Cicuta
Jaime Flores Martínez
Viernes 14 de marzo del 2025.- Parecidos en su actitud egocéntrica, aunque radicalmente distintos en sus reacciones, el presidente de Estados Unidos Donald Trump y su homóloga mexicana Claudia Sheinbaum Pardo comparten un protagonismo especial dirigido a sus bases.
Cierto que la impresión generalizada es que la arrasante personalidad de Donald Trump aplasta la figura de Sheinbaum, una mujer que —sin duda— responde a la necesidad de mantener a su base electoral.
Aunque el presidente de Estados Unidos constantemente le aplica zancadillas, sus respuestas le han dado “tan buenos resultados” que sus niveles de aprobación superan el 80 por ciento.
Cicuta ha destacado la valentía de Sheinbaum al responderle a Trump, aunque también se ha cuestionado su actitud desafiante.
Y si la mayoría supone que la relación entre ellos es sumamente tensa, analistas sumergidos en el análisis profundo concluyen que existe un acuerdo imperceptible.
Esos analistas se detienen a observar la postura que asumió Sheinbaum un día antes que entraran en vigor los aranceles impuestos por Trump a todos los productos mexicanos de importación.
Sheinbaum, serena, aseguró que tenía el plan B, C y D lo que respalda la visión de los analistas aludidos.
Dicho de otra manera, Donald y Claudia pueden tener un plan conjunto que beneficie a ambos, aunque no hay duda que Trump sacará ventaja del esfuerzo conjunto.
Horas antes de la fecha límite para la entrada en vigor de los aranceles del 25 por ciento impuestos por Trump, el columnista le pidió a un reconocido psicólogo el perfil de Trump y de Sheinbaum para tener las bases para un eventual encuentro entre ambos.
Aunque existen claras diferencias entre Trump y Sheinbaum, el común denominador de ambos es el narcisismo exacerbado en su personalidad pública, estilo de liderazgo y comportamiento en situaciones de conflicto.
Perfiles
Respecto al perfil psicológico de la presidenta Sheinbaum el profesional considera:
“Desde una perspectiva psicométrica basada en su comportamiento público y liderazgo, se pueden analizar ciertos rasgos de personalidad y patrones emocionales que dejan ver a una persona Narcisista, con rasgos de megalomanía, disfrazados o escondidos detrás de su personalidad introvertida y aparentemente sumisa.
Es una persona que se maneja con alta escrupulosidad, se muestra organizada, disciplinada y meticulosa en su trabajo, con un fuerte enfoque en la planeación y la ejecución.
Aparenta tener alta estabilidad emocional, sin embargo, ante situaciones de alto estrés muestra reacciones impulsivas y cambios emocionales extremos, que ha aprendido a esconder y camuflajear en público manteniendo una imagen se sobriedad, con actitud calmada y racional.
Aunque participa activamente en la política, su estilo de comunicación es más reservado, distante, seco y técnico en comparación con líderes más carismáticos y extrovertidos.
Su formación científica sugiere una inclinación hacia el análisis basado en evidencia y una mente orientada a la innovación, siempre que venga con bases firmes y comprobables.
Es una persona que busca siempre estar en control y demostrar que es quien tiene el poder, y para ello, muestra un discurso conciliador y colaborativo, evitando la confrontación directa y proyectando una imagen de cercanía con la ciudadanía y de mucha firmeza y cero flexibilidad antes sus colaboradores cercanos.
Tiene un modelo de pensamiento analítico, basado en datos y evidencias.
Presenta un coeficiente intelectual superior al término medio y es muy hábil para mantener contenta a la población que la eligió y la sigue. Para mantener su imagen social, adapta su discurso y decisiones según el contexto, el grupo social al que esté dirigido y manipula con estímulos y concesiones aparentes para mantener su lealtad.
Su comunicación verbal y no verbal es pausada, sin expresiones intensas de ira o frustración para mantener una empatía y cercanía fríamente calculadas.
El perfil psicológico de Donald Trump, se puede describir en términos de rasgos de personalidad, rasgos psicopatológicos, estilo cognitivo y patrones de sus respuestas emocionales.
En cuanto a los rasgos de personalidad, Donald Trump presenta una combinación de rasgos altamente marcados dentro del perfil sociopático/Narcisista con megalomanía, basado en el Manual estadístico de los trastornos mentales (DSM-V).
Trump se muestra amable y empático con las personas que le rodean, pero detrás de esa máscara vive un hombre que no tiene empatía ni compromiso con las demás personas, es egocéntrico y está dispuesto a llegar a cualquier extremo con tal de obtener lo que desea, sin importar a quien lastime o afecte.
Presenta alta extraversión social y se muestra carismático, pero siempre dominante en las interacciones sociales.
Necesita y disfruta llamar la atención y vive a través de la confrontación y el domino basado en su poder.
En sus relaciones políticas tiende a ser impulsivo en la toma de decisiones, combativo y muy poco empático, con una tendencia a la confrontación con quienes muestran debilidad y sumisión ante él.
