RODOLFO VILLARREAL RÍOS
En nuestra colaboración anterior mencionábamos que, en esta y otra más, abordaríamos críticas sobre películas diversas. Sin embargo, tras de analizar algunos considerandos, decidimos dejar esa temática para después. Resolvimos que en esta ocasión escribiríamos acerca de un tópico que, por una razón extraña, en nuestro país poco espacio se le ha dedicado, la corrupción en el gobierno estadunidense.
En México, todos andamos ocupados en ver si se nos imponen o no los aranceles y basta con que se nos aplace la entrada en vigor de la medida para que la clase gobernante se lance al Zócalo y le dé realce de épica histórica. Mientras tanto, en los EUA, un día sí y otro también, se muestra que la corrupción en su gobierno está inmersa hasta el tuétano. Si, ya sabemos, que aquí dicen que eso es una muestra de cómo la sociedad estadunidense se cae en pedazos y, afortunadamente, dichas situaciones no suceden en México gracias a que la $-T está integrada por seres impolutos. ¿Acaso alguien lo duda? Pero vayamos a lo que han encontrado al sur del Bravo.
Para explicar lo anterior, primero que nada, debemos de mencionar que vivimos momentos de definición a nivel mundial, el modelo globalizador ya no da para más, se acabó. Lo que hoy vemos en la Bolsa de New York es una combinación de factores. Por un lado, los grandes jugadores aprovechan las medidas anunciadas por el presidente Trump para realizar una toma de utilidades y, al mismo tiempo, muestran su rechazo al fin de la globalización que tantos recursos les generó a costillas de la economía estadunidense. Culpan a Trump por las medidas adoptadas que, dicen, les generan pérdidas…momentáneas. Lo que en realidad tenemos ante nosotros es un debate, (¿O de plano le llamamos guerra?) que se centra en el tipo de sistema que prevalecerá en el orbe en los años por venir.
Bajo la premisa de que las grandes trasnacionales no tienen nacionalidad, es importante considerar que los poderes reales en los EUA, esos que no acostumbran a exhibirse, pero cuya presencia siempre está presente, decidieron que su sociedad no podía continuar viviendo en la forma en que lo ha hecho durante los últimos tiempos, era el momento de realizar un giro y tomar medidas drásticas. Tras de someterlo a todas las pruebas imaginables, determinaron que, de todos los miembros de la clase política, el único quien podía encabezar el cambio de modelo era Donald J. Trump. Ya sabemos que en nuestro país no puede ser simpático para nadie, pero los estadunidenses nunca han tomado las decisiones en función de lo que nos guste o no.
En juego está el futuro de los EUA que de no corregir el rumbo se iría muy pronto al despeñadero. El reto que el presidente Trump enfrenta es por partida doble. En lo externo, debe de asegurar que su país no termine como los europeos y mantener el liderazgo. En lo interno, tiene mucho por arreglar y decidió iniciar por las áreas que integran el gobierno que encabeza no obstante que las resistencias son mayúsculas. ¿Será que con la eliminación del gasto superfluo se les van negocios a varios?
En los EUA, entre los apodados liberales (en realidad son los rabanitos), el villano favorito del momento, después del presidente, es el multimillonario Elon Musk quien se encuentra al frente del Department of Government Efficiency (DOGE) o, en castizo, el Departamento de Eficiencia Gubernamental. Su pecado mayor es haber encontrado que los recursos aportados por los contribuyentes estadunidenses, vía impuestos, se han utilizado en asuntos no del todo justificados y el aparato burocrático tiene un tamaño desmedido.
Antes de continuar, debemos precisar que eso de optimizar el gasto y reducir la burocracia del gobierno es algo que, en su momento, un par de rockstars de los Demócratas, William Jefferson Clinton y Barack Hussein Obama mencionaron era necesario realizar. El primeo llegó a declarar ante el Congreso estadounidense: “The era of big goverment is over”. (La era de un gobierno gigantesco ha concluido). Ninguno de los dos pasó de las palabras a los hechos y así no generaron reacciones negativas entre quienes consideran que el desperdicio debe ser la divisa predominante en el gasto gubernamental de los EUA o de cualquier otro país.
Antes de entrar al tema, debemos de apuntar que actualmente la deuda del gobierno de los EUA alcanza un total de 36 billones (ellos los denominan trillones) de dólares y si bien no representa un problema en el corto plazo porque ellos tienen la maquinita, pero como nos dijera el economista Sergio Enrique Castro Peña, “esa maquinita no es eterna y puede descomponerse en cualquier momento”.
