Francisco Gómez Maza
• El objetivo: desestabilizar la economía
• AMLO sí era un peligro, pero para ellos
De lo que se trata es de sembrar el miedo, la desconfianza, el pánico, entre la población desinformada, que resulta ser la consumidora, la de la clase media analfabeta funcional.
El objetivo es claro: desestabilizar la economía, disparar la carestía de los productos básicos y convencer de que hay desabasto real de bienes y servicios.
Y en esta táctica huachicolera juega un papel determinante la mediática conspiracionista – la prensa vendida y los “periodistas” al servicio de intereses extremistas -, a través de la cual los agentes subversivos difunden noticias falsas – fake news, como le denominan los comunicólogos anglófonos -, sean notas escritas o imágenes falseadas, como está ocurriendo en estos difíciles momentos de la vida mexicana.
Se publican, en medios desconocidos, y obviamente en las llamadas redes sociales – social networks – “posts” e imágenes que hablan de desabasto de alimentos aunado al asunto de la gasolina.
Al respecto, habrá usted notado que los medios televisivos, radiales y prensa escrita hablan de desabasto de gasolina, pero no aclaran que el gobierno tuvo que enfrentar una situación alarmante como es el multimillonario robo de gasolina tanto desde el interior de Petróleos Mexicanos como en los ductos que conducen el combustible a todo el país. Afortunadamente mucha gente ha entendido el problema y no ha caído en el miedo y el pánico.
La estrategia de los radicales es aprovechar el momento en que los consumidores de gasolina no pueden acceder fácilmente al combustible porque Pemex tiene dificultades de distribución a través de carros cisterna, ya que las tuberías están cerradas, para crear un ambiente de guerra, de escasez en todos los sectores de la economía, atacando exactamente lo que les duele a las clases medias desinformadas, e inclusive analfabetas funcionales: la oferta de productos básicos para la alimentación.
Esta situación ha llegado al extremo de que una empresa trasnacional ha tenido que salir a los grandes medios a aclarar que en los grandes supermercados no hay desabasto y pidió a su masiva clientela no realizar compras de pánico.
En efecto, este escribidor tuvo necesidad de hacer algunas compras en Walmart, el sábado pasado, y notó una extraordinaria afluencia de compradores que llevaban sus carritos a reventar y ni siquiera con productos básicos, sino principalmente con artículos que de ninguna manera son de primera necesidad.
Es sólo la influencia mediática lo que pone nerviosos a los consumidores y, al entrar en pánico, sufren una irrefrenable compulsión por comprar y comprar y comprar, quién sabe qué, pero menos la leche o las verduras, o la carne de res, o cualquier producto necesario para la vida misma. Igual aquellas personas que se van a la interminable cola de compradores de gasolina en cualquier estación de servicio. Tienen el tanque de su vehículo lleno hasta la tercera parte de su capacidad. Pues hacen la cola para llenar el tanque con el cuarto que les hace falta. Y luego, se quejan de desabasto. Un asunto que debe ser abordado por la sicología o la siquiatría.
Detrás de esta situación están los grupúsculos de reaccionarios, de políticos afectados en sus intereses, de neofascistas, e inclusive de intelectuales orgánicos, que se autocalifican de izquierda, pero cobran con la derecha, que nunca han querido al actual presidente encabezando el gobierno, y no aceptan que fueron derrotados por una inmensa mayoría que, en esta ocasión, no fue a las urnas por inercia, o porque le compraron el voto, sino porque ya estaba harta de la corrupción, de la simulación, del cinismo, de la impunidad de los gobernantes emanados del PRI y del PAN, responsables de la situación que estamos padeciendo actualmente por el multimillonario robo de gasolina. La verdad: los subversivos extremistas están enfermos.
Pero de peores situaciones hemos salido los mexicanos. Y hemos salido airosos.
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