Prefiere el dominio y la tiranía en competencia sobre la cooperación y el trabajo en equipo.
Aunque se vende como un político innovador en estrategias socio-políticas y empresariales, siempre vive con resistencia al cambio y a la evolución, es egocéntrico en su toma de decisiones y cambiar de opinión no es lo suyo, aun cuando sepa que está equivocado.
Es una persona con alta escrupulosidad, disciplinado y con determinación en la consecución de sus metas y objetivos, perseverante y aferrado a su voluntad siempre respondiendo de manera impulsiva y desorganizada.
Es una persona con alta inestabilidad emocional e impulsividad en su actuar.
Reacciona de manera intensa a críticas, mostrando impulsividad y poca o nula empatía ante sus detractores. Es muy sensible al rechazo y lo domina a través de mal uso del poder que le ha sido conferido.
Responde con agresividad y violencia rápidamente a estímulos, especialmente a críticas o desafíos a su autoridad.
Trump presenta una fuerte necesidad de reconocimiento y aprobación, lo que lo lleva a buscar constantemente atención mediática y social al precio que sea.
Su estilo de liderazgo es autoritario e irracional, solo tiene la razón. Vive buscando el control y usa la lealtad de sus seguidores para mantenerlo a toda costa.
Creció en un entorno altamente competitivo con un padre exigente y castrante, lo que pudo haber fomentado su necesidad de ser dominante y en constante búsqueda del éxito financiero.
En conclusión, Donald Trump presenta un perfil psicológico caracterizado por alta extraversión, narcisismo y megalomanía, con muy baja autoestima que esconde utilizando su poder y con rasgos sociopáticos que le dan impulsividad y agresividad en sus relaciones políticas y en la toma de decisiones.
Sus comportamientos siempre están impulsados por la búsqueda de poder y control y la necesidad patológica de reconocimiento y la reafirmación de su identidad como “ganador”.
En conclusión, si alguien se pregunta ¿cómo enfrentaría Sheinbaum un encuentro con Trump?:
Está visto que Claudia Sheinbaum no caería fácilmente en provocaciones, pero podría verse en desventaja si Trump la arrastra a un terreno de agresividad y show mediático. Su estilo discreto puede hacerla parecer débil ante alguien con un enfoque tan avasallador. Sin embargo, su paciencia y su estrategia fría podrían ser útiles si logra mantenerse firme sin entrar en el perverso juego de Trump.
¿Qué podría pasar en un encuentro entre ambos?
Si la reunión se da en un contexto de tensión entre México y EE.UU., el choque de estilos sería evidente:
1. Trump podría iniciar con un tono agresivo, exigiendo concesiones en comercio, migración o seguridad. Podría hacer comentarios despectivos o minimizar la postura de México para marcar su dominio.
2. Sheinbaum intentaría mantenerse en control, evitando responder con la misma agresividad. Podría usar datos y diplomacia para desarmar algunos ataques, pero correría el riesgo de que Trump la perciba como demasiado pasiva.
3. Si Sheinbaum no impone una postura firme, Trump podría aprovechar la situación para presentarla como débil o manipulable, lo cual afectaría la imagen de México en la relación bilateral.
4. Si Sheinbaum logra mantener la calma y resistir las provocaciones sin ceder demasiado, podría desgastar a Trump y hacer que él mismo se vea exagerado o irracional.
Trump buscaría dominar el encuentro, mientras que Sheinbaum intentaría mantener el control sin confrontar directamente. El resultado dependería de si Sheinbaum logra equilibrar diplomacia y firmeza sin caer en el juego de Trump. Si se muestra demasiado técnica o pasiva, podría perder terreno. Si usa inteligencia estratégica y responde con calma, pero con determinación, podría resistir la presión y evitar que México sea percibido como débil ante Estados Unidos.
Ruiz
La tarde del miércoles, el delegado de Bienestar en Baja California Alejandro Ruiz Uribe se refirió al mensaje que divulgó la periodista y escritora Elena Chávez quien vincula con el narco a Marina del Pilar Ávila Olmeda, titular del ejecutivo en Baja California.
Al referirse a quienes están detrás de esas versiones, Ruiz Uribe dijo se trata de personajes que —en el pasado— ya fueron sancionados por ser “narco políticos”.
No dijo nombres, pero evidentemente, se refiere a las huestes de Genaro García Luna, el calderonista número uno.
Positivo
Que bueno que la autoridad mexicana “despertó” de la pasividad que se vivió en los años anteriores.
Los hallazgos realizados por colectivos de mujeres buscadoras obligan a la autoridad a responder.
Incluso llegan a “descobijarse unos con otros” y esto pone en evidencia la complicidad existente.
Cierto que en el anterior gobierno se multiplicó el número de desaparecidos y se saturó la cifra de ejecuciones, aunque ahora la situación parece distinta.
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