Juan Luis Parra
¿En qué acabó el tema de los amigos chinos de Alfonso Durazo? El tiempo pasó y todo se esfumó. Como si nunca hubiera pasado.
¿Quién se atrevería a hurgar donde hay tanto que encontrar?
La historia tenía de todo: terrenos estratégicos regalados, zonas libres de impuestos otorgadas a placer, familiares beneficiados y un secretario de Bienestar que más bien parecía el secretario de los negocios familiares. Todo gracias a la buena voluntad del gobernador de Sonora y la iniciativa de su vástago prodigioso, ese que trajo inversión extranjera y, además, lo metió al fideicomiso que él mismo controla.
Negocio redondo.
Pero no se equivoquen: esto no es corrupción. Esto es visión, liderazgo, desarrollo regional… y quizá tráfico de influencias con toque asiático. Eso nunca lo sabremos porque, oh sorpresa, la Fiscalía nunca investigaría a un miembro de su partido.
A pesar de que el terreno que se entregó valía 360 millones de pesos, se convirtió en un Recinto Fiscal Estratégico a dos kilómetros de la frontera con Estados Unidos. Y todo eso lo controla la familia Durazo.
El gobierno de Estados Unidos anda retirando visas. Marina del Pilar fue la primera. ¿Quién sigue? Según se filtró, hay una lista negra en Washington donde aparece Alfonso Durazo.
¿Será por sus amistades chinas? ¿O bien por las presuntas conexiones de Durazo y el financiamiento del huachicol?
¿Será que ya le están quitando su visa también? ¿O seguirá haciéndose sus check-ups médicos en la prestigiosa clínica Mayo, en Arizona?
Por lo pronto, ya nadie recuerda ese episodio, y amigos como siempre. Ni la oposición, ni los medios, ni la justicia llamarán a rendir cuentas a quien es miembro de su partido.
Sonora es su rancho privado. Y la 4T, sus dueños.