No Pasa Nada
Por: Jesús Solano Lira
Mujer de lucha incansable por derrocar la dictadura del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, perseguida, amenazada e inhabilitada para ocupar cargos públicos, fue galardonada el viernes pasado con el premio Nobel de la Paz.
El Comité Noruego del Nobel le otorgó el reconocimiento “por su incansable labor en la promoción de los derechos democráticos del pueblo de Venezuela”.
Para el Comité Noruego, María Corina Machado, figura indiscutible de la oposición venezolana, no ha cesado en su “lucha para lograr una transición justa y pacífica de la dictadura a la democracia” en Venezuela.
Sin duda, un premio justo y de esperanza al pueblo venezolano, de que sí es posible una transición democrática, un pueblo agobiado por la pobreza, el autoritarismo y con graves rezagos en lo político, económico y social.
El Nobel de la Paz a Machado, tiene un gran significado por ser la mujer que ha desafiado una y otra vez al chavismo en Venezuela, por unificar a la oposición venezolana, esa a la que le arrebataron el triunfo en las elecciones presidenciales de 2024.
Visiblemente emocionado, el director del Instituto Nobel noruego, Kristian Berg Harpviken, notificó a la opositora venezolana la noticia, a lo que ella, desde la clandestinidad, con voz entrecortada repitió en varias ocasiones “Oh Dios mío”…”No tengo palabras”… “Me siento honrada, abrumada y muy agradecida en nombre del pueblo de Venezuela”, subrayó la flamante Premio Nobel de la Paz.
Las reacciones no se hicieron esperar. Líderes mundiales la felicitaron, y llamó mucho la atención que en Estados Unidos desaprobaran el Nobel de la Paz a una incansable guerrera por la democracia. La Casa Blanca le apostaba a que se lo otorgarán al presidente Donald Trump, quien emprendió una impresionante campaña para obtenerlo.
La mezquindad del “Barbaro del Norte” se hizo presente, y en las redes sociales, Steven Cheung, director de comunicaciones de la Casa Blanca., emitió la siguiente condena: “El Comité Nobel ha demostrado que antepone la política a la paz”.
Del presidente Donald Trump todo se puede esperar, sin embargo, resulta verdaderamente lamentable y hasta condenable que la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, quien pregona en su retórica de gobierno que es tiempo de mujeres, haya evitado opinar sobre el Premio Nobel de la Paz otorgado a la líder opositora de Venezuela, Maria Corina Machado, como si No Pasará Nada en Venezuela.
La evasiva de la presidenta de México, bien puede interpretarse como un silencio cómplice del reconocimiento de la dictadura Venezolana, muy alejada de los principios que distinguieron a nuestro país, hace ya algunas décadas.
En su tradicional conferencia matutina del viernes, la jefa del ejecutivo se limitó a señalar: “Siempre hemos hablado de la soberanía y de la autodeterminación de los pueblos, no solamente por convicción, sino porque así lo establece la Constitución y me quedaría hasta ahí el comentario”, un comentario que deja mucho que desear.
El Premio Nobel de la Paz a Maria Corina Machado, es fruto de una lucha incansable y desigual contra el régimen chavista del presidente Nicolás Maduro, un premio que comparte con cada uno de los venezolanos que se mantienen en pie de lucha.
Sus palabras son reflejo del alma de una guerrera indomable e incansable: “aceptó “con profunda gratitud”, el Premio Nobel de la Paz 2025 “en nombre del pueblo de Venezuela, que ha luchado por su libertad con admirable coraje, dignidad, inteligencia y amor”.