En ese contexto, es comprensible que el presidente Trump entendió que no podían seguir gastando como marinero borracho desembarcado después de seis meses en el mar, era necesario empezar a frenar esa actitud manirrota.
Dada la preocupación que para muchos representa el cambio climático (¡!) y su amor por lo verde, iniciemos con lo que han encontrado en la Environmental Protection Agency (EPA) o la Agencia para la Protección del Medio Ambiente. El director de dicha entidad, Lee Zeldin, anunció que se cancelaban los “grants”, los apoyos otorgados por el gobierno para causas diversas, que la administración Biden entregó por un monto de veinte mil millones de dólares que se destinarían a proyectos climáticos y de energía limpia.
Esa cantidad, de acuerdo con Zeldin, fue “depositada en una institución financiera externa en un esfuerzo deliberado por limitar la supervisión gubernamental…”. El dinero se distribuyó entre ocho Organizaciones No Gubernamentales de creación reciente con conexiones políticas amplias, pero carentes de las credenciales necesarias para llevar a cabo estos estudios.
Entre ellas, se incluyeron The Coalition for Green Capital, Climate United Fund, Power Forward Communities, Opportunity Finance Network, Inclusive and the Justice Climate Fund, mismas que están asociadas con grupos como These Rewiring America, Habitat for Humanity and the Community Preservation Corporation. Pero ese no es el caso único relacionado con apoyos a los “verdes”. En forma similar, se autorizó, pero ya fue cancelada, la entrega de millones de dólares para construir un museo destinado a enaltecer la justicia ambiental. Pero ahí no paran los escándalos con los ambientalistas.
Se encontró que la política afroamericana, activista de los derechos para votar, quien fuera representante estatal en Georgia y candidata derrotada a la gubernatura de dicha entidad en 2018, Stacey Abrams, es, como sus antecedentes descritos lo indican, una experta en asuntos del medio ambiente. Por ello, en 2024, la administración Biden le otorgó un “grant” por dos mil millones de dólares para comprar electrodomésticos de energía verde, cualquier cosa que eso signifique.
Dicho apoyo, le fue otorgado vía una instancia, vinculada a ella, denominada Power Forward Communities, la cual en 2023 reportó ingresos por cien dólares. Como una muestra amplia de la capacidad administrativa de esa ONG, en el “grant” se le ponía como condición que, en un plazo no mayor de 90 días, debería de completar un curso de “como elaborar un presupuesto”. Este recuento es una muestra de que a los ambientalistas no es posible tacharlos de no amar lo verde…de los dólares.
En el caso de los apoyos al exterior, mismos que se otorgan a través de la U.S. Agency for International Development (USAID), entre otras cosas, se encontró que de los impuestos de los estadunidenses se destinaron 10.5 millones de dólares para apoyar “medios independientes” en la Región de los Balcanes; 20 millones de dólares para una traducción al árabe de Plaza Sésamo; 2 millones de dólares para promover el cambio de sexo en Guatemala; 7.5 millones de dólares para fomentar el periodismo en Armenia; 4.5 millones de dólares para combatir la “desinformación” en Asia Central; 2.2 millones dólares para el “desarrollo de los medios” en Camboya; 35 millones de dólares en becas en Burma, y con un sinfín de casos similares la lista continúa . Como se puede apreciar todas esas actividades son esenciales para que un país crezca y se desarrolle.
En el caso del Departamento de Defensa en cuyo palmarés se anota como divisa de orgullo el no haber podido solventar seis auditorias en forma consecutiva, DOGE encontró gastos no justificados por ochenta millones de dólares.
En ese paquete fueron descubiertas erogaciones por: 1.9 millones de dólares para la transformación y capacitación holística en diversidad, equidad e inclusión; 6 millones de dólares para fortalecer la democracia estadounidense y superar las brechas, mismos que se entregaron, a través del Centro Mansfield, a la Universidad de Montana; 3.5 millones de dólares de la Actividad de Recursos Humanos de Defensa para apoyar a los grupos de Diversity, Equity and Inclusion (DEI) ; y 1.6 millones de dólares a la Universidad de Florida para estudiar los “detrimentos sociales e institucionales de la vulnerabilidad y la resiliencia a los riesgos climáticos en el Sahel africano, la región semiárida ubicada en el oeste y norte de África Central que comprende loa países de Senegal, Mauritania, Mali, Burkina Faso, Niger, Nigeria, Chad, Sudan, Eritrea y Camerún.
