• El marco legal del nuevo Pemex marcha en las cámaras
• Arranca ronda de comparecencias en la de diputados
Aquí y en China, en Cuba o en la Rusia de Putin, contratos de utilidad compartida y contratos de utilidad y producción compartidas quieren decir privatización. Por qué entonces tenerle miedo a las palabras. Éstas son la expresión del ser, del pensar y del hacer. Punto.
Por qué insistir en que Petróleos Mexicanos no se vende. Claro que se vende. Es una mercancía como los conceptos de dios son para las grandes religiones. Como lo es la virgen de Guadalupe o san Judas Tadeo para la arquidiócesis primada. Una mercancía.
Y si dios es una mercancía, cuantimás el petróleo, una herencia que le escrituró el diablo a los mexicanos y a todos los pueblos petroleros del mundo. Y los de la izquierda lo tienen que aceptar, aunque hagan todas las consultas populares que no les autorice la Suprema. Así de crudo es el negocio del crudo.
En estos tiempos, en los que reina el poder del libre mercado hasta en la China “comunista” o en la Cuba socialista, nadie, ni el más reaccionario “revolucionario” de cualquier resabio comunista, puede llamarse a engaño.
Lo que prima en las relaciones de producción en el mundo, y por qué no en México, son las leyes del mercado. La oferta y la demanda. Que les llame yo “las leyes de la necesidad y del abuso” es otro cantar. Es mi problema y el de los que ponen por delante la necesidad. Es como organizar una gran manifestación en las avenidas que confluyen al centro histórico de ciudad de México. Pueden los descontentos desgañitarse, parar el tránsito de vehículos, que los únicos afectados son los ciudadanos que van a su trabajo, o que andan en la calle por equis o zeta motivos, inclusive pajareando. Al gobierno le importan un bledo las tales manifestaciones.
De que el entramado legal quedará listo pronto – antes de que se oculte la última luna de junio – para que inversionistas particulares, locales y extraños (estos segundos son los más codiciados por el gobierno mexicano), puedan ser socios en Petróleos Mexicanos, en la exploración, extracción, producción, transformación y distribución del petróleo, no hay la menor duda. Toda la actividad legislativa que se está bordando en torno al asunto es sólo el adorno.
Por lo menos eso es lo que indica la seguridad con la que el subsecretario de ingresos, Miguel Messmacher, manejó su intervención al comparecer, este jueves, ante las comisiones unidas de Energía y de Hacienda y Crédito Público de la Cámara de Diputados. Los diputados le plantearon infinidad de interrogantes, pero sólo para que quedara constancia en la Gaceta Parlamentaria de la Cámara de Diputados. Lo demás es lo de menos.
Messmacher habló alto y claro. Como canta el gallo que me despierta todos los días al despuntar el alba. La suerte está echada. La Constitución está reformada en lo que a los negocios que se pueden hacer con los bienes del subsuelo de esta lopezvelardiana suave patria se trata.
No lo dijo con las palabras adecuadas. Pero eso es: Se privatizará Pemex mediante la participación de los inversionistas particulares en esas dos figuras, sinónimos de privatización: contratos de utilidad compartida y contratos de utilidad y producción compartida. Que eso es lo que hace el gobierno de Cuba, por ejemplo, o el de Dilma Russeff en el futbolero y mundialista Brasil. De lo que se está hablando ahora es del cómo y en qué condiciones participarán los nuevos socios del hasta ahora monopolio estatal.
Y qué más da que el joven funcionario, que ya pinta canas, haya aclarado que los tales contratos se firmarán mediante licitación pública y con transmisiones en vivo a través del Canal del Congreso. La verdad es que sería más económico y más productivo, y más competitivo, que se expusiera la propiedad de la petrolera al juego de la oferta y la demanda del mercado bursátil, tanto aquí como en todas las bolsas de valores del mundo.
La comparecencia, tanto de Messmacher como el procurador fiscal, Javier Laynez Potisek, fue organizada por la Cámara de Diputados dentro de un calendario de consultas que se repetirá el 12, 17, 18 y 19 de este junio en el Palacio Legislativo, sesiones a las que está programado que asistan funcionarios y expertos en materia hacendaria que mucho tiene de fiscal la operación petróleo.
En el Senado, por cierto a propuesta del PAN (que dicen que no condicionó esta reforma a la electoral), las mesas directivas de las comisiones de Energía y Estudios Legislativos Primera aprobaron modificar el calendario para discutir las leyes secundarias de esta reforma energética, del 10 al 23 de junio, en lugar del 6 al 17, como se aprobó la semana pasada.
Así, tenga seguro que las leyes secundarias serán aprobadas antes del 30 de junio, como lo tienen previsto los líderes del Congreso.
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