Joel Hernández Santiago
Lo que debería ser un asunto de Estado, un asunto que debe tomarse con toda la seriedad que merece porque atañe a la vida de millones de seres humanos, y porque implica la seguridad y la sobrevivencia de miles de familias, sobre todo latinoamericanas, es motivo de burla, de chunga, de ofensa, de arrogancia y prepotencia del gobierno ultraderechista de Donald J. Trump.
O por lo menos eso se desprende de la manera cómo desde la Casa Blanca emitieron un mensaje “de amor” en el Día de San Valentín, o Día del amor y la amistad, que es lo que se celebra el 14 de febrero de cada año. Digamos que es una fecha en la que se ensalza la cordialidad, el afecto, el amor, el abrazo y el beso amoroso.
Sí, pero esta vez la vocería de la presidencia estadounidense publicó en sus redes una tarjeta de odio en sus redes de la Casa Blanca.
Es color de rosa como fondo y al centro aparecen los rostros del presidente republicano de Estados Unidos, Donald J. Trump y el rostro de Thomas Homan, el agresivo zar de la frontera, quien ha declarado la guerra a la migración hacia su país, sobre todo si es latinoamericana.
La tarjeta trae una leyenda: “Roses are red, violets are blue… (Y sigue) come here illegally and we’ll deport you” (Las rosas son rojas; las violetas son azules: ven aquí de forma ilegal y te deportaremos”). En lo que respecta a la primera parte, es la frase de una canción histórica para los estadounidenses; una de sus clásicas, y utilizan esta frase para decir: “Bueno, así son las cosas” (‘Roses are red, violets are blue’).
La fecha de lanzamiento de esta tonada fue en abril de 1962. Compuesta por Al Byron, letrista, y Paul Evans, música. La interpretó un cantante muy de moda en la época: Bobby Vinton. Inmediato la canción se colocó como un gran éxito en el hit parade estadounidense. Pero sobre todo se quedó en la memoria popular la frase dicha.
Utilizada así, en una tarjeta que resulta amenazante, es una forma de trivializar el tema de la migración y de los trabajadores migrantes en EUA; una forma de mostrar que para ellos el tema resulta en agravio, en tono inhumano y arrogante. El superpoder –lo que suponen su supremacía– se puede dar el lujo de insultar a la dignidad humana.
Y está ahí la imagen de Trump junto con el famoso y agresivo Thomas Homan, quien es un ex policía de Nueva York; fue director interino del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de EUA y a partir del 20 de enero de este año designado por Trump como “zar de la frontera”.
El mismo Homan que hace alarde de fuerza y de poder y quien vive amenazando con rudeza a trabajadores migrantes en EUA; el mismo Homan que opera las deportaciones masivas –según ha prometido-; el mismo Homan que enfrenta a quien se le pare enfrente para contraponer su política arbitraria, aterradora y atentatoria de los derechos humanos universales.
El mismo Homan que arremetió en contra del Papa Francisco cuando el pontífice envío una carta el 11 de febrero a los obispos católicos en EUA en la que expresa su preocupación por que las políticas que criminalizan a los migrantes ‘lastiman la dignidad de muchos hombres y mujeres’ y que ‘el estatus migratorio ilegal no debe considerarse sinónimo de criminalidad.’
Instó, además, a abordar la crisis migratoria con un enfoque más humano y respetuoso de los derechos de los migrantes porque, dijo Francisco, estas medidas no atienden las causas profundas que obligan a millones a abandonar sus hogares.
La respuesta de Homan fue inmediata y al estilo del vaquero de las películas estadounidenses, mugroso y apestoso que llega de larga travesía por el desierto al “Saloon” del pueblo, patea la puerta para anunciar su arribo, y al entrar espeta: “Este señor (el Papa) debe ceñirse a la Iglesia Católica y dejar que sea el gobierno (republicano) el que se encargue de la política fronteriza.
Y agrega: “resulta contradictorio que el Papa critique las medidas de control migratorio, cuando él mismo tiene un ‘muro alrededor del Vaticano para proteger a su gente y a él mismo pero nosotros no podemos tenerlo aquí’. Aunque Homan no dice que, además:
El gobierno republicano de Trump busca eliminar las matrículas como residentes de los estudiantes indocumentados en universidades públicas; que ya se envían indocumentados a la prisión militar de Guantánamo, en Cuba; que están a la vista redadas en escuelas, iglesias y hospitales, sitios que durante el gobierno de Joe Biden estaban blindados contra este tipo de acciones. Que expulsan esposados a los migrantes detenidos como si fueran criminales.
Que los denominados estados santuario para migrantes también enfrentan fuertes presiones por parte del gobierno republicano: Nueva York, California e Illinois… Y tanto más.
Se ha instalado en la política estadounidense un discurso racista, xenófobo y de odio; un discurso de polarización social entre las minorías raciales y las mayorías “blancas” –sobre todo la de sus votante republicanos-, un discurso cargado de amenazas y de atentado al libre tránsito y a la libertad de expresión, como es el caso del veto a la agencia AP y amenazas a periodistas críticos.
La arrogancia estadounidense y el triunfalismo republicano llegan ya a niveles de confrontación con enemigos poderosos, como es el caso de las acusaciones del vicepresidente de EUA, J.D. Vance a Europa al decir que “la migración ahí está fuera de control” omitiendo el tema central de la reunión del 14 de febrero: “Cómo detener la guerra entre Rusia y Ucrania”.
Pero bueno. Esta confronta mundial de los republicanos seguirá un buen rato. Mientras algunos países sean débiles y sumisos ellos seguirán cantando felices: “Roses are red; violets are blue”.