• Todo está consumado; ya hay un nuevo Pemex
• ¿Podemos ya ser una gran potencia mundial?
José González Morfín fue contundente. Los diputados cumplieron con su tarea en aprobar las leyes secundarias, que normarán la reforma en materia de energía.
Los senadores estaban discutiendo los cambios que San Lázaro le hizo a los dictámenes, y a más tardar, entre las altas horas de la madrugada de este miércoles, tendría que haber concluido el proceso, Y enviar los dictámenes al Ejecutivo para su promulgación.
Sólo faltaban este martes dos dictámenes relativos a las cuestiones hacendarias – ingresos y gastos -, porque el resto relacionado con el plan de negocios de las empresas energéticas estaba ya ayer en manos del poder ejecutivo.
Los perredistas hicieron su último acto de protesta, en el patio del Senado. La bancada del PRD desplegó la leyenda: ‘México no los perdonará’, dirigida a PRI y PAN; verán a la mayoría real en la consulta popular, como lo reiteró el senador Miguel Barbosa.
Pero diputados y senadores priístas y panistas ni los vieron ni los oyeron. Ellos están más que convencidos de que hicieron el trabajo que México exige. Abrir la economía, a través de la apertura de puertas de Petróleos Mexicanos y de la Comisión Federal de Electricidad, al capital privado nacional o extranjero, de acuerdo con los usos y costumbres de un capitalismo económico que se todavía niega a aceptar el fin de la historia.
Los esfuerzos sobrehumanos que realizaron los diputados, y aún no acaban de concluir los senadores, fueron desgastantes para ellos, aunque no hubiera bono de por medio para que hicieran una tarea a modo del poder Ejecutivo. Fueron horas y horas de trabajo, prácticamente sin descanso. Y hubo una víctima fatal. La diputada por Coahuila, Irma Elizondo, cuyo cadáver fue hallado en el departamento donde vivía mientras estaba en la capital del país por razones de su responsabilidad como legisladora.
Pero tales esfuerzos rindieron sus frutos. Pemex ya tiene nuevas opciones. Atrás quedó, en el basurero de la historia, la expropiación decretada hace poco más de 75 años (1938) por el general Lázaro Cárdenas del Río. A partir de ahora veremos caras nuevas en los negocios de la empresa. Esperamos que traigan muchos dólares, porque si no lo hacen ni Pemex ni la Comisión Federal de Electricidad van a modernizarse, ni van a poder competir con los grandes pulpos generadores de energía en el mundo.
Ya lo advertimos en pasadas entregas. La economía mexicana requiere de, cuando menos, unos 350 mil millones de dólares (Carlos Sin dixit) para crecer cuando mucho al 5 por ciento. Y cuán lejos estamos de esas metas.
Los diputados y los senadores aprobaron ya las leyes. Ahora, le toca al presidente Enrique Peña Nieto desplegar toda su imaginación para ponerlas en práctica. Por lo pronto, no se ven resultados de las reformas estructurales, la educativa, la laboral, ni mucho menos por supuesto de la de telecomunicaciones. Es muy temprano, podría usted argumentar.
Pero la tarea se antoja muy cuesta arriba. Analistas de la revista Forbes acaban de concluir que, pese a las condiciones de relativa estabilidad y, hasta cierto punto favorables, de la economía global, la administración de Enrique Peña Nieto no sólo rompió una trayectoria de tres años de auge económico, sino que estancó el crecimiento del país por abajo de las estimaciones y promesas oficiales.
Y pese al optimismo de los economistas y analistas de Hacienda, la economía marcha a troche moche. O no marcha. Y todo depende del Presidente de la República. Y así es. Lo dijo claramente González Morfín:
“Como lo he dicho en otras ocasiones, la implementación, la puesta en práctica, están en manos del Ejecutivo. Creo que el Ejecutivo tiene hoy las reformas que quería, y creo que el Legislativo cumplió con esto. Ahora, el tema de la implementación queda en sus manos”.
Y si no, que la patria se lo demande.
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