* Los bloqueos ocurridos el pasado día 19, y que afectaron vialidades tanto en Pachuca, Toluca y los accesos a la CDMX por arterias como Indios Verdes y otras vialidades, no fueron operados por transportistas de Zimapán sino por integrantes de organizaciones del Estado de México ligadas a políticos del PT, como el ex alcalde de Ecatepec, Fernando Vilchis, su tío Germán Rufino, ex regidor de ese municipio y el socio de ambos, José Neri Ortega, líder del Sindicato del Cemento, que busca adueñarse del control de las minas de ese municipio y afiliar por la fuerza a su mafiosa organización, a los trabajadores; al final, tanto medios como diputados mexiquenses de Morena, los pusieron en evidencia como los responsables de afectar las actividades de miles de habitantes, con tal de lograr sus chantajes políticos y económicos
SILOGISMOS
Por Antonio Ortigoza Vázquez / @ortigoza2010
Especial de Expediente Ultra
Los bloqueos que secuestraron por horas a las principales arterías de Pachuca, el acceso a la Ciudad de México por Indios Verdes y otros puntos más, hasta extenderse a Toluca, este 19 de febrero, dejaron en claro que sus promotores lejos, muy lejos de defender una causa justa, al tomar como excusa un tema controversial de abuso a dos menores en Zimapán, Hidalgo –cuyo origen radica en la disputa de una herencia familiar–, han sabido aprovecharlo para negociar oscuras prebendas y hasta impunidad.
Miles y miles de automovilistas afectados se siguen preguntando cómo es que un grupito de rufianes donde destacan el ex candidato del Partido del Trabajo al municipio de Ecatepec, Edwar Espíndola, ligado al ex alcalde y ahora diputado federal también por el PT, Fernando Vilchis Contreras y su tío y ex regidor de Zimapán, Germán Rufino Contreras –el tristemente famoso “diputado diarreas”–, en contubernio con uno de sus socios, el líder de baja ralea del Sindicato del Cemento, José Neri Ortega, les desgraciaron sus actividades, apoyados por el grupo de choque y de la delincuencia organizado denominado “Los 300”, al servicio de Vilchis.
Al igual que en Pachuca, en la CDMX y en Toluca, la gente no se tragó el cuento de que el tema de los bloqueos era por la violación de dos menores en el municipio de Zimapán, distante a cientos de kilómetros y cuya jurisdicción nada tiene que ver con Ecatepec y menos con la CDMX o la capital del EdoMéx. Por ejemplo, los camiones que ahorcaron las vialidades en Pachuca no tenían placas de Hidalgo. Y en Toluca los iracundos automovilistas se preguntaban al leer las mantas con el presunto delito cometido en Zimapán. ¡¿Y qué carajos tiene que ver Toluca con Zimapán?¡
El montaje fue tan burdo y descerebrado que los autores intelectuales terminaron por evidenciarse a sí mismos cuando los medios comenzaron a hacer preguntas. Los reporteros que cubren la zona metropolitana y conocen de sobra las marrullerías del ex alcalde Vilchis Contreras, empezaron a atar cabos que sencillamente no cuadraban en la supuesta demanda de justicia, sobre todo cuando los rijosos dijeron ser transportistas de Zimapán (¿Con placas del EdoMéx?). Y a su lado aparecieron los ya conocidos grupos afines al ahora diputado federal del PT.
El tema apenas se estaba difundiendo en los noticieros cuando los verdaderos transportistas de Zimapán, aparecieron a escena deslindándose del monumental caos vial, echando abajo la farsa.
Pero, ¿cómo es que un asunto que nació en una disputa de la familia Trejo Leal en Zimapán, por motivos de una herencia, hace cinco años, pudo escalar hasta los niveles de ser aprovechado por delincuentes sindicales y políticos de quinta, del Estado de México?
De hecho, ninguno de los incondicionales y porros de Vilchis Contreras, de Germán Rufino o del seudo dirigente y seudo representante indígena, José Neri Ortega, supo a ciencia cierta contestar el por qué del reclamo. Eso solo lo sabían los ejecutores del perverso plan que tiene como trasfondo un chantaje político y económico.
La historia sintetizada del abuso a las menores derivó luego del fallecimiento del empresario Arturo Trejo Villada, en febrero del 2020, y quien en su testamento dejó fuera a su hija Aylen Trejo Leal, repartiendo según su decisión, sus bienes a su hija Ixtshell y en menor grado a sus hijos Jaqueline y Arturo Williams (Willy Trejo), todo de apellidos Trejo Leal.
Según versiones de la gente de Zimapán, Aylen Trejo no quedó conforme con la última voluntad de su padre e impugnó el testamento, presentando un supuesto pagaré no saldado por su difunto padre por más de dos millones de pesos. El pleito escaló a los juzgados, y al parecer peritos expertos en grafoscopía determinaron que la firma del supuesto deudor había sido falsificada.
Y ahí arrancó el lío entre hermanos, al comenzarse a denunciarse por fraudes, enredando el tema con una serie de intereses políticos y económicos.
¿Cómo es que brincó el asunto de Zimapán hasta desgraciarle la vida a habitantes de otros estados? Sucede que una de las hermanas acusó a sus hermanos y a sus cónyuges de haber abusado sexualmente de sus dos menores hijas.
El tema es que las autoridades y la juez que conoció el caso de las acusaciones contra Ixtshell y su esposo y Willy Trejo y su cónyuge, Eva Medina Hernández, presuntamente no encontró elementos suficientes para procesarlos. Y es ahí donde el asunto comenzó a torcerse al abandonar la ruta jurídica para enfilar a la política, apareciendo a escena la entonces diputada del verde ecologista, Carmen Lozano Moreno –hermana del ex alcalde José María Lozano–, quien ya había tenido disputas con Willy Trejo por el control del tema del acuerdo para entregar agua de Zimapán al Estado de Querétaro y que años atrás había reportando ingresos por 40 millones de pesos que hasta la fecha están perdidos en el limbo de la corrupción.
