Por José Alberto Sánchez Nava
“Cuando el Estado gasta dinero que no proviene de la producción, genera déficit hoy y empobrece el mañana. Cuando lo hace además en un entorno de vigilancia y desconfianza financiera, condena a su economía al aislamiento.”
- El desbalance en proyectos emblemáticos
1.1 Mexicana de Aviación. En 2024, la aerolínea estatal operada por la SEDENA registró gastos superiores a 1,700 millones de pesos, frente a ingresos de apenas 243 millones. Esto obligó al erario a subsidiar casi 7 pesos por cada peso recaudado.
1.2 Tren Maya. Acumula pérdidas por 2,561 millones frente a ingresos de solo 275 millones. Subsidios por más de 40,800 millones de pesos indican que el proyecto gasta 700 pesos por cada 100 que recibe, según análisis especializados.
1.3 AIFA, CFE y Pemex. De seis megaproyectos asignados al Ejército, únicamente el AIFA y el turismo en Islas Marías reportan beneficios marginales. Aun así, el conjunto acumula pérdidas por 5,612 millones de pesos.
- CFE registró en 2024 pérdidas por 271,574 millones de pesos, derivadas de una depreciación del peso y su transformación en entidad sin fines de lucro.
- Pemex sufrió pérdidas netas por 620,605 millones de pesos en 2024, con deuda financiera por 97,600 millones de dólares. En el primer trimestre de 2025 perdió otros 43,300 millones, afectada por menores volúmenes y fluctuaciones cambiarias.
- Incertidumbre judicial, desequilibrio comercial y caída de confianza
México sigue siendo un exportador clave de manufacturas, aguacate (bajo asedio del crimen organizado) y petróleo. Sin embargo, importa cada vez más bienes de capital y alimentos, lo que evidencia la falta de inversión productiva estructural.
El contexto se agrava con la erosión del Estado de derecho: un poder judicial colonizado políticamente por la 4T debilita la certidumbre jurídica. Reuters advierte que esta situación genera desconfianza institucional, inhibe la inversión y afecta la competitividad de la planta industrial nacional, que ya sufre por los efectos combinados de violencia, extorsión y falta de garantías.
- La bomba silenciosa: el riesgo financiero sistémico
Aquí entra el elemento más alarmante: la preocupación creciente dentro del sistema financiero nacional. La Asociación de Bancos de México (AsocBancosMx) ha expresado su inquietud por las recientes advertencias del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, que vinculó a CIBanco, Intercam y Vector Casa de Bolsa con operaciones bajo vigilancia por presuntas irregularidades.
El temor real —y fundado— es que esto no se detenga en esos tres nombres. Si bancos de mayor tamaño entran en el radar de sanciones o investigaciones internacionales, el efecto dominó podría ser devastador para la credibilidad del sistema bancario mexicano.
Un colapso de confianza en los bancos —el corazón del flujo económico— interrumpiría el crédito, paralizaría las operaciones productivas y aceleraría la fuga de capitales, justo cuando el país más necesita inversión y estabilidad. No se trata solo de reputación: es la columna vertebral del aparato económico nacional la que está en riesgo.
- Crimen organizado y extorsión económica
Casi toda actividad productiva —desde el campo hasta la industria— enfrenta hoy extorsión, cobro de piso y amenazas sistemáticas. Este fenómeno distorsiona precios, eleva costos y obliga a muchas empresas a operar informalmente o desaparecer.
Además, el ingreso del dinero ilícito al sistema económico genera inflación sin producción, destruyendo valor y dejando en su lugar una economía de miedo que ahuyenta la inversión legítima.
- Reformas de concentración, vigilancia y espionaje económico
La eliminación de organismos autónomos como Cofece, INAI y CRE, junto con reformas que centralizan el control de datos personales, da paso a un modelo donde el Estado puede vigilar, condicionar o intimidar a productores, empresarios e inversionistas.
Se trata de un ecosistema donde solo se permite producir a quien se somete políticamente, mientras que quien no se alinea, es castigado, excluido o expuesto a represalias. El espionaje económico y la centralización política son enemigos directos de cualquier economía abierta y competitiva.
- Endeudamiento sin respaldo y fuga de capital
Con una deuda pública que supera el 57 % del PIB, el país enfrenta una vulnerabilidad aguda frente a choques internacionales. Las advertencias de agencias como Fitch, S&P y Morgan Stanley apuntan ya a un mayor “risk premium”, es decir: mayores tasas, menor inversión y más fuga de capital.
La desconfianza jurídica, el debilitamiento institucional y las alertas financieras internacionales son señales que los mercados no perdonan.
- Un futuro hipotecado para los jóvenes
- Sin certidumbre jurídica ni crecimiento industrial, el futuro laboral será informal, inestable y sin derechos.
- Un Estado con vocación de vigilancia restringirá la innovación y premiará la obediencia, no el mérito.
- Si no se restituye la autonomía judicial ni se revierte la concentración institucional, el entorno para producir, invertir y vivir en libertad se irá estrechando.
Conclusión
El déficit fiscal de México no es solo una contabilidad negativa: es el reflejo de un modelo económico autoritario y disfuncional. Gastamos sin producir, subsidiamos sin plan de retorno, vigilamos en lugar de incentivar, y ahora también corremos el riesgo de perder la confianza internacional en nuestro sistema financiero.
Con instituciones debilitadas, justicia capturada y un sistema bancario bajo sospecha, la viabilidad económica del país se encuentra en su punto más frágil en décadas.
¿Estamos listos para ver cómo los bancos más fuertes entran en las listas negras internacionales? ¿O preferimos corregir el rumbo antes de que lo que hoy es advertencia, mañana sea colapso?