• La “mejoría”, ¿señal de agravamiento?
• Los engañosos porcentajes de la eco
La gran economía lleva ya cuatro meses dando débiles señales de vida, por la respiración boca a boca que le han estado dando las actividades que la ciencia económica denomina terciarias; es decir, las que se encargan de distribuir los bienes producidos por las primarias y las secundarias (subsuelo, campo, transformación, manufacturas), así como de prestar servicios como el el comercio interior.
El Informe Semanal del Vocero (reporte de la Secretaría de Hacienda) ofreció ayer datos económicos que aunque no pueden ser tomados como señales de que los mexicanos van por el camino de la recuperación, indican que el enfermo aún respira. y si sigue vivo se mantiene una luz de esperanza. Así sucede cuando un ser humano se debate entre la vida y la muerte en el área de terapia intensiva de cualquier centro hospitalario.
De acuerdo con el informe del vocero recibido este domingo, la actividad mensual reportó su cuarto “crecimiento” mensual consecutivo. En agosto pasado, el llamado IGAE (Indicador Global de la Actividad Económica) creció 0.22 por ciento real y en términos anuales aumentó 0.8.
Y aunque el comercio y los servicios de alguna manera insuflaron aliento a la actividad económica, por lo que se ve en los indicadores esa ayudita fue de panzazo, pues el mercado interno sigue dando traspiés y los servicios reportaron resultados mixtos: Las ventas al menudeo y al mayoreo tuvieron una variación de (-) 1.4 por ciento y (-) 1.87 real mensual en agosto, luego de “crecer” en los tres meses previos. Con datos originales, las ventas al menudeo se contrajeron 7.1 real anual en agosto.
En servicios, el Índice Agregado de los Ingresos obtenidos por la prestación de los Servicios Privados no Financieros reportó un incremento de 2.8 anual y una contracción de 0.75 mensual, luego de registrar cuatro incrementos mensuales consecutivos, mientras que el personal ocupado en estos servicios registró una variación anual de 0.5 y mensual de (-) 0.65, después de crecer 1.5 anual y 0.23 mensual en julio. Como ve, porcentajes pichicateros.
Lógicamente, si el mercado continúa contraído, no hay mucho margen para que se descontrole la inflación, porque la demanda aún no puede reponerse; no hay liquidez en los mercados, los salarios no alcanzan más que para comprar lo estrictamente indispensable, y en millones de casos ni para ello.
Así, en la primera mitad de octubre, la inflación quincenal fue de 0.4 por ciento y se ubicó en su menor nivel desde la primera quincena de enero. Y vaya que fue impulsada por el incremento de los precios de los energéticos y tarifas autorizadas por el gobierno, que mostraron una alza de 2.67 por ciento, debido a que concluyó el subsidio de la tarida de verano de la electricidad en quince ciudades. Bien en su rango la inflación: 3.27 por ciento, pero lo preocupante es que es un comportamiento forzado: mercado deprimido principalmente.
Los precios del petróleo siguen los vaivenes del mercado internacional, a veces bajan,
veces repuntan; la balanza comercial (el saldo del intercambio con los mercados del exterior: exportaciones vs importaciones) como repunta, cae; los gurúes del Banco de México de repente relajan ligeramente la política monetaria, aprovechándose de que la inflación sigue como ellos la quieren: amarradita.. Obviamente que en esas condiciones las reservas internacionales del banco central alcanzan a cada boletín de prensa, “máximos históricos”, y las tasas de interés no sólo se mantienen bajas, sino que siguen contrayéndose, atadas al comportamiento de los papeles de la tesorería (Cetes)- Ojalá se contrayeran las del crédito al consumo. El dinero plástico.
Y como indiciador clave, el mercado de valores sigue volando, aunque en esta semana con cierre positivo, de seis décimas porcentuales. Del peso ya ni hablamos y menos del llamado riesgo país, porque se nos acabó el papel.
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