Francisco Gómez Maza
• AMLO, peligro para el sistema financiero
• Hay que meterlo al orden, diría Friedman
El problema de López Obrador con el sistema financiero occidental es grave. El gobierno del tabasqueño aplica un modelo de política económica que en innumerables ocasiones choca frontalmente con el modelo del capitalismo de casino que impera en el occidente cristiano. Es proclive, simpatizante, de las viejas economías planificadas, que aún tienen simpatizantes, en especial Rusia y la República Popular China. Así que a nadie debe de sorprenderse de que Fitch repruebe a Pemex como empresa, presuntamente emproblemada y dañada en su capacidad de pago a las instituciones financieras internacionales y a su viabilidad para promover grandes inversiones privadas.
Eso hacen esas fantasmagóricas empresas calificadoras. Son como los perros guardianes de las relaciones de producción del sistema economicista de libre cambio que impera en el mundo y que rechaza totalmente cualquier intento popular de cambiar de modelo, como está ocurriendo ahora con Venezuela, en donde la Casa Blanca está subvirtiendo el orden establecido que pretende la instauración del socialismo en aquella república bolivariana, como bolivariana es Colombia y otros estados sudamericanos.
López Obrador está convencido de que la empresa petrolera nacional, destruida por la política económica de mercado de compra venta de chiles y cebollas, puesta en práctica por los gobiernos del PAN y del PRI, basadas en el latrocinio, está recuperando su economía gracias a la recuperación de inmensas cantidades de gasolina y petróleo crudo robados por el crimen organizado, de adentro de la empresa y de su sindicato y de afuera. Los ya famosos huachicoleros.
Pero Fitch no piensa igual porque es un agente de ese decadente neoliberalismo – la religión del vacío utilitarista – que ya no funciona en ninguna economía capitalista, precapitalista, neocapitalista, mercantilista, vende chicles, etc.
Explicablemente, pues, las empresas calificadoras reprobarán el modelo lopezobradorista, aunque pudiera ser más eficiente para atraer inversiones y repartir más equitativamente los bienes de la naturaleza y el ingreso. No importa. Cualquier calificadora de “prestigio” en el mundo de las alfombras rojas del sistema financiero imperial reprobará o, para que nadie chille, otorgará el beneficio de la duda, como lo hizo la otra calificadora, creo que es Moody’s. Así que, el nuevo gobierno, o se alínea o se alínea, de acuerdo con los intelectuales de esa farsa histórica que es el sistema capitalista, que dice que primero hay que acumular en pocas manos, para después repartir la riqueza entre todos. Si chucha. Llevamos muchos años desde la revolución industrial y los muy ricos sólo se dedican a acumular.
Las calificadoras de riesgo son sociedades anónimas constituidas con el objetivo exclusivo de calificar valores mobiliarios y otros riesgos (bonos soberanos, empresas entre otros). Esta figura se introdujo en el mercado de capitales con el objetivo de facilitar la toma de decisiones por parte de los inversores.
Las sociedades de calificación de riesgo tienen sus propios sistemas y metodologías de calificación, que deben ser aprobados por la comisión nacional de valores o ente similar. Por lo general todas usan un sistema estándar a nivel internacional.
Así, un título calificado como “AAA” representa la máxima calidad crediticia y, en el otro extremo, una nota “D” representa a los títulos en situación de incumplimiento (default).
Entre estos dos extremos, las calificaciones se dividen a su vez en dos subgrupos o categorías: los títulos calificados desde AAA hasta BBB – se consideran “grado de inversión” o “investment grade”, en tanto los calificados entre BB y C son emisiones “grado especulativo” o “non investment grade”. Por último, se utiliza la letra E cuando la calificación no se puede emitir por falta de información, o la misma es insuficiente. Así que ya te fregates. Si quieres cambiar de modelo, de uno atracadoramente neoliberal a uno que distribuya más equitativamente la riqueza, manda al carajo a las calificadoras. Pero atente a las consecuencias. Te puede ocurrir lo que le está ocurriendo a Venezuela. Claro, los adoradores del becerro de oro no estarán de acuerdo conmigo. Pero mis amigos seguirán siéndolo.
analisisafondo@gmail.com