NO PASA NADA
Por: Jesús Solano Lira
Las medidas arancelarias anunciadas por el presidente Donald Trump, que entraron en vigor la semana pasada y que se implementarán durante estos días, son, sin duda, el mayor cambio comercial en un siglo, y abren un frente para el inicio de una guerra comercial sin precedente que genera incertidumbre.
Trump impulsa un neo-imperialismo, que ha dañado severamente la economía de Estados Unidos, pero que al parecer esa situación poco le importa, está tan sobrado que quiere anexarse hasta a dos países, quiúboles así o más ambicioso.
Para Trump imponer aranceles a todos sus socios comerciales, permitirá al paciente (Estados Unidos) recuperarse rápidamente y estará “más sano y fuerte” que antes, al menos eso presumió en sus redes sociales.
Trump que le apuesta a todo o nada, aseguró que la caída de los mercados en su país y después vendrá el boom, ya que, según sus cálculos, gracias a su operación arancelaria llegarán SIETE BILLONES DE DÓLARES del extranjero. Para el magnate NO PASA…NADA.
El que ve la situación de una manera diferente es el Vice presidente de Estados Unidos, JV Vance, quién ha reconocido que habrá “un dolor” en el corto plazo, ahhhh pero, en su opinión es necesario un para alejarse del sendero “globalista” para reorientar a su país. Caray está viendo y no ve.
El que de plano ya hizo recomendaciones a los países afectados con los aranceles recíprocos, fue el secretario del Tesoro, Scott Besdent. Les sugirió no responder con represalias, porque de lo contrario habrá una escalada.
Ante la situación de incertidumbre mundial, la International Chamber of Commerce (ICC), que representa a más de 45 millones de empresas en más de 170 países, fijo su posición.
Ante la magnitud de esta decisión del presidente Donald Trump, la Organización Mundial de las Empresas advierte sobre las posibles consecuencias económicas de las tarifas impuestas y llama a la desescalada y negociación urgente porque las represalias arancelarias son un juego en el que todos pierden. Órale, el todo o nada es de doble filo.
Y el organismo ha sido muy claro en admitir que “preocupa de inmediato el posible impacto de los severos aranceles impuestos a diversas economías emergentes, un enfoque que podría perjudicar aún más las perspectivas de desarrollo de los países que ya enfrentan un deterioro de las condiciones de intercambio comerciales”. Uffff y recontra uffff.
Lo que se avecina, es una situación muy complicada. De entrada la International Chamber of Commerce, ya confirmó que “las empresas de nuestra red solicitarán urgentemente a las autoridades estadounidenses pertinentes aclaraciones sobre cómo se aplicarán en la práctica los nuevos aranceles a nivel nacional, incluyendo su interacción con los aranceles específicos del sector y los requisitos de las normas de origen”.
Y no sólo eso, advierte que: “Dada la entrada en vigor casi inmediata de las nuevas medidas, existe un claro riesgo de costosas interrupciones en la cadena de suministro y retrasos en las aduanas si no se proporciona una orientación expresa de manera oportuna”.
Es más, es evidente que las medidas anunciadas representan un desafío fundamental para la gobernanza del comercio basada en reglas, y es necesario responder bilateralmente a la administración estadounidense, y que los gobiernos tomen medidas para salvaguardar el sistema multilateral y sentar las bases para su futura revitalización.
De acuerdo con la ICC, la previsibilidad y la certidumbre son fundamentales para el comercio transfronterizo, por lo que adelanta que mantendrá “un profundo escepticismo respecto a que una escalada arancelaria de esta magnitud pueda lograr dicho objetivo; en última instancia, se necesitarán soluciones multilaterales para resolver las ineficiencias e inequidades persistentes en el sistema comercial mundial”, complicada situación en el comercio mundial.