LATITUD MEGALÓPOLIS
PERFIL DE MÉXICO
Armando Ríos Ruiz
Me resisto a creer que México está poblado en su inmensa mayoría por personas que piensan muy poco. Incapaces de imaginar que, si les duele la cabeza, es que algo mal Anda en su cuerpo. Que si no hay tinieblas es porque hay luz. Que si respiro es porque tengo vida. Que, si un árbol tiene hojas, es porque así son los árboles. Cosas tan simples que no ameritan haber ido a la escuela a aprender. No se necesita saber leer siquiera para entenderlas.
Pues la señora que nos gobierna concibió un consejo increíblemente inteligente para que los mexicanos paguemos menos en el recibo de luz: que apaguemos el, o los focos. Como a muchos, eso me hizo reflexionar inmediatamente que, si consumimos más, pues entonces tendremos que pagar más. ¿No es así la gran ecuación en la que nadie había pensado? Ahora sé que se necesita ser científico para elucidar consejos de ese tamaño. No cualquiera.
Gracias a dicho juicio, fui más allá. Descubrí que, si no deseo gastar gasolina, pues dejo mi carro guardado. Que, si quiero ahorrar por un dolor de muela, no voy a ver al dentista. Que, si quisiera volar, me aguantaría las ganas de subir a un edificio y lanzarme. Seguramente así viviría más tiempo. El de la señora es uno de los consejos más revolucionarios que los habitantes de este país hemos escuchado en décadas o desde la fundación de México.
Lo dijo de esta manera: “nuestro objetivo es que baje el costo de la luz. ¿Cómo lo vamos a hacer? Pues si se consume menos electricidad, se va a pagar menos. Genial, ¿no? Pero muchos somos muy poco imaginativos.
Me pregunto: ¿cómo a ningún ex presidente se le había ocurrido? ¡Vaya! ¡Ni siquiera a su maestro! ¡el preclaro líder nacido en Tabasco, únicamente comparable con el mismo Dios que está en el cielo, en la tierra y en todo lugar, como nos enseñaban en la doctrina cuando éramos niños! Bueno. Se le ocurrió abrazar a los delincuentes para que dejaran el mal camino. Pero los multiplicó.
Me extraña, asimismo, que no haya pensado y luego dicho frente al micrófono que, si no pedimos prestado durante ese sexenio, nos endeudaremos menos. Y en algo bastante importante: que si abandona las conferencias mañaneras, que nada tienen de conferencias, podría ahorrarse estas exhibiciones en las que, por más que quiera, se fuerza a decir demasiados disparates.
Respecto a la deuda, ya pidió prestado más de un billón de pesos, que seguramente servirán para continuar sus programas sociales, ahora expandidos a más mexicanos que no han pensado que si pide prestado para regalar, obviamente llegará el momento en que se acabe y entonces, adiós dádivas.
Tal vez para eso no falte mucho tiempo. Mientras tanto, este es un tema que sirve para que la señora presuma que tiene más de 80 por ciento de aprobación, de acuerdo con una encuesta que lo afirma. Pero un servidor, como muchos otros mexicanos, duda de tal aseveración, porque la lógica dice que simplemente no puede ser. Como no puede ser verdad que ganó por una mayoría aplastante. Sino mediante un fraude. Tenía que ganar para asegurar la tranquilidad del jefe, el campeón de las trampas y de la mentira.
La carpeta Púrpura se ha encargado de desnudar ese fraude, con argumentos sumamente claros. Con suficiencia de datos que dejan translucir la verdad. Con el algoritmo que alteró los resultados a la vista de quien desee consultar. El mandatario de pejelandia tenía que hacerlo por seguridad propia y, además, para consolidar su proyecto de regresar si así lo decidía. Con una sustituta dispuesta cuidarle el changarro mientras tanto.
La encuesta más reciente elaborada por la señora Lorena Becerra, asevera que el gobierno de Sheinbaum tiene 80 por ciento de aceptación y otra anterior, de Buendía y Márquez, afirma que tiene 83 por ciento. Sólo le falta contratar a una que diga que tiene más de 100 por ciento. O por hacerla creible, aunque sea 99 por ciento. Pero muchos sabemos cómo se elaboran. Que esas empresas, al fin negocios están aní para servir al mejor postor.
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