Francisco Gómez Maza
• Amenazas de niño malcriado
• La economía colapsaría, Mr
¿Usted cree que la economía de los estados vecinos de México, en el corredor fronterizo, aguanten un cierre de puertas como con el que vuelve a amenazar Donald Trump? El que funge como presidente de los Estados Unidos vive en otro plano de conciencia, en el inconsciente. Con su amenaza se está dando un balazo en el pie derecho. Si estuviera en sus cinco sentidos ni él se lo creería.
Estados Unidos, sus habitantes de las zonas geográficas cercanas a la frontera, por lo menos, viven en una dependencia enfermiza de lo que les envía México, alimentos, motores, automotores, consultas médicas, hospitalización y, lo principal, lo más importante, drogas ilícitas. La demanda de productos mexicanos es muy amplia, Imagine qué harían los drogadictos, miles de drogadictos, sin su gramaje de cocaína o sin su carrujo de marihuana. Sencillamente mueren de desesperación. Entran en pánico.
Trump no sabe lo que dice. Asegura que para él es más importante la seguridad. Puede ser, pero no es cierto. Es una persona que vive en estado inconsciente desde que despierta hasta que puede conciliar el sueño, por la noche. Si es que puede conciliarlo. No piensan lo mismo los consumidores estadounidenses. Ellos necesitan ir a comprar los alimentos del día. Los empresarios y comerciantes estadounidenses, particularmente de las zonas fronterizas, entrarían en pánico. La economía de la zona sería un desgarriate. Los gringos no tendrían a quien venderle sus productos, maquinaria y equipo y materias primas para la industria mexicana asentada en los estados fronterizos.
Los mexicanos no tendrían a quien venderle sus automóviles fabricados por la pujante industria automotriz que se ha desarrollado en México, ni sus productos agropecuarios. Las vaquitas ya no cruzarían la frontera cargando en el lomo una marimbita chiapaneca. Sería la locura. Por eso es que digo que Trump habla porque su lengua no tiene huesos. No se controla. Y si no se controla, no tengo ni idea de cómo gobierna a su país y todavía quiere ser reelecto para un segundo periodo. No sabe el señor Trump hasta dónde la economía de Estados Unidos depende de la de México y viceversa. La frontera norte es simbiótica. No sólo es paso de migraciones forzadas que ahora no sólo están viniendo de Centroamérica, sino de muchas partes del mundo. Un verdadero problema para la zona mexicano estadounidense. No quiero ni pensar las broncas sociales que había en los tiempos en que la familia Trump se vino a asentar a terrenos estadounidenses.
La migración es una bronca, pero no es una bronca que no tenga solución. El mercado estadounidense da para más. Está necesitado de mano de obra para tareas que no les gusta hacer a los estadounidenses porque, según ellos, son denigrantes y no dejan buen dinero. Muchos prefieren dormir en las calles y agenciarse unos cuantos dimes para comprarse sus carrujitos o un sobresito. Con esto pasan el día alejados de una realidad lacerante, que sólo se puede sobrevivir en un mundo capitalista en donde cada quien se rasca como puede, en donde la solidaridad es una palabra totalmente desconocida, en donde la pobreza es una condenación para quienes son flojos y no quieren trabajar.
Así que, señor Trump, nunca vuelva a amenazar a los mexicanos con que va a cerrar la frontera y va a mandar a su guardia nacional. Los miles de migrantes de todos modos, esté usted o esté otro en la presidencia, van a entrar en territorio estadounidense y van a tener que legalizarlos. No son criminales. Son personas que huyen de la pobreza de sus países de origen y creen, equivocadamente, que los Estados Unidos son el paraíso en la Tierra. Basta con que el gobierno de López Obrador decida no hacerle el juego deteniendo y deportando migrantes, como lo hizo recientemente con un grupo de ciudadanos cubanos, que tenían todo el derecho de emigrar porque en su tierra se sentían desprotegidos hasta de la mano de Marx, que dios los abandonó desde hace mucho.