• En recesión inflacionaria
• Llovería sobre mojado
Este desgarriate económico, político y social puede devenir en una tragicomedia. De la recesión, negada y renegada por don Luis, estamos a punto de traspasar los linderos de la inflación, el perverso aumento elevado y sostenido de los precios de los productos y servicios que la población necesita consumir para vivir más o menos, y sobre todo de los alimentos básicos.
Lo más grave sería, y no estamos lejos de ello, que se diera la mezcla diabólica de estancamiento de la producción con carestía. Entonces estaríamos en lo que los economistas denominan estanflación (estancamiento con inflación).
Claro que este punto de vista es totalmente rechazado por los sabiondos economistas de Chicago, del Instituto Tecnológico Autónomo de México, de la Universidad Anáhuac, del Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresas y de los mismísimos economistas inspirados por san José Escrivá de Balaguer.
Un reporte divulgado este miércoles desde París dio la voz de alarma: La economía mexicana registró una inflación de 3.5% durante el pasado abril, hecho que la colocó como la tercera más alta entre las 34 naciones miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). (La inflación mide el aumento elevado y sostenido de los precios en una economía. Es cuando usted va al mercado y lo que ayer costaba un peso, hoy vale 1.10, así hasta que la pare la misma demanda de bienes y servicios).
La inflación nacional se ubicó por encima del promedio de los países de la OCDE, que durante el cuarto mes del año reportó un nivel de 2%. Los países que tuvieron los mayores incrementos de precios a abril del presente año fueron Turquía, con 9.4%; es decir, casi cinco veces mayor al promedio de la OCDE, seguida de Chile, con 5%; México, con 3.5%, y Japón, que registró una tasa de 3.4%. Ya en estos niveles por arriba del 3 por ciento la inflación está muy alta, sobre todo en economías como la mexicana en donde el poder de compra de los consumidores se ha deteriorado de manera exponencial en las últimas tres décadas. Y el mismo Banco Central lo confirma pues los economistas del instituto mantienen ese objetivo.
Sin embargo, a principios del presente año la inflación se elevó por encima del 4%, en gran medida por el impacto inflacionario de la entrada en vigor de las medidas tributarias aprobadas por el Congreso en la reforma hacendaria. Y el propio Agustín Carstens, gobernador del banco central, ha reconocido que en los meses venideros la inflación, medida por el índice de precios al consumidor, podría repuntar nuevamente y ubicarse por arriba de 4%.
Entre tanto, la recesión está pegando duro al pequeño comercio de la Ciudad de México, que también se encuentra en recesión, con ventas a la baja de un 8% y pérdida de empleos, de acuerdo con los economistas de la Cámara de Comercio, Servicios y Turismo en Pequeño de la Ciudad de México (Canacope). Más de 50% de negocios populares, menudistas, se encuentra en situación de sobrevivencia y, con ello, el impacto negativo en los empleos. Aunque no existen por el momento cifras precisas, buena parte de los trabajadores que laboran en los más de 320 mil pequeños comercios, han quedado sin empleo.
En promedio, esos establecimientos tienen entre uno y cinco empleados, algunos de los cuales han prescindido de sus servicios, principalmente en restaurantes.
Con el crecimiento económico de 2.7% calculado por la Secretaría de Hacienda y analistas del sector privado, la generación de empleo formal llegaría a 600 mil empleos en toda la economía, como lo plantea el secretario del Trabajo Alfonso Navarrete; sin embargo, esta cifra parece optimista ante los 611 mil nuevos puestos de trabajo que se generaron en 2011 con un crecimiento anual de 4%.
Pero ojo. El crear 600 mil nuevos empleos no significa mucho. No agrega nada significativo a la vida de los mexicanos, pues puede usted jurar que la inmensa mayoría, sino es que todos, son de ingresos muy raquíticos para los trabajadores. Y no se justifica con decir que “por lo menos, o de perdida, tienen un empleo”.
El año anterior el incremento anual de la Población Económicamente Activa (PEA) fue de poco más de un millón de personas; sin embargo, tan sólo se registraron 463 mil nuevos afiliados al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en todo 2013, cuando la economía sólo creció en 1.1% en todo el año.
Lo interesante y preocupante es que, a pesar del estancamiento salarial, de la muy débil capacidad de compra de la clase trabajadora, la inflación viene creciendo, lo que aparentemente estaría rompiendo con las leyes de la oferta y la demanda. Pero es que la producción de bienes está alicaída.
Y no se ve ninguna luz al final del túnel.
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