• Voto contra más medidas de austeridad para los pobres
• Tsipras fortalecido, va ahora a negociar con los acreedores
Furiosos deben de haber cerrado el fin de semana los líderes de la Unión Europea ante la manifestación del espíritu democrático de los griegos. Y más los dueños del Fondo Monetario Internacional y los barones de la usura bancaria internacional.
Renació la democracia en su lugar de nacimiento. Entre la Hélade y el Peloponeso. Revivieron los sabios y, desde el Ágora, dijeron su palabra verdadera: Nada con la explotación del hombre por el hombre. Nada con el Leviatán financiero que corroe las entrañas de los trabajadores. No al sufrimiento del pueblo para privilegiar a los detentadores del dinero.
Griegos: Un gran ejemplo para el mundo. Otra señal más de la decadencia del sistema.
El escrutinio parcial de los votos del referéndum, convocado por el gobierno de Alexis Tsipras, daba este domingo por la tarde una clara ventaja al ‘no’ a la propuesta de los socios europeos, medidas draconianas, austeridad para los débiles a cambio de migajas para seguir pagando una deuda que ya se ha pagado en muchas vueltas, como los abonos chiquitos de Salinas Pliego.
Los griegos enviaron con su voto a Europa un inequívoco mensaje contra la austeridad y por la soberanía popular y nacional.
Y es que, ante crisis de liquidez y dificultades para el pago de los intereses y los vencimientos de deuda externa de cualquier economía no poderosa, periférica, los grandes, los acreedores, apoyados por los organismos supranacionales, como el FMI, y en el caso por los grandes de la Unión Europea, con Alemania a la cabeza, lo primero que exigen del deudor es austeridad, pero para los trabajadores. Apretón de cinturón pero para los pobres, ya de por sí aplastados por la avaricia de los poderosos, de los grandes millonarios. Sólo así, fluyen los apoyos financieros para que el deudor pueda cumplir con sus obligaciones crediticias.
Así ha sido siempre el trato que los poderosos dan a los más débiles. Y las medidas del Fondo Monetario son draconianas. México tiene experiencia. Es un buen y gran ejemplo de la sevicia de los grandes dueños del Imperio. Lo hemos visto desde que los banqueros pudieron en jaque a los gobiernos mexicanos., apoyados por el Fondo. Austeridad es la primera receta. Pero austeridad no para los ricachones, sino para los trabajadores. Recortes, feos recortes al gasto público en sectores vulnerables; rebajas a los salarios, disminuciones presupuestales en materia de salud y educación.
La diferencia griega es que aquella nación eligió un gobierno popular, defensor de los trabajadores, que preguntó a la gente que hacía con la deuda que gobiernos irresponsables contrataron con la banca extranjera y que ya ha sido pagada con creces por el país.
Así, al momento de escribir esta nota, tarde dominical (entre México y Grecia hay ocho horas de diferencia) con más de la mitad de las papeletas escrutadas, un 61% de los votantes que participaron en el referéndum convocado hace una semana por el primer ministro, Alexis Tsipras, rechazaron la última propuesta de los socios europeos, que contemplaba una nueva tanda de recortes y ajustes.
Tras conocerse los primeros datos, el primer ministro convocó a una reunión de urgencia al gobernador del Banco de Grecia para instrumentar las primeras medidas de alivio a los bancos, tras una dramática semana de corralito y de control de capitales y con una economía al borde del colapso.
Pero con el resultado del referendum, Tsipras tiene ya toda la autoridad para negociar con los acreedores europeos. A los garantes de la Unión Europea no les queda de otra más que tratar a Grecia con pincitas. Grecia no se niega a pagar a sus acreedores. Lo que pide es una reestructuración de su deuda en términos humanos, justos, que no signifiquen el ahogamiento de los programas sociales. Vamos a esperar entonces que deciden los capitanes de la Unión Europea al inicio de semana. Tampoco tiene mucho sentido que Grecia sea separada del mundo del Euro.
Pero los banqueros son buenos negociantes. Si no, no serían negociantes. Y seguramente van a encontrar mecanismos de cobro que no les afecten y menos a los trabajadores griegos.
Por lo pronto, Alexis Tsipras aparece como el líder, apoyado por su pueblo, con el que tienen que negociar los acreedores. Esperamos que, al final del día, no ocurra lo que siempre ha ocurrido con México, donde por salvar a los grandes acreedores, los grandes bancos, el gobierno nacional tiene en la pobreza a millones de personas. Y tiene que andar organizando cruzadas sin sentido para dar atole con el dedo.
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