De memoria
Carlos Ferreyra
Manuel Buendia el inolvidable maestro, iniciaba sus pláticas con los aspirantes recordándoles el oficio más antiguo del mundo, al que agregaba la explicación de que alguien tuvo que informar sobre la señora en cuestión , su cuota, el sitio donde prestaba su servicio y habilidades.
Así nació el oficio de informador que con el tiempo fue evolucionando en pregoneros, heraldos y cantores populares, hasta llegar a la situación actual .
El periodismo como lo concedíamos ya es un oficio perdido, ante una tragedia surgen hasta de las rendijas de la calle los anensefalicos registrando los hechos con sus teléfono celulares sin más propósito que la hora del café decirle a sus amigos que él estuvo ahí.
Si logran subir las imágenes a las redes sociales, lo harán sin contextualizar y solo procurando la propagación de las escenas más crueles.
Alguna ocasión hice referencia al oficio del fotógrafo al que irrespetuosa parodia aseguraban era el reportero.
Ante un suceso los monitos de la televisión con su imagen colorida y su sonrisa permanente se prestan de informar una desgracia, mientras el reportero de medios escritos llega al sitio, pregunta, contextualiza y luego difunde la información lo más completa posible.
El fotógrafo del que dicen que una imagen dice más que mil palabras tiene que estar presente con todos los riesgos y peligros que implica y sobre la imagen imponer su sensibilidad para no entregar una foto chata sin mayor interés.
Los periódicos hoy, son prácticamente cosas del pasado . Las redes sociales, la chimosgrafia entre aparatos electrónicos y la rumorología los están haciendo obsoletos.
Una lástima que con la desaparición de los medios de comunicación se pierdan seres humanos como Joel Hernández Santiago , a quien conocí como estudiante hace más de medio siglo y a quien he visto evolucionar hasta alcanzar la cúspide de la profesión. Editor, autor de obras históricas y bibliográficas y recuperador de estudios como los diccionarios de latinoamericanos de Fanscisco J. Santa María , hoy debe limitarse a los análisis políticos y sociales .
Otro hombre ejemplar Rogelio Hernández López quien investigó y obligó al gobierno a llevar a sus últimas consecuencias el castigo a los culpables de Manuel Buendía . periodista destacado de investigación, nunca dejó de vigilar la capacitación y recojo para los informadores a quienes logró titular de acuerdo a años de ejercicio profesional y la acumulación de experiencias y conocimiento.
Hay muchos periodistas que deberían mencionar pero no bastarían la enciclopedia británica para contenerlos a todos .
Entristece la cada día menor cantidad de medios para publicar lo que interesa a la sociedad , no solo para mantenerla informada sino además establecer vínculos de comunicación ciudadanos y formas de educación y concentración.
Es, una meditación, de alguien que pasó sesenta de sus actuales 87 años pensando en lo que le importaba al público, antes de dar el primer teclaso.
conforme avanza la tecnología y la ciencia de la comunicación más retraso adivinamos para nuestro oficio, en mi opinión, casi perdido.