En 2022, 40 comunidades de Zimapán exigieron a la diputada Lozano, aclarara el fin que habían tenido esos fondos porque además de no tener agua ni siquiera existían las pipas prometidas; la confrontación con el también activista Willy Trejo y su cuñada, Alhely Medina, entonces ya candidata a diputada local, derivó en que la verdecologista comenzara a cabildear entre las diputadas mujeres del Congreso Local, buscando enfilar sus baterías mediáticas contra Trejo, etiquetándolo como violador, cuando las instancias de ley decían lo contrario.
Carmen Lozano quedó seriamente dolida porque quien ganó la diputación local I de Zimapán, por Morena, fue precisamente Alhely Medina, quien ya había denunciado las artimañas que Aylen Trejo tejía de la mano de la frustrada candidata a alcaldesa, contra su cuñado Willy.
Uno de los resentidos políticos en Zimapán lo es sin duda Germán Rufino Contreras, quien se quedó con las ganas de ser candidato a Presidente Municipal por Morena y se debió conformar con ser regidor por el PRD. El tío del ex alcalde de Ecatepec, Fernando Vilchis, es un político de pésimos antecedentes pues siendo diputado federal por ese partido, en el Distrito X de Ecatepec, el 12 de diciembre de 1998, cuando se votaba en San Lázaro la aprobación del FOBAPROA –el atraco de la deuda de los banqueros transformada a deuda pública por Zedillo y que todavía seguimos pagando los mexicanos–, el sujeto se ausentó de la sesión y en el tablero su voto apareció como abstención; es decir, que fue de los traidores al pueblo de México.
Cuando sus compañeros del Sol Azteca le increparon su bajeza, Rufino Contreras salió con la falacia de que estaba suelto del estómago y había tenido que ir al baño…¡pero de su casa¡ porque ya no se le vio en toda la sesión. De ahí le nació el mote del “diputado diarreas”.
El lector podrá empezar a conjeturar que no es casualidad que German Rufino aparezca al lado de José Neri Ortega, dirigente del Sindicato del Cemento, porque precisamente en Zimapán esta dupla de pillos ha buscado adueñarse del control de las minas y la transportación de sus materiales, pero además obligando a los trabajadores a afiliarse a su mafioso sindicato. Los transportistas que según ellos se sumaron a la protesta desde hace unos días, han sido golpeados, amenazados y extorsionado por Neri y sus compinches para cederle el control de la zona.
Se va entendiendo el por qué, el conflicto familiar les ha caído como anillo al dedo a estos mafiosos. Y se preguntará el lector de Hidalgo y de los Estados afectados, ¿qué tiene que ver Fernando Vilchis en todo esto?
Muy sencillo, el ex alcalde de Ecatepec y actual líder del PT mexiquense y diputado federal por ese partido, tiene sobre sus espaldas acusaciones en el Congreso del Estado de México por un presunto desvío de dos mil millones de pesos. Su sucesora en el ayuntamiento, Azucena Cisneros, le ha detectado otras tantas anomalías financieras y administrativas. Al prestarse a la criminal farsa busca negociar impunidad por la vía del chantaje. Tanto él como su tío, Edwar Espíndola y Neri Ortega, son coyotes de la misma loma. Mafiosos unidos por un pestilente sindicalismo y una corrompida política
Ahora se entiende por qué sus mantas acusaban a cientos de kilómetros de distancia de Zimapán, directamente a Willy Trejo y a su cuñada, la diputada local, Alhely Medina. Los miembros de esta encubierta delincuencia organizada buscan matar no dos, sino tres pájaros de un tiro: por un lado, negociar prebendas para tener la exclusividad de las minas en Zimapán y el control del agua en la región, obtener impunidad para no ser desaforado, como es el caso de Fernando Vilchis; y, fomentar un linchamiento mediático en contra del gobierno de Hidalgo, haciéndolo aparecer como parcial en la aplicación de la justicia.
El asunto es que no solo los medios sino muchos actores políticos se han manifestado contra los mafiosos. El asunto ya reventó en el Congreso Mexiquense donde el diputado local de Morena por Ecatepec, Octavio Martínez Vargas, pidió se investigue y castigo al ex alcalde de su municipio, por haber ocasionado graves daños económicos a miles de habitantes que no pudieron llegar a sus citas de trabajo u otras actividades productivas a la Ciudad de México, por el ilegal proceder de estos gangsters.
Por si esto no fuera poco, tan están actuando fuera de la ley que ni por descuido acudieron al llamado del gobierno del Estado de Hidalgo para sentarse a dialogar. ¿Y cómo? ¿Con qué argumentos o razones válidas pueden defender sus sofismas estos rufianes?
El tema apunta a escalar más allá del ámbito local y no estaría de más que las instancias federales comiencen a poner freno a los desbocados petistas que, como se observa, usan la política de alianzas con Morena para proteger actos delincuenciales en contra de la sociedad no solo de Hidalgo sino de toda la zona metropolitana. En Hidalgo no se necesita tener una bola de cristal para saber que grupo controla al PT, por lo que una alianza con el malhechor de Vilchis Contreras se explica por obvias razones.
Entenderá el lector que lo que menos les importa a los autores intelectuales del caso que afectó a miles de personas, es precisamente que se haga justicia a las menores que para sus intereses, nunca han sido una verdadera prioridad sino el medio propicio para alimentar sus aviesos fines y chantajes.
Con los delincuentes no se dialoga, se procede conforme a la ley, ¿No cree usted, estimado lector?