- México no crecerá con la 4T; está diseñada para socializar la pobreza
Miguel A. Rocha Valencia
El esquema de quitar a los ricos para mantener a los pobres en vez de generar condiciones de crecimiento económico, espantar a la inversión, solapar la inseguridad, mediocridad, corrupción, mentira e impunidad, nos lleva inequívocamente al fracaso como país y sociedad.
Lo vivimos, lo sabemos, pero solapamos a un gobierno que toma como bandera a los pobres para enriquecer a un a élite dueña del proyecto y que bajo el falso argumento de permanecer en el poder para evitar desviaciones y alcanzar las metas de la redención cuatrotera, pasa sobre las leyes y hará lo propio cuando una mayoría electoral le diga ¡basta! Ya no te queremos.
Pero más allá de esas sentencias de las cuáles hay un movimiento muy sólido desde El Salvador con su presidente Nayib Bukele, están los ejemplos históricos mundiales donde se demuestra que la izquierda nunca genera riqueza sino pobreza y que, en ese esquema de gobierno, sólo los dueños del poder se enriquecen, pero el pueblo en general debe permanecer pobre.
Por eso cuando en nuestro medio alguien pregunta por qué en el discurso se pide a gritos que llegue la inversión extranjera o local y hasta se toman fotos gobernantes con los empresarios, en los hechos, con leyes y acciones políticas se les espanta, la respuesta es que se trata de un juego perverso donde lo importante es mantener la esperanza de que “algún día” se recogerán los frutos de la administración cuatrotera.
Pero en el fondo, todos sabemos que quienes nos gobiernan nunca van a permitir que los pobres dejen de serlo porque cuando eso suceda, se van “a olvidar de quien les ayudó a salir de la miseria”. Ellos mismos lo dicen cuando los excesos de soberbia y cinismo les ganan.
Y no es que se trate de “nacidos para perder” sino que cimentan en una trasnochada lucha de clases su excusa para mantenerse en el poder; no plantean un crecimiento a partir de la productividad sino del aumento demagógico y artificial de los salarios o del fomento a la mediocridad mediante programas sociales o clientelares que sin fondo financiero, propician el endeudamiento.
Siempre se revisten con promesas de redención del proletariado, de un crecimiento o riqueza compartidos que nunca llegan porque sería dar a la razón al neoliberalismo, al capitalismo. Nunca en la historia moderna del mundo, un sistema izquierdoso ha alcanzado niveles de crecimiento generalizado sin cambios hacia el capitalismo y el fomento a la libre empresa, la educación y combate real a la inseguridad.
Y si no, baste ver las obras de la 4T que lejos de generar riqueza o bienestar son todo lo contrario, sin viabilidad financiera y destinadas a mamar del erario público como sucede con el trenecito Maya, cuyos dueños, el Ejército reciben dinero fiscal por todo, mantenimiento, obras y nómina. El dato más reciente es que la “empresa” reportó ingresos totales por 275 millones, pero sus gastos operativos alcanzaron dos mil 837 millones de pesos.
Si se tratara de una empresa privada estaría en quiebra al igual que el aeropuerto de Santa Lucía o la refinería de Dos Bocas; todas son perdedoras.
Llevan el esquema que se aplicó desde hace siete años con otras paraestatales como la CFE y Pemex, empresas que no crecen, son resumideros de dinero y corrupción del que se nutren los hijos predilectos de la 4T incluyendo la ex familia presidencial y sus cuates.
Pero como la 4T es dueña de las banderas reivindicatorias y la oposición resulta incapaz o ineficaz de mostrar la otra cara de la moneda pierden en la articulación del discurso, aunque en este caso, existe una sociedad que ha vivido mejores tiempos y no se resigna al fracaso, no está dispuesta a ser perdedora como la quieren hacer.
Es decir, la esperanza no muere, hay manifestaciones, existe una resistencia social al engaño y corrupción en que se transformó una franquicia que se vendió como la mejor alternativa y resultó peor que todas las anteriores y sueña, promueve y quiere ser parte de ese nuevo giro de un país que aspira a ser feliz y prosperar en base a su esfuerzo.