Pero no se crea que el Pentágono se olvidaba de los integrantes de las fuerzas armadas en su país, a los miembros de la Fuerza Aérea les compraba tazas para el café con un costo de 1,500 dólares cada una y, para los que se quedaban en tierra destinaron 150,000 dólares para adquirir recipientes para el jabón, de esos que se colocan en los lavabos. Ni quien pueda negar la diversificación de actividades que se realizan en las Fuerzas Armadas.
Por otra parte, en el Departamento de Educación, fueron cancelados contratos y apoyos cuyo monto asciende a 350 millones de dólares con los cuales operaban varios Laboratorios Educativos Regionales y Centros de Asistencia para la Equidad o lo que se conoce como apoyadores del WOKE. Se revocaron, también, subvenciones a cuatro Centros de Asistencia para la Equidad por un total de 33 millones, que apoyaban capacitación divisiva en DEI, Teoría Crítica de la Raza e identidad de género para agencias educativas estatales y locales, así como para juntas escolares”.
Para quienes lo desconozcan, el Departamento de Educación fue creado, en 1979, por James Earl Carter quien antes ostentaba el liderazgo indiscutible como el peor presidente estadunidense, pero hoy libra una batalla cerrada por mantener ese reconocimiento infame con el presidente Joseph Robinette Biden. A la vez, esa instancia gubernamental anunció el despido de la mitad de su personal. Antes de que alguien califique esto de un atentado en contra de la instrucción, permítanos mencionarle algo más.
La educación a nivel básico es una de las responsabilidades del Departamento referido, cuyo presupuesto ronda los 102 mil millones de dólares, es un desastre. Entre los alumnos de cuarto año de primaria solamente el 39 por ciento alcanzan un nivel aceptable en matemáticas y 31 por ciento en lectura. Para el quinto grado, el 28 por ciento muestra conocimientos aprobados de matemáticas y 32 por ciento en lectura. Todo esto hace que, tras la High School, los chamacos lleguen al “College” convertidos en analfabetas funcionales.
Por otra parte, DOGE indicó que, “en el año fiscal 2023, los National Institutes of Helath (NIH) gastaron alrededor de 35 mil millones de dólares en aproximadamente 50 mil “grants” o subvenciones destinadas a instituciones de investigación, como universidades y hospitales. De esos 35 mil millones, según el anuncio, 9 mil millones se destinaron a “costos indirectos” que cubren gastos relacionados con la depreciación de edificios, equipos, mejoras de capital, intereses sobre la deuda asociada a ciertos edificios y gastos de operación y mantenimiento.
egún el reporte, ese porcentaje ha sido históricamente de entre el 27 y el 28 por ciento para cada subvención; sin embargo, las directrices nuevas imponen ahora un umbral del 15 por ciento, a menos que se negocié lo contrario”. Es importante destacar que ese dinero puede ser utilizado por los rectores o directores a discreción pues no requiere ser comprobado.
Lo anterior, es apenas la punta del iceberg, en cuanto comiencen a ‘escarbarle’ habrán de encontrar que los “grants” se daban de una manera muy poco honesta, al grado de que los llamados oficiales o quienes aprobaban o no la autorización respectiva, contaban con un portafolio en el cual se encontraban quienes serían favorecidos, aun cuando no fueran expertos en el tema. ¿A cambio de que se los otorgarían?
Asimismo, antes de que concluyera la administración Biden, los NIH otorgaron “grants” a manos llenas con la instrucción de que los recipiendarios retiraran inmediatamente, antes de que llegara Trump, los fondos depositados en las instituciones bancarias y en esa forma evitar que se los fueran a congelar. Y, por supuesto, no debemos de olvidar que fueron fondos suministrados por los NIH los que se utilizaron en el Wuhan Institute of Virology en el cual se generó el Covid.
El martes pasado, DOGE anunció que “los NIH cancelaron varias subvenciones [“grants”] federales relacionadas con la identidad trans y sexual que incluyen 699.mil dólares para estudiar el consumo de cannabis entre personas de minorías sexuales y de género diverso y 620 mil dólares para un programa inclusivo LGB+ de prevención del embarazo adolescente para chicos transgénero (!!). Otra subvención incluía 225 mil dólares en fondos federales para que la Universidad de Colorado estudiara los efectos de las hormonas en las cefaleas en adolescentes transmasculinos”. Y entrados en esos terrenos, el miércoles, la secretaria de Agricultura, Brooke Rollins, “canceló una subvención de 379 mil dólares otorgada por esa instancia en el área de la Bahía de San Francisco para educar a agricultores y consumidores urbanos queer, trans y [Black, Indigenous, and People of Color] (BIPOC) sobre justicia alimentaria y mercados alineados con los valores”.
