Genaro García Luna tiene manos de estómago. Todo lo que toca lo convierte en… detritus. “Inventó” la Agencia Federal de Investigaciones –para sustituir a la Policía Judicial de la Federación– y la hizo po… polvo. Ha sucedido igual con su nueva “ocurrencia”, la Policía Federal, de la que ahora nos dicen los legisladores es una mi… asma. Pruebas de ello hay por todas partes.
Y es que, también se ha dicho muchas veces, a García Luna –ingeniero electricista de profesión–, se le da más lo de iluminador de sets televisivos que de estratega policiaco.
Lo ha favorecido esta época televisiva del reality show, basado en el morbo que produce al televidente ser testigo directo de las desgracias y periplos ajenos, y la ha perfeccionado mediante la técnica de tirotearlo con una sarta de tristes testimonios sobre sus interioridades.
En previsión de su declive, comienzan a probarse otras fórmulas, y qué mejor que ahondar en profesiones -como la policial- con reconocido gancho, a pesar de que haya que manipularlas para hacerlas rentables.
Hagamos memoria. Ante los espectadores, la primera aproximación a la policía la abordó el cine, que desde su época muda ya gustaba de utilizar al clásico bobby (policía inglés) el cual era normalmente ridiculizado. Más tarde, los filmes del Oeste americano nos acercaron al ideal de la ley y el orden mediante la ya inmortalizada figura del sheriff, todo un ejemplo de honradez y valentía. Modernizado el celuloide, éste se reorientó hacia las películas del llamado género policíaco. Y aquí hay de todo: desde superpolicías superhéroes, hasta el manido ejemplo del policía corrupto (del que en todas partes hay de sobra), pasando por la archiconocida pareja de policía bueno-policía malo.
Y García Luna se montó en todos esos géneros para sus producciones más que chafitas.
Antes, con la AFI la que aún estelariza la francesa Florence Cassez. Ahora con la PF, otras muy memorables, como la del secuestrador de un avión que portaba peligrosa lata de jugo hasta la emboscada a los agentes estadounidenses con los que la Marina Armada ha hecho dupla.
Caras producciones, fallidos resultados.
García Luna es así como el “magazo” de la televisión. Siempre deja ver el esqueleto del truco.
EL PLAN PEÑA NIETO
De sus viajes internacionales en calidad de Presidente Electo, el señor Enrique Peña ha traído novedades no tan nuevas. Crear oooootra policía de la Federación. En su reciente visita a Francia, por ejemplo, dijo que su propuesta se inspira en la gendarmería del país galo, precisamente.
Denominada desde 2009 como Policía Nacional de Francia, la gendarmerie es una fuerza del Ejército dedicada a actividades policiacas.
Esto es que, de concretar su anuncio el mexiquense , tendríamos que los gendarmes mexicanos dependerían de la Defensa Nacional o, como recién ocurrió en la propia Francia, pasarían al control de lo que aquí llamamos Secretaría de Gobernación.
Desaparecer a la Secretaría de Seguridad Pública parece, en todo caso, la intención del próximo gobierno.
Pero de ser así, debe responsabilizarse a García Luna de tan estrepitoso y, además, muy oneroso fracaso.
Ya recibió don Genaro un primer “toquecito” con el nombramiento de Roberto Campa Cifrián –a quien echó de su cargo, mediante uno de sus clásicos montajes mediáticos–, como responsable de la transición en materia de seguridad pública. No sería de extrañar que en los próximos días recibiera varios más, tras hacerse pública la indebida protección que brindó a los delincuentes, habilitados como policías federales, que emboscaron y tirotearon a la camioneta en la que viajaban los dos agentes estadounidenses y un oficial de la Marina Armada, en el rumbo de Tres Marías, del estado de Morelos.
Sic gloria transit mundi, don Genaro.
Índice Flamígero: Es preocupante y alarmante el nivel de corrupción que se manifiesta al interior de la Policía Federal, dijo apenas el senador Pablo Escudero Morales, presidente de la Comisión Anticorrupción y Participación Ciudadana de la Cámara Alta. + + + Sólo 18 días nos separan del fin de uno de los sexenios más corruptos de la historia reciente de México. En 18 días se va Felipe Calderón, pero ¿no habría que responsabilizarlo también de tantos fracasos, retrocesos y corruptelas?