Adriana Malvido
Ante estudiantes de la Unidad de Investigaciones Periodísticas de CulturaUNAM, abrió su intervención con la lectura de un texto en el que narró cómo hace 46 años inició en el periodismo: Es junio de 1979. Tiene 21 años. Está a punto de tener la entrevista que le abrirá las puertas del periodismo. Evoca aquella época en la que no había módems ni internet. Todo empezó en ese mundo con el sonido de las máquinas de escribir, con las notas tomadas por teléfono, y con esa plaza en la sección cultural que, tras un año de prueba, obtendría.
A través de la cultura, relató, encontró una forma distinta de mirar, gracias a las artes plásticas, “como una ventana para ver el mundo a través de los ojos de los artistas, que me enseñaron a observar con la imaginación”.
Con el paso del tiempo, su vida y oficio se llenaron de cambios. Del periodismo de papel al ciberespacio. Del Telex y el rollo fotográfico al celular, las apps y los gadgets. “Parece que todo cambia todo el tiempo, y hay que iniciar de nuevo cada día con aprendizaje sin fin”. Por eso, precisó, aprendió a escribir cada texto como si fuera el último.
Narrar historias de vida
En su clase magistral, Malvido insistió en la urgencia de idear nuevas maneras de habitar el país y el mundo, pero también de imaginar otras formas de contarlo. “Estamos contando las muertes todos los días, pero igual hay que contar las historias de vida”, dijo.
“Hay que insistir con terquedad en ese periodismo que busca contar las realidades desde otro ángulo”, ese que no siempre se encuentra en los datos. A veces aparece en la emoción, en la belleza, en una escena de teatro o en un verso poético porque, señaló, “hay que contar lo que nos emociona. Ahí están las historias, nomás hay que emocionarse un poco con ellas”.
Contar desde otro ángulo también implica defender el derecho a imaginar. A apasionarse sin pedir disculpas. “Ejercer el periodismo con libertad es un derecho que hay que defender a diario, tanto como la alegría”, aseguró.
Las encrucijadas
Tras definirse como periodista cultural, Malvido consideró que cada vez esta clase de periodismo ha tenido que ampliarse de las bellas artes a la vida, en todas sus expresiones.
Estamos en una etapa en la que nos toca reflexionar lo que es realmente el periodismo, destacó. Hay un periodismo donde caben las ideas y la imaginación, que “da lugar a la emoción, a la belleza, a la literatura, al teatro, la danza y a la memoria histórica”.
Por eso, subrayó “la importancia del periodismo como un semillero para la imaginación, un abono para elevar el nivel de la conversación social, para mirar las realidades desde otros ángulos donde no somos buenos y malos, ricos y pobres, sino seres complejos y fascinantes”.
Luego de evocar a grandes escritoras como a Mary Shelley, Mary Walton y Cristina Rivera Garza, Malvido recalcó que la palabra es una forma de resistencia, memoria y creación.
Periodismo que conmueve
También añadió que si bien todo cambia, hay cosas que permanecen. “Hay valores inalterables: la independencia, la verdad, la idea de que el otro, la otra, el otre es lo más importante del mundo, que la credibilidad se construye, que el periodismo de cinco sentidos es el más rico y confiable”.
Ese periodismo es el que ella defiende. El que huele, escucha, toca, ve y vibra. Con el que se involucra. El que se deja conmover por una historia. El que no se conforma con decir lo que pasó, sino que busca comprender por qué importa. “Ese que, cuando todo parece ruido, aún sabe escuchar”, concluyó.