Existen otros programas como el Social Security en donde se han encontrado que alrededor de veinte millones de personas fallecidas continúan registradas como activas. En el caso del Medicaid y los programas de Veteranos, el desperdicio de recursos es grotesco y eso redunda en la calidad del servicio que les proporcionan a quienes tienen que recurrir a esas instancias. Y en ese sentido de lograr eficiencia, se anuncia que el USPS (Servicio Postal) ha iniciado un proceso para instaurar un programa de retiro voluntario al cual espera se acojan 10 mil personas. Si bien, desde nuestra perspectiva esta agencia opera en niveles satisfactorios, arrastra problemas financieros que impiden mostrar rentabilidad económica acorde con el muy buen servicio que ofrece.
Hasta el momento, DOGE anuncia que sus acciones han permitido ahorrar 115 mil millones (billones) de dólares aportados por los contribuyentes estadunidenses, su objetivo es llegar a un billón (trillón) de dólares.
Lo descrito líneas arriba son apenas unos cuantos ejemplos de cómo se ha tirado a la basura el dinero de los estadunidenses. Suponemos que quienes, en nuestro país, no comentan al respecto lo hacen para evitar que nuestros funcionarios se enteren de esos malos ejemplos y vayan a caer en la tentación de querer imitarlos. No olvidemos que la carne es débil.
Estamos ciertos de que el primer mandatario estadunidense es el malvado favorito en nuestro país, y en varios sitios más, pero, en el caso que comentamos preguntaríamos: ¿Tiene o no razón en tratar de frenar el despilfarro? O ¿Acaso usted lector amable sería partidario de que se tiraran al caño los recursos que aporta, vía sus impuestos, para el mantenimiento del gobierno?
Cuán afortunados somos de que en México nos gobierne la $-T cuyos integrantes conforman una generación de políticos y funcionarios inmaculados, incapaces de involucrarse en situaciones como las que se viven en los EUA. ¿Se imagina usted, lector amable, vivir escenarios como esos y tuviéramos que recurrir a un ciudadano como Elon Musk para que indagara cómo los recursos que capta el gobierno federal se van por el resumidero? Ni lo mande El Gran Arquitecto. vimarisch53@hotmail.com
Añadido (25.11.37) Tal vez para irlos entrenando como miembros futuros de la $-T, les darán las preguntas y respuestas por anticipado. No vemos en que otra forma, los educandos mexicanos vayan a obtener resultados sobresalientes en la prueba PISA.
Añadido (25.11.38) Quien esté manejando la comunicación social del asunto relacionado con el ciudadano Bergoglio Sivori, lo hace bastante mal hasta el punto de que, por momentos, genera emisiones olorosas a azufre.
Añadido (25.11.39) Ahora le tocó al pitcher de los Yankees, Gerrit Cole, ser una víctima más de esa regla estúpida de los veinte segundos entre lanzamiento y lanzamiento en el beisbol ligamayorista. NI quien lo dude, la regla es todo un éxito, ahorra quince minutos en la duración de los partidos y, además, genera ingresos para los médicos que realizan la cirugía llamada de “Tommy John”.
Añadido (25.11.40) A propósito de escondidos de esos que nadie sabe en donde viven, pero los suyos escuchan los sonidos que emite, nos acordamos de aquel poema de nuestros años infantiles escrito por el argentino José Sebastián Tallón: “Nadie sabe dónde vive/ nadie en la casa lo vio /Pero todos escuchamos al sapito glo…glo…glo… / ¿Vivirá en la chimenea? / ¿Dónde diablos se escondió? / ¿Dónde canta cuando llueve el sapito glo…glo…glo? / ¿Vive acaso en la azotea? / ¿Se ha metido en un rincón? / ¿Está abajo de la cama? / ¿Vive oculto en una flor? / Nadie sabe dónde vive. / Nadie en la casa lo vio. / Pero todos escuchamos al sapito: glo… glo… glo”. ¿Será que su voz se escucha a través de un holograma con otra imagen y por ello no vemos al sapito glo glo glo?
Añadido (25.11.41) Como autor del libro “Los Tratados de Bucareli. Un acuerdo pragmático de la diplomacia mexicana” (INHERM 2018), le agradecería al ciudadano quien se firma como Andy S. K. Brown, fuera tan amable en indicarme en donde puedo encontrar los documentos con información primaria que sustentan la aseveración que vierte, en relación con el tema mencionado, en su columna, publicada en Índice Político el pasado 12 de marzo, bajo el título “Maíz: Nuevos Tratados de Bucareli”. Muchas gracias por adelantado.