Ricardo Del Muro / Austral
Ante la crisis sanitaria provocada por el resurgimiento del gusano barrenador, los ganaderos norteños, principalmente de Chihuahua y Sonora, están exigiendo al gobierno federal el despliegue del Ejército en la frontera sur, con el objetivo de detener el contrabando de reses procedentes de Centroamérica.
Sin embargo, la presidenta Claudia Sheinbaum, aunque reconoció la gravedad del problema, señaló que “cerrar la frontera es muy difícil”, pero aseguró que ya se están fortaleciendo las medidas sanitarias para evitar la propagación de la plaga, aunque por el momento no dio más detalles de estas acciones.
Álvaro Bustillos, presidente del consejo directivo de la Unión Ganadera Regional de Chihuahua, en una entrevista publicada en El Universal, dijo que la infiltración de ganado por el sur del país provocó la situación que se vive ahora con la presencia del gusano barrenador, que llevó al gobierno de Estados Unidos a suspender la importación de ganado vivo procedente de México, lo que les afecta directamente.
Chiapas, al ser una entidad fronteriza con Centroamérica, funge como “puerta de entrada” del ganado legal e ilegal desde el sur. Esto lo convierte en un punto estratégico para prevenir o permitir la entrada de enfermedades como el gusano barrenador.
Según estimaciones del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica), cada año ingresan ilegalmente a México alrededor de 800 mil cabezas de ganado bovino por la frontera con Guatemala. Este flujo ilícito genera ganancias aproximadas de 320 millones de dólares para las redes criminales, afectando la producción nacional y la competitividad de los ganaderos locales.
El ganado contrabandeado proviene principalmente de países centroamericanos como Nicaragua y Honduras, y es transportado a través de Guatemala hacia México. Las rutas incluyen pasos no oficiales en la frontera de Chiapas, como Benemérito de las Américas, donde la ausencia de aduanas facilita el tránsito ilegal. Además, se ha documentado el uso de aretes de identificación falsos para “legalizar” el ganado en territorio mexicano.
En este sentido, la información de El Universal señala que una vez en nuestro país, los ejemplares son legalizados con documentos falsos que se consiguen en el mercado negro. Se presume que en este delito participan autoridades, ganaderos regionales y el crimen organizado.
El ganado introducido (legal o ilegalmente) por Chiapas a menudo es trasladado hacia estados del centro y el norte del país, como Veracruz, Jalisco, Durango, Chihuahua y Sonora, donde existen instalaciones para la engorda y posterior venta al mercado nacional o se exporta a Estados Unidos.
Este flujo significa que eventuales infecciones o problemas sanitarios originados en el sur pueden extenderse a regiones clave de exportación, lo que genera tensiones entre productores de ambas regiones.
Mientras que Sonora y Chihuahua cuentan con infraestructura avanzada (ranchos certificados, centros de acopio, rastros TIF y programas de exportación), Chiapas enfrenta retos en términos de trazabilidad, control sanitario y vigilancia fronteriza, lo que profundiza la desigualdad entre regiones.
La relación entre la ganadería del sur y del norte del país es compleja y estratégica. Lo que ocurre en los ranchos de Chiapas puede tener consecuencias directas en Chihuahua y Sonora. Por eso, los ganaderos del norte exigen un blindaje sanitario en la frontera sur, pues de esto depende su acceso al mercado estadounidense. RDM