un llamado a reformar al poder; se propuso acotar el presidencialismo y hacer preservar los equilibrios del poder… nada podría ser por cierto un tema tan actual.
Y sí, como bien dice Palma César, sus pronunciamientos tienen hoy plena vigencia… a 75 años de su natalicio, el recuerdo del sonorense retumba en nuestras conciencias, como un gran compromiso con nosotros mismos, para retomar la ruta del orden, la paz pública, la seguridad, el crecimiento y la vida republicana que nos permita convivir en la armonía que merecemos los mexicanos.
¡Cuánta falta hace Colosio Murrieta!
Autor: Héctor Calderón Hallal
@CalderonHallal1;
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