• Retoma el “Estado el control de la caja idiota
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Must offer es la obligación que tendrían, por ley, las empresas de televisión abierta de prestar sus canales a las empresas de televisión de paga, en forma gratuita. Must carry se refiere a la obligación que asumirían los operadores de televisión de paga de trasmitir las señales de la televisión abierta, con publicidad. Estas dos expresiones técnicas mantenían anoche, a alrededor de las 18.00, atorada la reforma constitucional en materia de telecomunicaciones.
El dictamen sobre reformas estaba prácticamente listo para pasar a segunda lectura en el Pleno. El 14 de marzo fue aprobado por mayoría en comisiones, tanto en lo general como en lo particular, pero en el alargamiento y la espera de un enjambre de periodistas que revoloteaban impacientes en la sala de prensa de San Lázaro, los diputados esperaban las órdenes del líder de la mayoría priísta, Manlio Fabio Beltrones, y del panista Luis Alberto Villarreal. Aureoles Conejo, pastor del PRD, se hacía chiquito teniendo que aceptar las condiciones del oficialismo. Más tarde mandaría a uno que otro diputado amarillo para hacer la pala de que el PRD no estaba de acuerdo con los contenidos torales de la reforma.
Pero además del Must offer y del Must carry, otro tema sensible no ponía de acuerdo a los coordinadores de las tres bancadas más influentes del congreso; hacía agua el tema de las radios comunitarias.
Al momento de redactar esta nota, aún no se tenía ni idea de que iría a ocurrir en ese asunto de primerísimo interés, no para las grandes empresas que manejan a su arbitrio la radio, la televisión, la internet, etcétera, sino para los pueblos y comunidades populares, rurales, indígenas organizaciones de activistas sociales en defensa de sus derechos, que el pasado reciente han sido perseguidas, reprimidas y encarceladas por el sólo hecho de manejar un medio de comunicación como una estación de radio de corto alcance, pero necesario para expresar sus sentimientos y aspiraciones económicas y sociales. Su libertad, pues. No se supo anoche, pero se sabrá hoy cuando la oficina de prensa de la Cámara distribuya el texto de la reforma.
Avanzada la noche, los diputados, luego de un faramalla de intervenciones de izquierdistas, centristas y derechistas, la reforma debió ser aprobada, con lo que el presidente Peña Nieto se alzaría como el ganador en su estrategia de sentar las bases constitucionales y legales para que el PRI nunca vuelva a ser desplazado del poder y menos de la residencia presidencial de Los Pinos. Y asuma el poder, ese sí poder, de las telecomunicaciones, de la televisión, sobre todo. Y más de la de paga.
Por órdenes de los titiriteros de la Cámara de Diputados, el pleno alargaba y alargaba el tiempo, mientras las negociaciones en lo oscurito continuaban en torno a alrededor de 18 reservas de las principales bancadas y la telebancada, que defiende los intereses de los Salinas Pliego, de los Azcárraga Jean y de los inefables Slim Helu, que veían el retorno de la Soberanía del Estado en materia de telecomunicaciones, en la práctica la total soberanía del presidente de la república.
Una sesión del Pleno iniciada poco después de las 11:00, se prolongó hasta que los titiriteros de los grupos parlamentarios consensaron el mayor número de reservas al documento, enviado el pasado 11 de marzo por el Ejecutivo federal, con el aval de los dirigentes nacionales y coordinadores parlamentarios del PRI, PAN, PRD y PVEM. Por fin, el diputado Julio César Moreno (PRD), presidente de la Comisión de Puntos Constitucionales, “subió” el dictamen al debate. A las 20:05 más o menos comenzó el desfile de defensores y detractores de la reforma, pero Análisis a Fondo no podía esperar al fin de la discusión, que al fin de cuentas, para beneplácito de priístas y panistas, para malestar de los grandes empresarios y de algunos perredistas y de las izquierdas chiquitas, anoche tendría que haber habido reforma, para beneplácito del “Estado”, o mejor dicho para satisfacción de Peña Nieto, quien ha venido fortaleciéndose a velocidad vertiginosa, en función del Pacto por México en donde juntó a tirios y troyanos: los maderos, los sambranos, los aureoles, los villarreales, y me temo que hasta los Azcárraga y Salinas, que vuelven a ser “soldados del presidente”, como lo fue el Tigre Emilio Azcárraga Milmo.
fgomez@analisisafondo.com