Corre, lee y dile
Por Germán Martínez Aceves
La literatura gótica es de factura inglesa. Nacida en medio del fragor de la Revolución industrial que aceleró el desarrollo del capitalismo con grandes maquinarias e industrias que auguró progreso y riquezas, provocó también las grandes desigualdades, la explotación inmisericorde de la mano de obra y contaminación sin precedentes.
Ante el optimismo y opulencia de la élite, la tristeza y la desesperanza de la clase obrera eran el contraste en la cotidianidad. Aún más, se ahondaba en las relaciones humanas en las que prevalecía el miedo, el cultivo de los prejuicios, el subrayado a los errores, el temor a lo desconocido y la creación de nuevos monstruos que poblaron el imaginario de los relatos.
En ese contexto pensemos ahora en la vida de las mujeres marcada en medio de la evolución vertiginosa de la industria en contraste con la moral, las buenas costumbres y los dogmas religiosos. Sumisión, obediencia y orden antepuestos a la igualdad y a la libertad, paradójicamente bajo el manto de la reina Victoria.
Elizabeth Gaskell (Chelsea, 1810-Hampshire, 1865) fue una escritora de la época victoriana y cultivadora de la literatura gótica. La Biblioteca del Universitario publica de su autoría Tres relatos góticos con la selección, traducción y prólogo de Lya Morales Hernández, doctora en literatura comparada por King’s College, London e investigadora en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
Lya Morales considera que en los relatos breves de Gaskell hay “una predilección por los espacios aislados y opresivos, una búsqueda por lo sórdido y lo siniestro y una economía narrativa orientada a producir una sensación de perturbación y azoro, que permite enlazarlos a uno de los cauces por los que discurrió de manera copiosa la escritura anglosajona de autoría femenina en el siglo XIX: la ficción gótica”.
En el estilo realista de Gaskell se representa la vida británica en el entorno de la industrialización y su reflejo en las relaciones familiares y en las de amistad expuestas en las relaciones de clase y de género.
En Elizabeth Gaskell encontraremos la mirada femenina habitada por el silencio, la opresión y las penurias. Lo doméstico era la representación de las grandes desigualdades que se presentaban en el desarrollo de la industrialización. Donde nadie hacía énfasis es justo donde la literatura de Gaskell aparece, en la crisis de lo humano y particularmente en las mujeres.
Ubiquemos cualquier casa de la época y vamos a encontrar a la figura de la mujer caracterizada por el encierro, invisible para el protagonismo social, acechada por la violencia marital y la opresión doméstica. El “deber ser” dictaba que las mujeres fueran obedientes a las órdenes del esposo, maternales, sustento irrestricto del funcionamiento del hogar. En contraste no había reparo a la angustia que vivían, a la soledad, a la depresión y quien lo expresaba estaba condenada a ser considerada loca, desquiciada que arruina la vida de los demás.
Los tres relatos góticos que forman este volumen de la Biblioteca del Universitario son:
“La historia de la vieja niñera” (1852) se desarrolla en una mansión rodeada por un ambiente sórdido donde el viento helado les da sonido a los espectros nocturnos, una niña, Rosamund, camina por el jardín sin dejar huellas y un órgano emite sonidos musicales que acompañan el terror. Un fantasma femenino recorre el relato producto de la ilegitimidad y la tiranía patriarcal y deja al descubierto la vida deshumanizante y hostil a la que las mujeres son sometidas.
“La clarisa pobre” (1856), publicado en la revista Household Worlds, de Charles Dickens es una historia marcada por la maldición. El señor Gisborne provoca un accidente en el que muere un perro, la única compañía de la señora Bridget Fitzgerald. El mal deseo recae en Lucy Gisborne, poseída por el demonio. Vidas dobles que ponen en riesgo la herencia paterna y deja al descubierto una “turbadora sexualidad” que no tiene cabida en las normas del buen vivir en el núcleo familiar.
“La mujer gris” (1861) representada en una pintura que refleja la vida azarosa de la protagonista, Ana de la Tourelle. Casada con un ser siniestro que la mantiene encerrada en el castillo que habitan, un día la protagonista ingresa de manera clandestina al estudio de su marido en búsqueda de cartas de su padre y lo que haya es una relación de violentos crímenes cometidos por el sicópata y sádico con el que está casada. Historia de lucha contra el encierro y el asilamiento que pone de manifiesto que tras la fachada de un matrimonio “bien avenido” hay secretos terroríficos.
Como bien apunta Lya Morales Hernández en su excelente prólogo: “Lo gótico es, entonces, un asidero que permite a Gaskell reflexionar sobre los fenómenos que asedian y atraviesan de lleno a la mujer como clase subalternizada, y que parecen imposibles de narrar desde otros lenguajes”.
Tres relatos góticos, de Elizabeth Gaskell, selección, traducción y prólogo de Lya Morales Hernández es de la colección Biblioteca del Universitario de la Editorial de la Universidad Veracruzana, 196 páginas, 2024.
Para obtener este libro consulta:
https://libreria.uv.mx/gpd-tres-relatos…