Andrés Manuel López Obrador quiere comprar la presidencia para Claudia Sheinbaum Pardo al costo que sea.
No le importa haber endeudado al país sólo este año, el último de su nefasto y lúgubre gobierno, con 2.3 billones de pesos –sí, 2.3 millones de millones de pesos- y utilizar a los pobres como carne de cañón.
Total, para eso son pobres, jodidos e ignorantes.
Son, lo ha dicho en reiteradas ocasiones, como sus mascotas, a las que “ni modo que mandes a buscar su comida”.
Por sí misma, Sheinbaum Pardo no podría ganar ni una elección de jefe de grupo en la secundaria.
¡Ah, pero con 922 mil millones de pesos que este año se repartirán en pensiones a adultos mayores, a madres solteras, a padres desempleados y a estudiantes de todos los niveles podría derrotar hasta a Joe Biden y Donald Trump juntos y ser la reina de la primavera!
La ayuda a los pobres, las becas, las pensiones tienen más un fin electoral que humanitario cuando él argumenta lo contrario, con su bananero lema de “primero los pobres”.
En su stand up mañanero de Palacio Nacional, el tabasqueño reconoció que la ayuda a los jodidos es por conveniencia, para comprar el voto.
“Ayudando a los pobres va uno a la segura, porque ya sabe que cuando se necesite defender, en este caso la transformación, se cuenta con el apoyo de ellos.
No así con sectores de clase media ni con los de arriba ni con los medios ni con la intelectualidad. Entonces no es un asunto personal, es un asunto de estrategia política”, dijo en enero de 2023.
Y esa frase lapidaria podría ser su fin el domingo próximo, porque el desencanto, el hartazgo sobre todo de la clase media, de los ciudadanos con estudios superiores y, por supuesto, la clase alta, que por supuesto cuenta, es innegable.
La deuda de 2.3 billones de pesos supera los 1.13 billones que cuesta este año el Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa), que se sigue pagando desde 1994.
Los 922 mil millones de pesos que López utilizará este año en 65 programas sociales son la cifra más alta en la historia de México.
De éstos, la Secretaría del Bienestar manejará 543 mil millones de pesos, cifra jamás vista para una dependencia y superior en 129 mil 300.7 millones de pesos, respecto a los 414 mil 632.3 millones de pesos de 2023.
Cabe recordar que 27 millones de mexicanos reciben cuando menos un programa de apoyo, de dinero regalado.
Basta señalar que en estos casi seis años se han destinado ¡2.7 billones de pesos! -2.7 millones de millones de pesos- a regalar para comprar el voto.
Sí, porque como dijo el obsesivo sujeto que cobra como titular del Ejecutivo y que presume austeridad pero vive en un palacio: ayudando a los pobres va uno a la segura.
Los programas más beneficiados son pensión para adultos mayores, Sembrando Vida y pensión para personas con discapacidad.
El dinero que se entrega a la población más vulnerable -eso está por verse, porque aunque un adulto mayor, por ejemplo, esté pensionado ya, recibe también el dinero procedente de la serie de recortes obsesivos en todas las oficinas de gobierno.
Con el argumento de la corrupción.
Por eso no hay ni ambulancias cuando se acude a un servicio médico público o hay que esperar hasta 24 horas para que un enfermo sea trasladado.
¡Ah, pero este año ya será un sistema de salud como el de Dinamarca!
O mejor.
EL VOTO DURO Y LAS CUENTAS
Hoy terminan las campañas.
Claudia Sheinbaum Pardo y Xóchitl Gálvez Ruiz llegan -el palero Jorge Álvarez Máynez no cuenta por farsante- en condiciones que sólo sus equipos conocen realmente, porque las encuestas -esas que dicen lo que quien las paga quiere oír- son tan diversas y tan absurdas y ridículas que no se debe creer en ellas.
Al menos no ciento por ciento.
Haga sus cuentas rápido y sencillo:
López Obrador tenía un voto duro, fiel, de 16 millones, obtenidos en 2006 y en 2012.
En 2018 tuvo esos votos, más 15.1 millones procedentes de la clase media, los ciudadanos con estudios universitarios y hasta de clase alta.
Hoy los ha perdido.
Ah, pero si usted es simpatizante de Xóchitl no eche las campanas al vuelo así de fácil, porque aquí entran, entonces, las pensiones y los programas sociales.
La antipática Sheinbaum Pardo no llegará, ni soñando, a los 31.1 millones de votos de Andrés Manuel, pero sí podría acercarse a los 28, compensando la pérdida de desilusionados y hartos de López Obrador con ¡bingo! las becas, los apoyos y el dinero que se regala.
Por su parte, el PAN, el PRI y el PRD, unidos hoy en la coalición Fuerza y Corazón por México, con Xóchitl como candidata, sumó en 2018 22 millones de votos, producto de 12.6 millones de Ricardo Anaya Cortés, candidato de PAN y PRD, así como 9.2 millones de José Antonio Meade, del PRI.
Una diferencia de 9 millones de votos… que son la clase media, los ciudadanos con estudios superiores y la clase alta.
¿Lo ve?
Esta elección debe ser cerrada, porque, además falta sumar a los indecisos, aquellos que no contestan por miedo, por timidez o porque no quieren y que integran el llamado voto oculto.
Asimismo, no hay que ignorar que 15 millones de jóvenes votarán por primera vez.
En concreto: es una elección o una reelección, porque López Obrador no sólo utiliza todo el aparato de Estado, sino que, de ganar Claudia, estará, sin duda, detrás del trono.
De imponerse la candidata a la que se le cayó el Metro, un resultado extraordinario para la oposición sería que la diferencia no fuese mayor a 5 puntos y ganar el Congreso federal, al menos tres de las nueve entidades en juego, principalmente la CDMX, así como alcaldías y Congreso en el Estado de México.
Vámonos: Ya sólo faltan cuatro meses para que termine este fracasado gobierno de López.
alberto.montoya@diahabil.com.mx @albermontmex